Capitulo 5

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Kal

Los lycan, seres que habitaban el bosque desde antes de las bestias y los hombres, Kal era un lycan y uno de los más fuertes.
Su padre y madre eran lycan, fue criado como uno, de manera salvaje en cierta forma, más el cariño nunca faltó su madre lo amó fuertemente y lo protegía cual lobo a su cría, su padre siempre fue fuerte era el encargado de proteger a la manada a su clan.

Una noche cuando él apenas era un joven lycán las bestias acecharon a su clan, fueron rodeados en cuestión de segundos pocas de ellas no eran gran problema pero al parecer esta se habían puesto de acuerdo puesto que era una manada de cientos de bestias, en el clan eran pocos pero eran fuertes más en cambio aquel número no podía ser pasado por simple fuerza, pelearon, pelearon incluso con miembros del sersenados, pelearon con heridas mortales, pelearon cuando ya no era nada más que cadaveres.

Todos se unieron a aquella feroz batalla la cual sería la ultima de su clan, su madre lo escondió a él y a su prima, fueron escondidos en un pozo viejo, el cual con una cubierta de ramas y pasto cubrieron el único hueco por donde entraba luz no podían arriesgarse a ser vistos. Su madre le había recordado que no debía quitar aquella cubierta y sin más se fue.

Aquella batalla duró horas, su clan no era débil, pero fue masacrado, no se enteró hasta después de unos días, cuando intentaron quitar la cubierta y resbalaron rompiendo la única forma de salir, Kal consolaba a su prima puesto que llevaban días sin comer y tenía mucha hambre, constantemente gritaba por auxilio, le dolía la garganta sentía que ya no podría salir su voz pero no se rindió y siguió pidiendo ayuda, intentó escalar por aquellas paredes llenas de moho, cayó múltiples veces lastimándose y provocándose lesiones algo serias, lo intentó por días, hasta que simplemente ya no pudo más. Era el quinto día y su pequeña prima estaba débil, no habían comido nada habían sobrevivido con las pocas gotas de agua que caían, estaban débiles cansados con sueño y hambre, con su último esfuerzo gritó fuertemente tanto que sintió Cómo se desgarraban sus cuerdas vocales, tenía esperanza en que aquel grito fuera escuchado por algún lycan cercano, el cansancio terminó por agotarlo haciendo que este se desmayara, antes de cerrar sus ojos en lo que creyó que sería su último sueño con la vista nublada logró divisar la silueta de un hombre, pero sin fuerzas terminó rendido en su intento de quedar consciente sintió como era sostenido, se sentía cálido, por primera vez en días se sintió salvo y se permitió cerrar los ojos.

Había despertado en una caballa en un claro de bosque, se podría decir que era bastante elegante, pero con un toque rústico, a comparación de cómo vivía anteriormente era bastante lujoso aunque notó algo que lo puso nervioso y lo hizo pararse de golpe, aquella casa no olía lycan, el olor que abundaba era de un humano.

Por regla entre su especie no se acercaban a los humanos los consideraban seres débiles y crueles, que solo les interesaban ellos mismos y no veían por el bien ajeno, ellos al ser lycan eran protectores con los suyos cuidaban el bienestar de todos pero los humanos no eran así buscaban el mal y su propio beneficio.

Kal pese a estar mareado y cansado comenzó a buscar a su pequeña prima con desesperación, podía olerla seguía con vida solo que aquella casa era demasiado grande y encontrarla sería un problema entre tantas habitaciones. Comenzó a explorar la en silencio puesto que no sabía que humanos los hubiera recogido, no tenía la certeza que fuera bueno o malo.

Había llegado a una enorme biblioteca jamás había visto tantos libros en su vida, debido a estar distraído contemplando los estantes no notó que había un hombre sentado en un pequeño sillón que se encontraba en la habitación, este inmediatamente dejó salir sus garras y tomó una posición defensiva, todo le dolía, hacer aquellos movimientos bruscos era doloroso.

-La Bestia en el Bosque- Where stories live. Discover now