¿𝙍𝘼𝙉𝙈𝘼 𝙏𝙄𝙀𝙉𝙀 𝙐𝙉 𝙃𝙀𝙍𝙈𝘼𝙉𝙊?

• 𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒•

Ryoga y la carta de amor

Tokio. Finalmente había llegado. Nerima, la ciudad donde vivía el amor de su vida... Akane. Ryoga Hibiki se encontraba de pie sobre un tejado, contemplando el atardecer mientras sus pensamientos se llenaban de esperanza.

-Si tan solo ella pudiera verme más allá de P-chan... -murmuró-. Pero esta vez todo será diferente. Le confesaré mi amor. Seremos felices... sí, esta vez lo lograré.

Con decisión, Ryoga saltó del tejado, aunque la duda pronto se instaló en su mente.

¿Cómo debería declararme? ¿Debería gritarlo sin más?

-¡TE AMO! -gritó con fuerza, imaginando a Akane frente a él.

Pero no estaba solo.

-Gracias... pero no eres mi tipo -respondió una voz femenina a su derecha.

Ryoga se congeló. Giró lentamente y se encontró con una chica desconocida, que lo miraba con una ceja levantada y el ceño ligeramente fruncido.

-L-lo siento... estaba practicando... -dijo, avergonzado, rascándose la nuca.

-Entonces, perdón por interrumpirte -respondió ella con tono neutral, y pasó junto a él para marcharse.

Ryoga la siguió con la mirada. "Qué chica tan rara... pero... es linda", pensó sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta. Al notarlo, se sonrojó violentamente y se dio una palmada mental.

-¡¿Qué estás pensando, Ryoga Hibiki?! ¡Tu corazón le pertenece a Akane!... Y hoy, ella lo sabrá.

Determinado, se dirigió a la casa de los Tendo. Por supuesto, no sin uno que otro tropiezo en el camino. Su sentido de la orientación, como de costumbre, no lo ayudó en nada. Aun así, tres días más tarde -aunque para él fue solo un desvío menor-, llegó finalmente al destino.

-¡Al fin llegué! -exclamó antes de desplomarse frente al portón de la casa.

-¿Dónde estoy...? -balbuceó al recuperar la conciencia.

-Qué bien, ya despertaste -dijo Kasumi con una sonrisa amable-. Tranquilo, Ranma te encontró fuera de la casa.

-¿En serio? -Ryoga se incorporó como un resorte, nervioso-. Lo siento mucho, no quería causar molestias...

-No te preocupes, Ryoga. Tú no eres ninguna molestia -le aseguró Akane con suavidad.

-Si quieres, puedes quedarte por hoy, muchacho -añadió Soun Tendo-. Así podrás descansar.

-¡Genial! -intervino Ranma-. Así tendremos tiempo de entrenar, P-chan.

-¡¿A quién llamas P-chan?! -rugió Ryoga, indignado, mientras Ranma soltaba una carcajada burlona.

Justo en ese momento, la puerta principal se abrió.

-Yuki ya llegó -anunció Kasumi.

-¿Quién es Yuki...? -preguntó Ryoga, extrañado.

-Es cierto, aún no la conoces -dijo Ranma, cruzándose de brazos.

Los pasos se acercaron por el pasillo. Ryoga levantó la mirada... y se quedó boquiabierto. La chica que lo había humillado con aquella respuesta seca estaba frente a él nuevamente.

-¿Tú? ¿Otra vez tú? -dijo Yuki con el mismo rostro apático.

-Ho-hola... tú eres la chica del otro día, ¿verdad?

-¿Ya se conocían? -preguntó Ranma, curioso.

-Sí. Algo así... -respondió ella sin mucho interés.