Sutil fragancia

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Kinn

La primera vez que lo percibí con mayor intensidad fue esa noche, esa en la que Porsche se embriagó durante su primera misión y me dieron una paliza. Aun me irrita el comportamiento irresponsable que mostró en esa ocasión, así que recuerdo vívidamente cuando lo sujeté de la camisa con la airada intención de golpearlo tras su burla a mis reclamos por la afrenta hecha, y, terminamos cayendo en el sofá mientras el idiota se quedó inconsciente sobre mí. En ese momento, mi reacción instintiva fue querer patearlo lejos y casi lo hice, pero mi cuerpo se congeló cuando un dulce aroma se filtró en mi nariz.

Es ese olor, otra vez.        

Llevaba meses sintiendo una sutil fragancia que llegaba a mis fosas nasales de forma inadvertida y desde una fuente desconocida. Al principio no le tomé importancia, sin embargo, con el pasar de los días y la constante aparición de aquel aroma delicado mi instinto de alfa empezó a inquietarse. Comencé a prestar mayor atención al entorno una vez que mi nariz detectaba la aparición de aquella esencia escurridiza, que, así como aparecía rápidamente se disipaba, dejando un cosquilleo en mis narinas.

Era frustrante.

Mi búsqueda había sido infructuosa hasta ese momento, cuando el olor que tanto perseguía se hizo tan vívido ante la cercanía de Porsche, quien yacía tumbado sobre mí. Me quedé mirándolo durante unos segundos con total incredulidad, pues ¿ese olor podría pertenecerle a un beta? ¡Imposible! Los betas no producen feromonas, y en el caso hipotético de que fuera alfa, el hedor de sus feromonas me generaría rechazo, no atracción.

Con esos pensamientos martillando mi cabeza intenté acercarme más a él para olerlo mejor, entonces Big y Ken entraron repentinamente y me vi obligado a apartarlo e indicarles que se lo llevaran. La duda solo aumentó cuando el olor desapareció una vez que Porsche fue arrastrado fuera de mi habitación.

Acaso, ¿Porsche podría ser un omega? 

Sin esperar más tiempo tomé mi tableta y busqué elarchivo personal de Porsche centrando mi completa atención en su registromédico. "Beta", decía. 

La incongruencia de la situación recién vivida me era una total incógnita. Ni siquiera era posible que se tratara de un error en la certificación de género, pues es un documento actualizado hecho por el equipo médico encargado de los guardaespaldas de la familia y coincidía con el que Porsche había presentado. Entonces, ¿Qué era ese olor?

Los días posteriores presté mayor cuidado a los momentos en los que el fragante olor aparecía y todos coincidieron con la presencia de Porsche. No había duda, ese dulce perfume venia de él.

Descubrir aquello me hizo más daño que bien, porque un extraño sentimiento empezó a formarse en mis entrañas. Había algo construyéndose ahí dentro que me negaba a liberar. Con pánico entendí lo que era, y lo reprimí con ira. Una estúpida decisión que solo provocó que mi hostilidad hacia Porsche aumentara a un máximo insano; parecía odiarlo cuando la verdad era que me moría por clavar mis dientes en su cuello sedoso, para probar si su piel amielada era tan dulce como parecía... ¡uf! Esto era peligroso.

Rastro fraganteKde žijí příběhy. Začni objevovat