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Ultimo Die Pacis

        Ese verano había sido el mejor de muchos para Adhara Black

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        Ese verano había sido el mejor de muchos para Adhara Black. La emoción de la Copa de Quidditch y la mudanza oficial de Remus Lupin a la mansión Abaddon habían hecho que todo fuera perfecto. Y, como si las cosas no pudieran mejorar, mantenía constante correspondencia con su tío, Sirius Black. El mismo que era considerado un prófugo por un crimen que no había cometido. Este siempre se aseguraba de contarle sobre sus años en Hogwarts, preguntarle como estaba, y mandarle pequeños obsequios; Adhara atesoraba todo como la mayor de las riquezas.

Era maravilloso como la princesa de Slytherin había pasado de ser la fría heredera que no mostraba sentimientos, a ser alguien a quien ya no se le temiera realmente.

Suaves golpes en su puerta le alertan de la entrada del elfo de los Abaddon, Bonko, quien le hace una pequeña reverencia antes de hablarle.

— Ama Black, ¿tiene todo listo para bajarlo?

Dándole una última mirada a todas sus cosas, Adhara asiente agarrando su varita antes de salir de la habitación, agradeciéndole al elfo antes de salir.

Eleena y Remus se encontraban en el comedor ya desayunando cuando ella entró, sacándole grandes sonrisas a ambos. La mayor de ojos claros recibió con gusto el beso en la mejilla que depositó su hija, igual que Remus, antes de que esta se sentara junto a la mayor, frente al hombre lobo, para desayunar.

— ¿Lista para otro año más en Hogwarts, Adha?

Tomando un poco de su desayuno, Adhara asiente con una pequeña sonrisa.

— Emocionada por la copa de quidditch, si soy sincera.

Lo que no dijo es que también me emocionaba ver a cierto Gryffindor. Harry Potter, el chico de oro de Gryffindor. Honestamente, Adhara pensaba que luego de lo que le había dicho el año pasado iba a buscar alejarse. Pero el adolescente se había acercado a ella y disculpado por sus hirientes palabras. Y aunque Adhara sabía que había sido por el sermón que le había dado su tío, la castaña las había aceptado con la mejor de las sonrisas mientras su corazón latía con fuerza en su pecho.

Remus compartió una mirada con Eleena. Ambos habían notado el pequeño rubor que cubrió las mejillas de la castaña y no les costó saber a quien se debía. A ambos les parecía irónico como su Adhara había terminado enamorada de Harry Potter desde su primer año, a pesar que el no mostraba el más mínimo interés. Les recordaba a James con Lily y, hasta incluso, a Eleena con Regulus.

Aunque Eleena temía que este año no sería como los otros. Su mirada verdosa se posó en su brazo izquierdo donde se encontraba escondida la marca tenebrosa que lucia como una asquerosa quemadura. Estaba aterrada, tenía un mal presentimiento.

— Aunque no entiendo por qué debía empacar todo desde ahora, faltan dos semanas para comenzar clases.

— Porque vas a pasar las últimas semanas con los Malfoy. Así me aseguro que no olvides nada para cuando mande tus cosas. ¿Ya empacaste para la final de Quidditch?

𝐕𝐨𝐢𝐝 ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora