33 | «Luz roja»

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—¿Tu apoyo a cambio de mi salud mental? —uso el tono más calmado que puedo porque no quiero que volvamos a pelear—. Porque ambas sabemos que si volvía aquí, que si te contaba la verdadera razón por la que Eri y yo nos marchamos de nuestro apartamento me lo restregarías en la cara hasta que otra vez estuviera lejos de ti. Porque eso haces, mamá. Eres buena, lo eres, en serio, eres una buena madre... pero hay veces, a veces las cosas que dices lastiman y estoy cansada de ser tu diana de tiros. Desde que papá falleció ha sido así y siento que ya es momento de que te detengas.

Me mira con las cejas alzadas y la mandíbula colgándole por el piso.

—Sé que fue dificil para ti, sé que temes que yo también me vaya, pero no voy a hacerlo, mamá...

—Tu padre, él...

—Sí, papá murió, pero yo sigo aquí y también tuve que pasar por ello. Sola. Completamente sola, mamá, porque tu... ambas sabemos como estabas.

Eri me ayudó, Uriel también, Chris e incluso Joako, pero ella, ella solo le echó leña al fuego en el que ardía y por más que intente convencerme de que estuvo ahí para mi, no lo hizo. Por más que mi mente busque en mis recuerdos alguna imagen de ella, no habrá ninguna, porque se la pasó llorando por los rincones  y a mi me tocó cuidar de Laura para que ella no acabara igual de rota que nosotras dos.

—No podía venir contigo y Liam... él nos lo ofreció. Liam me ama, mamá, sabes que lo hace desde hace mucho, fuiste testigo de ello... ¿Por qué no lo quieres ver?

No sé en qué momento ha comenzado a llorar, pero ya tiene el rostro rojo como un tomate.

—Sé que te ama, hija, créeme que lo sé, lo veo en la forma en que te mira, en como te habla, hasta en como su cuerpo reacciona cuando se acerca a ti. Lo sé, Samantha.

—¿Cuál es el problema entonces? No te preocupa que podamos ser una molestia para Liam, hay algo más, tiene que haber algo más...

—Me preocupas tu —suelta casi que en un grito—. Eres tu la que me preocupa, la vida que él lleva no es para cualquiera... 

—¿Qué tiene de malo su vida, mamá? —ahora mismo me siento atacada y como tal con la necesidad latente de defenderme—. Lo conoces desde que no tiene nada... sabes por toda la mierda que pasó y aún así sigue siendo igual de bueno que cuando era un adolescente con miles de problemas abrumándolo.

—Por eso mismo, nadie pasa por tanto y sale intacto. Todo deja secuelas y todavía no sabes cuales son las de él, ¿Qué tal si ante una pelea reacciona como su padre? ¿Qué tal si te golpea? ¿Qué harás si un día te acorrala contra una pared sin dejarte salida? Dímelo, Samantha, dímelo.

—Liam no va a hacer eso.

—No lo sabes. Hace menos de tres meses tenías una vida estable, tenías una relación, un grupo de amigos enorme con el que salías fin de semana por medio, un futuro planeado y ahora... ahora estás con él y no tienes nada más que eso.

Niego con la cabeza, mi corazón latiendo tan fuerte que juro que en cualquier segundo va a salirse de mi pecho.

—Era todo falso, mamá. ¿Mi vida estable? ¡Estaba siendo consumida por el estrés! ¿Mi relación? Gracias al cielo salí de ahí. No sabes ni la mitad del infierno que pasé con Joaquín. ¿Mi grupo de amigos? Siempre fueron Eri, Uri y Chris, los demás eran los amigos drogadictos de Joaquín. El futuro que tenía planeado... se hizo cenizas en segundos, no quiero nada de eso, ya no más, no sé siquiera si alguna vez quise algo de eso realmente.

—Déjame adivinar... ¿Lo quieres a él?

—Sí, quiero a Liam y él a mi.

—¿Cuánto les va a durar el amor? ¿Hasta que lo descubras en la cama con alguna actriz o con alguna de sus asistentes? ¿O hasta que le de una rabieta de celos como a su padre y te lance lo primero que tenga a su alcance?

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now