Capítulo 3

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VIOLETTA

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VIOLETTA

—Hola, Violetta, ¿cómo estás? —Pongo los ojos en blanco cuando veo a Laura parada en mi puerta por décima vez esta semana, trae la misma caja de chocolates con una nota y otra prueba de embarazo. Ya completé diez y solo hace seis días que no veo a Izan para hablarlo de nuevo—. ¿De casualidad no está Marina contigo?

—Está en el kínder. —Tomo la caja—. No ha de tardar en llegar, ¿quieres entrar para esperarla?

—Vaya, es la primera vez que me invitas a pasar, ¿eso es bueno?

—No hagas que me arrepienta, lo hago porque estoy aburrida, hoy me echaron del centro comercial donde tomaba fotos y no tengo nada interesante qué hacer más que deprimirme.

Laura se lamenta. Entra y se sienta en el sofá. Yo acomodo en mi mesita la caja de chocolates junto a las demás que Izan me ha mandado con ella o con Marina.

—¿No te has hecho ninguna prueba?

Le niego mientras me siento frente a ella y tomo un chocolate para comérmelo.

—No, ni he leído las notas, además, este es el primer chocolate que como. —Le muestro la envoltura antes de ponerla en la mesa, llevarme el chocolate a la boca y luego tomar una nota para leerla.

"Aceptaré todas tus condiciones. -Izan" dice. Yo hago una mueca antes de suspirar.

—Izan es muy perseverante, pero también respeta la negación. Aunque, bueno, en este caso, la posibilidad de que tengas a su hijo lo tiene entre la espada y la pared, quiere insistir, pero eres su nuevo miedo desbloqueado. —Se ríe y toma un chocolate.

—Dímelo a mí, he tenido los meses más difíciles de mi vida y existe la posibilidad de estar embarazada de alguien que no conozco, al menos tú y Marina han salido ganando aquí.

—¿Qué gané? —Entra Marina, mostrándonos ahora su mandil y su cabello llenos de diamantina azul.

—Una maravillosa novia, sirenita: yo.

—No soy tu novia, rubia. —Le saca la lengua a Laura, pero aun así sonríe—. ¿Están comiendo chocolates sin mí?

—Justo los acabo de abrir —digo, tomando otro y otra nota—. Están tan buenos, son de los caros.

"Si estás embarazada, te compraré todo lo que se te antoje. -Izan". Sonrío sin evitarlo y niego con la cabeza.

Marina nos acompaña y juntas nos terminamos dos cajas mientras hablamos. También leemos en voz alta algunas notas que varían entre hablar de su paternidad y mi decisión que será recibida de la mejor manera por él.

En algún punto de la conversación, Laura se disculpa por lo del otro día en mi habitación, las desgraciadas se atrevieron a degenerar el lugar donde duermo y ese día ninguna parecía sentir culpa cuando salieron de mi habitación acomodándose la ropa. Incluso Laura tenía algunas estrellas en la cara que pasaron desde la de Marina.

Desliz en camino© [Ya en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora