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Capitulo 18

Me quede en shock, no sabia que hacer ni como reaccionar, después de unos segundo tuve una terrible idea, me acerque a ellos y les grite con toda mi fuerza que pararán, trate de quitarlos pero me aventaron, era tanto el dolor que sentía que parecía que todo transcurría en cámara lenta, pedí ayuda, volví a intentar separarlos, Darién también les gritaba que pararán pero no lograbamos hacer nada, llegaron unos amigos de Roberto que los separaron, Gilberto estaba sangrando del labio inferior y tenía abierta una ceja, a Roberto tampoco le había ido bien, el ojo se le cerraba y también tenía un corte en el labio. Esta no era una buena forma de hacer que funcione.

No podía creer que hiciera eso, solo por algo sin importancia, no se la razón por la cual se estaban pegando ni como llegaron a parar a esa situación, pero no fue nada bueno de seguro y eso lo voy a averiguar.

                                     ***

No volví a ver a ninguno de los dos, los chismes corrían muy rápido y algunos decían que esa pelea era motivo de expulsión y que ya no pertenecían a esta escuela, otros que los suspendieron una semana, muy pocos que no les habían hecho nada, de tantos que habían ya no sabía cual era el verdadero. Lo único que es seguro es que después de la pelea los llevaron con el director.

Tenía que aclarar las cosas con alguno de los dos, carecía de recursos para transportarme así que iría con el que me quedara más cercas, que era Gilberto, si era verdad de que lo suspendieron estaría ahi ahora mismo. Necesitaba respuestas.

Cuando llegue a su casa tardó un rato en abrirme, estaba a punto de irme cuando me abre, cuando lo vi me quede petrificada, tenía la cara llena de moretones y más en la zona del ojo y el labio lo tenía muy hinchado, me miró con una seriedad nada común en él, lo cual me hizo sentir muy culpable.

—¿Puedo pasar?

Hizo un ademán con la mano y me abrió paso a su casa, estaba demaciado callado y distante, normalmente me recibía con una sonrisa pero esa vez su cara era más seria que la de mi mamá cuando la despierto un domingo en la mañana por comida.

—¿Te suspendieron?

—Si.

—¿Cuanto tiempo?

—Mucho.

—¿Tu mamá sabe?

—No.

—¿Te sientes bien?

—Si.

—Gilberto, ¡Deja de ser así conmigo!

—Ok.

—¡Esto es suficiente! ¿Porque no puedes ser como antes?

—¿Que quieres que haga? Me siento fatal. Y la verdad Lucy, creo que me estas conociendo de verdad.

—Pero te pregunte si te sentías bien. Y estoy segura de que tu no eres así.- Las lágrimas amenazaban por salir.

—Eres muy credula. Si soy así y, por favor, lo único que te pido es que te alejes de mi lo más pronto posible y lo más lejos que puedas.

—¿Porque quieres que haga eso? ¿Que tu no sabes lo que significas para mi? ¿Que tu no piensas en como me voy a sentir?- Estaba llorando a moco tendido, y él también, y no lo podría negar.

—Perdón. Pero solamente vete. Y no regreses nunca.

—Solo… solo dime porque lo hiciste.

—Lo hize por ti Lucy. Él me amenazó, me dijo que si no me alejaba de ti. Tu ibas a sufrir las consecuencias y él sabe porque me duele más simplemente pensar en eso a que me torture a mi. Así que no puedes correr ningún riesgo y Lucy, no le vayas a reclamar o a mi me va a ir peor porque se supone que no te debí de haber dicho y, por favor, no volvamos a hablar de esto.

—Pero...

—No digas nada, solo vete.

Como si fuera un sueño me fue acercando lentamente a la puerta a cumplir lo que había dicho, aún no lo entendía por completo pero si Roberto pensaba que podía hacerme sufrir eso estaba muy equivocado y lo iba a pagar muy caro, y no porque yo haga algo, se lo dejaré todo a manos del Karma. Lo único que necesitaba era a Gilberto y él me lo había quitado, quería correr, abrazarlo y decirle que no pasará nada pero eso no era verdad y la única buena opción era despedirse.

—Adios, Gilberto. Te extrañare. Mucho.