Al despertar estira brevemente su cuerpo, los rayos de la mañana se cuelan por la ventana impactando contra sus cuerpos, por suerte la cortina les ha brindado la sombra hasta que ya no pudo más. Acomoda su cuerpo quedando de lado, mira a su novio dormir, acaricia su nariz y luego posa la mano sobre su mejilla, es tan cálida, tersa, perfecta para su mano. Su hermoso Katsuki duerme plácidamente sobre su brazo derecho, lo atrae más hacia él y como si se tratara del mero instinto, el rubio busca refugio entre sus brazos tratando de acomodarse en su pecho. El suave respirar de su novio le inunda de calma, deja un beso en su frente ocasionando una suave sonrisita en los labios ajenos, sabe bien que está despertando dado que su nariz se ha arrugado así como sus pestañas empezaron a removerse inquietas. Pronto la mirada carmesí hace contacto con la suya, su Katsuki lo rodea con los brazos para volver a dormir, está bastante modorro tanto que le da risa de verlo tan caprichoso y tierno buscando el sueño nuevamente. Su pequeño príncipe quiere volver a soñar, pero no pueden seguir así, Katsuki debe de ir a estudiar y él tiene que ir a trabajar, lo malo de que cada quien siga sus sueños es lidiar con la falta de tiempo. No siempre puede tener el privilegio de tener a su rubio durmiente a su lado, pero días como ese son un respiro completo.
—Buenos días... —Katsuki se remueve, deja un beso en su pecho haciéndolo reír porque le ha dado cosquillas—. ¿Qué deseas desayunar? —Se talla un ojo con la mano, la atrapa y evita que continúe.
Si este no es el kiribaku más soft que has leído debes de saber que tocarse los ojos, aun por encima del párpado, puede provocar deformaciones en los globos oculares.
Continuemos.
—Prefiero que nos quedemos así unos minutos más —pide mientras lo vuelve abrazar, a saber qué día podrá tener a su estrella dorada entre sus brazos de nuevo justo como esta mañana, no quiere separarse de él más, aunque apenas lleven un mes de novios, es difícil no poder dejarse llevar por las necesidades de su corazón. Necesita de Katsuki, necesita besarlo, abrazarlo, acariciarlo, hacerle el amor, dar actos de servicio para muestras de afecto y más, necesita mucho de él, de tenerlo a su lado.
—Debo de ir a la universidad, Eiji —responde cansado, luego bosteza. Hasta es lindo con sueño, no puede creer que un hombre tan precioso como lo es Katsuki sea su novio, pero sin duda algo bien debió de haber hecho durante su vida pasada para ser bendecido con su rubio hermoso teniéndolo de pareja—. Anda, dime qué deseas de desayunar —insiste mientras se posiciona encima de él, Katsuki siempre fue tan dominante, sabe bien qué cosas le gustan y que justamente se siente encima de su vientre con esa sonrisa provocativa lo deja colorado. No puede evitar colocar sus manos en las caderas, se han movido solas, sus dedos no se detienen porque necesitan acariciar la piel ajena, es imposible resistirse a los caprichos de su amor, es imposible no seguirle hasta el final.
Simplemente está a sus pies.
—¿Hoy nos veremos? —pregunta mientras evita seguir con lo del desayuno. Haber hecho el amor la noche anterior facilita las cosas, sus manos se pasean a su pecho y aprieta ese par de senos masculinos que tanto le encantan, se le hace agua la boca de sólo recordar lo realizado la noche anterior.
Katsuki aprieta los labios, asiente con la cabeza despacito—. ¿Tienes una pistola ahí abajo o estás feliz de verme? —Se burla, no puede evitar desviar la mirada bastante acalorado. Ha sido difícil no erectarse con tremenda vista.
Katsuki es su todo, no hay más, por lo que le hace el amor antes de ir a desayunar.
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