VI

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Alec estaba soñando

Su consciencia lo arrojó a un sueño extraño con los bordes difuminados dónde correteaba por las calles de Egipto persiguiendo a un niño rubio y una niña castaña. Los tres corrían jugando de un lado a otro y entraron a una casa vieja.

"Niños, la comida está lista"

Su madre lo recibió con un abrazo que hizo doler el corazón del niño, él no debía tener más de ocho años. Todos se sentaron a comer pero fueron asustados por un hombre entrando de improviso azotando la puerta a sus espaldas.
Su padre

"Querido, ¿Qué pasa?"

Preguntó su madre.

"Escóndete, vienen buscando a todos con los ojos de color, tú y los niños deben esconderse"

Su madre los puso de pie de inmediato y los llevaron hasta otra habitación, había un tapete y debajo unas tablas descubrían un agujero, lo bajaron a él a su madre y al pequeño rubio.

Su hermanita tenía ojos obscuros cómo su padre y no necesitaba esconderse.
Su padre beso a su madre, les puso encima la tapa y cubrió con el tapete. Su madre los abrazó por minutos silenciosos y cubrió sus bocas cuando los soldados entraron destrozando la casa.

"Ya les dije que aquí no hay nadie"

Escuchó decir a su padre.

"Mientes"

Gruñó un soldado.
Alec esperó con el corazón inundado en miedo por mucho rato hasta que el tapete fué quitado bruscamente. Su padre trató de pelear con los soldados mientras los sacaban a ellos y a su madre.

"¡Por favor! ¡No!"

Un soldado le rebanó la garganta a la mujer que tan amorosamente lo había acunado siempre en brazos.
Otro quebró el cuello de su mejor amigo, de ese niño que no tenía familia y que Alec había llevado a su hogar.

"¡No! ¡Él no!"

Alec apenas y sintió un piquete en su pecho, volteó abajo para darse cuenta que ahí había un arma, la sangre escurrió por su boca y lo último que vió antes de morir fué a su padre siendo golpeado por los soldados.

Despertó abruptamente y se enderezó sosteniendo su pecho.

- ¿Alexander?

El Faraón ya estaba a su lado en segundos, lo había sentido inquieto, el chico gritó y luego se incorporó de un tirón.

Alec sostuvo su mano, lo vió, vió alrededor y la enorme terraza que dejaba ver las estrellas.

- Fué un mal sueño

Dijo calmándose. Estaba vivo, estaba bien, Jace estaba bien, Isabel estaba bien, sus padres hace mucho habían muerto. No había sido real.

- Cuéntame

Pidió el Faraón ayudándole a recostarse de nuevo.

- Yo era un niño, vivía en las calles de Egipto, de éste Egipto, mis padres estaban vivos y él dijo que buscaban a todas las personas con ojos de color, que debíamos escondernos. Pero los soldados nos encontraron, mataron a mi familia y me clavaron una daga en el corazón.

Magnus detuvo las pequeñas caricias que estaba dando por un instante.

Para el mercenario sólo había sido su mente supersticiosa que sobre pensó lo que había dicho Magnus a cerca de la profecía.
Pero el moreno sabía que no era así.

Alexander había vivido en ese tiempo, había sido un niño al que le quitaron la vida por el temor de Magnus. Magnus había dado la orden que acabó con la persona que más amaba en éste tiempo.

El Destino de la Momia #malecOnde histórias criam vida. Descubra agora