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El faraón estaba sentado en su enorme trono de oro dónde bien cabía recostado, los cojines de pluma de avestruz le impedían sentir cualquier incomodidad. Su padre habría estado furioso si viera las comodidades, él siempre decía que el trono debía ser incómodo para mantenerse erguido y alerta.

Qué se pudra en el infierno dónde esté, se alegró incontables veces de haberlo asesinado.

Magnus hizo un gesto vago con la mano y una esclava le llevó uvas en un enorme tazón de oro.

- Hermano

La voz de su hermana se abrió paso desde el exterior de la pirámide, ¿Cuánto hace que Catarina no lo visitaba? La última vez fue cuando Magnus asesinó a su padre, el anterior faraón.

- Adelante

Su grande voz retumbó de las paredes y las puertas fueron abiertas.

Su hermana entró con esas patéticas ropas viejas, vestía cómo la mujerzuela de cualquier burdel pobre de Egipto. Sus sandalias gastadas y el cayado en su mano lo hicieron pensar en que no era una mujerzuela, era una pastora de ovejas.

- ¿Qué quieres aquí? ¿Hechicera?

Magnus no podía despegar los ojos del cabello blanco de Catarina ni de la piel levemente azulada. La marca de una bruja.

Ella se detuvo a mitad de su salón del trono, no hizo ninguna reverencia o presentó sus respetos, ellos estaban decididos a no volver a retomar su relación de hermandad, si no habían asesinado a Catarina era porque el anterior vidente había decretado que en algún punto de su vida, la chica tendría que revelar la profecía más importante de todas las dinastías.

Magnus vió oscurecer su sala aún si el sol en el exterior estaba en su punto más alto.

- He venido a entregarte la profecía

Los arqueros surgieron de entre las columnas del salón a los lados de todo el corredor, le apuntaron a la chica y esperaron la orden.

- Morirás después de entregarla ¿Estás consciente de ello?

Cat asintió, desde que había nacido ya su destino estaba trazado.

Tanto Catarina cómo Magnus habían hecho juramentos cuando llegaron a la adolescencia y comenzaron sus respectivas formaciones, el chico para ser el futuro gobernante y ella para ser la futura vidente y bruja. Ellos habían acordado que separarse desde entonces, les daría menos dolor para enfrentar el momento en que ella debía morir y así lo habían hecho.

- Adelante con la profecía

Le dijo Magnus dándole entrada a lo que serían los últimos momentos de su hermana.

Ella extendió los brazos a los lados de su cuerpo con la palma derecha de su mano viendo al suelo y la izquierda hacia arriba.
Sus ojos comenzaron a cambiar, los orbes oscuros se perdieron en el blanco infinito dónde no había pupila ni signos de vida.

Las palmas intercambiaron de dirección al mismo tiempo que un sin fin de susurros en diferentes tonos se escuchaban de los labios de la vidente.

- "El fin de la dinastía es inminente, el legado terminará con la sangre del faraón ojos de gato, los ejércitos quedarán sepultados bajo la arena y los tesoros serán gastados por manos ajenas al trono. Ojos de gato caerá ante aquel capaz de esquivar sus ataques y detenerlos, será un hombre con océanos en la mirada y la oscuridad sobre el cuerpo. Una guerra se luchará, el corazón del faraón será apuñalado por una daga en manos de una traidora y ojos de gato probará la muerte."

La luz en los ojos de la vidente desapareció y ella sostuvo sus rodillas para evitar caer al suelo por completo.

Los consejeros y sacerdotes estaban ocultos tras las cortinas de las puertas pero salieron cuando terminó la profecía, ellos sabían que las noticias eran catastróficas, anunciaban el fin del legado, de la dinastía, del reinado de los faraones y la desaparición de todo cuánto conocían.

Absolutamente todas las personas en la sala de trono voltearon a ver al faraón, cuyos ojos eran felinos, aquel que había nacido así porque los dioses egipcios lo habían decidido.

Magnus asintió con la cabeza a Cat, ella devolvió el gesto de despedida y un instante después cincuenta flechas le atravesaron el cuerpo desde distintas direcciones acabando con su vida en segundos.

El cuerpo de su hermana se precipitó al suelo creando un charco de sangre a su alrededor.

Todos esperaban órdenes.

- ¡Quiero a todos los hombres y mujeres de ojos de color muertos inmediatamente!

Los soldados en su sala se dieron la vuelta y corrieron fuera para poner sobre aviso de las órdenes a los demás y salir a buscar gente.
La profecía indicaba un hombre, pero si había una mujer con ojos coloridos sería capaz de traer al mundo a un vástago con sus mismos ojos y Magnus volvía a estar en peligro.

Los siguientes días fueron horribles, las calles de Egipto se llenaron de sangre derramada y por más que algunos trataron de esconder a sus niños, no pudieron protegerlos.

El cielo se tiñó de rojo

- Los guerreros terminaron la limpieza, faraón. No quedó nadie

Su sacerdote anunció al entrar en la sala, Magnus no podía despegar la mirada del cadáver de Catarina.

- Saquen el cadáver

Dijo sumido en sus pensamientos. Susurros se escucharon por doquier.

- Faraón, el cuerpo de un vidente se sepulta dónde cayó, los libros antiguos así lo ordenan.

Magnus lo apuñaló con la vista

- Es mi maldita sala de trono, saquen el cadáver, es una orden.

El faraón se levantó y salió enojado del lugar, fué a sus aposentos y destruyó todo cuanto encontró en la antesala.

Con la respiración agitada se sentó en su cama y sostuvo su cabeza entre las manos.

- Dioses, castiguen mis acciones, se los ruego.

Quizá él no pensó que estuviera siendo escuchado pero el cielo y los dioses egipcios siempre lo tendrían en cuenta, escucharían sus peticiones y actuarían en consecuencia.

En el horizonte se formó una tormenta de arena de proporciones épicas, lamentablemente nadie le puso atención por estar ocupados lidiando con un temblor que sacudió la tierra y casi derrumbó algunas columnas.

Magnus no se preocupó, si era su castigo por convertirse en un asesino, lo tomaría.

Lejos de que hubiera pánico, las personas a lo largo y ancho de Egipto sintieron sueño, estaban agotados y querían descansar. Todos buscaron sus camas y quiénes estaban lejos de casa se acomodaron lo mejor que pudieron en los suelos recargados en las paredes.

Magnus se acomodó mejor en la cama y durmió.

La tormenta borró todo lo que alguna vez hubo, sepultó las pirámides, las personas, los animales y no quedó rastro de que alguna vez una civilización existió.

Cuando los comerciantes volvieron de países ajenos, no encontraron nada de lo que alguna vez fué el hogar de faraones que vivían en sus pirámides.

Egipto volvió a ser construido desde cero en las tierras desérticas y las leyendas hablaron de cómo el antiguo imperio fué borrado de la fas de la tierra sin dejar ni una sola pista.

El Destino de la Momia #malecWhere stories live. Discover now