Capitulo 3

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Ace se despertó sintiendo su cabeza doler por la resaca, algo desorientado miró a su alrededor y se topó con que a su lado estaba durmiendo plácidamente la chica acurrucada entre sus brazos aún con la chaqueta que le había puesto anoche. Sintió su rostro sonrojar y con cuidado de no despertarla comprobó la hora, suspiró aliviado cuando vio que eran las 7 de la mañana.

Se levantó y la cubrió con una manta antes de salir. sintió que su cabeza dolía el doble al ver el desastre en la sala con sus Nakamas durmiendo por doquier en posiciones que se veían completamente incomodas, botellas de cerveza y pedazos de comida regado por todo el lugar.

Se fue a la cocina y preparó café en la cafetera, sirvió un poco en dos tazas, las tomó y se acercó a Marco que estaba durmiendo en el suelo con la espalda apoyada en la pared cerca del plasma donde anoche vieron el partido.

–Oe, Marco — dijo moviéndole la pierna con su pie — ¡Marco! — empezó a moverlo más brusco sin conseguir resultados — ¡despierta mierda! — el rubio por fin despertó mirándolo con irritación y sueño. — hay que llevar a la princesa al hospital — dijo antes de que Marco le reprochara por despertarlo.

–¡Mierda, es verdad! — despertó completamente de golpe al recordar que tenía que acompañar a Ace, miró el reloj de la sala rápidamente comprobando la hora.

–Aún es temprano — dijo extendiéndole una taza de café, gesto que el rubio agradeció.

Poco a poco iban despertando el resto, y a medida que eso pasaba se iban retirando del lugar despidiéndose de Ace y Marco, unos más enérgicos que otros. Una vez todos se fueron, Ace subió a asearse en su cuarto, cuando entró se encontró con aquella chica aún dormida, sonrió al verla tan placida y cómoda. Sacó algo de ropa de su armario y se fue a duchar, fue rápido, el tiempo volaba en la mañana, al salir del baño con el pelo húmedo notó como ella recién iba despertando.

–Buenos días — saludó Ace y ella mostrándose aún somnolienta asintió con la cabeza — ve a lavarte la cara salimos en 10 minutos — le dijo sonriendo a lo que ella se levantó de la cama pasando por al lado de él y cerrando la puerta del baño — Ace decidió esperarla abajo.

–¿Ya está despierta? — preguntó Marco bebiendo su segunda taza de café de la mañana.

–Apenas — dijo Ace haciendo reír a Marco.

–Voy a por el auto — dijo sacando las llaves de su bolsillo y dejando la taza vacía en la cocina.

Justamente a los 10 minutos baja la chica con el cabello recogido en un tomate desordenado y con las manos en los bolsillos de la chaqueta de cuero negro de Ace, le daba un aire más fresco y despierto resaltando su delgado cuello cubierto con vendas.

–¿Nos vamos? — preguntó Ace al pie de la escalera estirando la mano a lo que ella aceptó tomándola y bajando los últimos escalones. — quien te viera no pensaría que estas enferma — ella asintió a modo de respuesta haciendo sonreír nuevamente al pelinegro.

El pecoso tomó su característico sombrero del perchero y se lo colocó antes de salir. Cerró la puerta con seguro y caminó hacia el auto estacionado frente a la casa. La chica iba en la parte de atrás y Ace iba de copiloto, el viaje fue tranquilo únicamente interrumpido por el sonido de la radio, posiblemente se debía al sueño y resaca que el café no logró apaciguar.

Fue un viaje de al menos una hora, llegaron estacionándose a unas cuadras del hospital donde Ace le abrió la puerta del auto a la castaña tomando su mano para ayudarla a bajar, no se soltaron hasta entrar por la puerta trasera del hospital donde los esperaban un par de médicos con batas. Marco notaba el extraño comportamiento de Ace pero decidió guardárselo, ya hablaría con él más tarde.

Solo Contigo | Portgas D AceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora