Erica obedeció con un suspiro agotado, y esta vez debía lanzarlos estando en movimiento. Tuvo que correr y lanzar, e incluso hacerlo luego de dar volteretas. Y aunque le costaba bastante, cuando se acostumbraba al movimiento conseguía hacerlo mejor.

Luego de un rato tuvo permitido descansar, se sentó a beber una botellita de agua y lo observó armar un par de armas. Era incluso más rápido que el Loco al hacerlo y eso la dejó maravillada por su habilidad.

—La próxima vez practicaremos otra cosa —dijo él y dejó la pistola a un lado—. Tenés que ser capaz de resistir las provocaciones, sos muy iracunda y te enceguecés ante la provocación, eso te hace cometer errores.

—¿No lo haremos hoy? —preguntó, algo jadeante.

—No, ya hiciste bastante —Se colocó un cigarrillo en los labios que encendió enseguida, para luego agregar—: Voy a empezar a aumentar el ritmo, estás lista para que sea más duro y exigente.

—¿Más todavía? —chilló.

—No hubieses sobrevivido a Jonathan si esto te parece duro —se quejó Fosa con el rostro serio.

Erica bebió otro sorbo de agua, seguía jadeante pero trató de respirar mejor. Lo observó en silencio, pues los movimientos de Fosa eran elegantes y delicados, como un digno Moms.

—¿Cómo fue tu entrenamiento? —se animó Erica a preguntar.

Él dirigió su mirada dura e intimidante hacia ella, fría como un témpano de hielo. Dejó ir el humo de su cigarrillo y torció sus labios en un gesto asqueado.

—Lo suficiente duro para que odie a Jonathan y el suficiente para que le tuviera miedo y obedeciera todas sus órdenes —dijo con esa mirada que le heló la sangre—. Lo suficiente, también, para que me cueste expresar emociones y me de asco el contacto físico. Así que si creés que Gretchen o yo somos exigentes, creeme que habrías muerto con Jonathan.

Ella no agregó nada más, solo lo miró fijo a esos ojos celestes grisáceos que se veían con una mezcla de furia, asco pero también dolor. Entonces se puso de pie para acercarse a su bolso, de donde tomó la invitación a la boda y regresó nuevamente hacia él. Primero se acomodó en el asiento frente a Fosa y, luego de un suspiro, le extendió el sobre.

—¿Y eso, Bombita? —preguntó al levantar una de sus cejas con desconfianza.

—Es la invitación de mi casamiento con Jack —dijo Erica con su rostro serio—, me gustaría que estuvieras, como amigo de él y mi maestro.

—¿Para ver en primera fila cómo desperdiciás tu talento para ser una criadora? —inquirió con asco—. No, dásela a Omar, él ama las bodas.

—Él ya tiene una...

Fosa sopló el humo de su cigarrillo y se puso de pie para tomar un vino de la barra, lo descorchó con cuidado sin prestarle atención a Erica que seguía explicando allí por qué quería que él fuera a la fiesta. Fosa la ignoró, concentrado en servirse vino en una copa y darle un trago, pero también le ofreció un poco a ella, quien con dudas aceptó.

Erica se mantuvo con la mirada baja, observando el contenido de la copa. Sentía mucha angustia en su garganta y se sentía realmente estúpida por insistir, pues el Loco le había dicho que no perdiera el tiempo con él.

—Mis padres están muertos... —murmuró Erica con su voz quebrada.

—Lo están, y en un mausoleo para que puedas visitarlos —dijo él sin darle mucho interés.

—¿No vas a venir entonces?

—Creo que fui bastante claro, Bombita, y sabés que odio tener que repetir las cosas.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora