50. Aliados

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Sí, soy una mala persona

No me quieres

Bueno, supongo que haré mi propio camino

¿Dónde está tu martillo?, ¿tu jurado?

¿Cuál es mi ofensa esta vez?

No eres juez, pero si vas a juzgarme

Bueno, condéname a otra vida

Sí, los amigos que se unieron

Escribimos nuestros nombres en sangre

Pero supongo que no puedes aceptar que el cambio sea bueno...

Ignorance, Paramore.

🧠    🫀

Jaemin.

El teléfono comienza a sonar en el momento exacto en que echo la cabeza hacia atrás. Siento que me derrito. Jeno ha aprendido a usar la lengua como todo un profesional.

   Visito el interior de mi cráneo al poner los ojos en blanco. Tengo la respiración agitada y una sensación de cosquilleo en el vientre. Me lame perezosamente. Saboreándome. Succionándome, hasta que no queda más de mí que un cuerpo tembloroso e inestable. Ha estado haciendo un trabajo estupendo durante estos quince minutos y me encanta ver la expresión que tiene; sus ojos húmedos, las mejillas levemente enrojecidas y los labios hinchados de tanto chuparme el pene.

   Soy el primero en oponerse en eso de interrumpir momentos sagrados como este, pero la maldita cosa no deja de sonar y estoy comenzando a irritarme. Trato de estirar el brazo para tomar el endemoniado aparato vibrando contra la mesa. Aparto la mano de la nuca de Jeno y logro pescar el teléfono por la orilla. Miro entre las pestañas de quién se trata; Renjun.

   Jeno se detiene y a través de la espesa neblina cubriendo sus ojos me mira con interrogación. Estoy desnudo sobre el sofá de la sala y mi novio se encuentra de rodillas en medio de mis piernas, todavía usando el sexy traje azul que llevó a la escuela. Sonrío y acaricio traviesamente sus labios rojos y mojados con el pulgar. Me encanta aprovechar de esta manera su fijación oral.

   — ¿Por qué te detienes, cariño? —cierra los ojos ante mi caricia y suelta un gemido al sentirme subir la mano y raspar con la uña del dedo índice el lóbulo de su oreja—. ¿Acaso dije que podías hacerlo?

   Pestañea y se muerde el labio inferior.

   — ¿No vas a contestar?

   — ¿Y eso interfiere con lo que haces?

   La timidez se apodera de su rostro. Hacerme sexo oral mientras hablo por teléfono entra en la categoría de cosas que no hemos hecho y por ende, no está seguro de cómo sobrellevar. Pero el mando lo he ejercido yo desde que nos sentamos en el sofá después de llegar de la escuela y mis besos sobre su cuello fueron intensos y lascivos, por lo que no pienso desistir hasta obtener lo que quiero.

   La llamada se pierde, pero al instante, el teléfono vuelve a sonar. No me muevo ni un centímetro y Jeno me analiza, tratando de descifrar si estoy hablando en serio o no. Finalmente se da por vencido y regresa la cara en medio de mis piernas (de donde no debió haber salido en primer lugar) y mete la punta de mi pene a su boca.

   Suspiro con satisfacción y tiro con los dedos hacia adelante las hebras oscuras de su cabello.

   —Buen chico —le apremio con voz ronca.

Come my way「NoMin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora