46. Paciencia

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Ella se está marchando

Y no puedo hacer nada

El amor está marchándose

Como un tonto estoy parado aquí sin comprender

Estoy mirándola, cada vez más alejándose

Ella se convierte en un punto

Y luego desaparece...

If you, BIGBANG.

⚠️ Contenido MUY explícito. ⚠️
Capítulo altamente sorny 🥹

❤️ 💔 🖤


Los primeros días de clases no resultan como pensamos. Nuestros horarios escolares concuerdan menos que el semestre anterior. De no ser por las tardes en el gimnasio y los fines de semana no alcanzaríamos a vernos lo suficiente.

   Jeno suda la gota gorda en el gimnasio. Detesta ir todos los días. El entrenador es muy duro con él. Su opinión difiere de la del doctor Choi y cree a Jeno capaz de hacer mucho más que trotar en la caminadora y sentarse en la bicicleta eléctrica. A mí me preocupa que sus pulmones no lo resistan. Sigue fumando y peor aún, no tiene intención de dejarlo. Si le hablo del tema me pide no exagerar con mi preocupación, y si hago mención del cáncer de su padre desestima los hechos afirmando fumar mucho menos que él.

   Desaparecerle ese vicio va a ser más difícil de lo que pensé. Investigando en internet encontré un sinfín de maneras para ayudarlo a lidiar con su adicción. Pero el primer paso y el más importante es la voluntad. Jeno es de lo que más carece.

   —Si vas a continuar así al menos no fumes en mi presencia —le digo en medio de una de esas tan largas y difíciles discusiones—. Dejas toda mi ropa oliendo a humo.

   Ese no es el problema. No me molesta que mi ropa huela a él; y eso se traduce a colonia y el olor ocre del cigarro. Pero ya uso cualquier pretexto para hacerlo entrar en razón. Lo que es peor. Sigue mi petición al pie de la letra y ahora fuma cuando no lo veo. La jugada me salió mal. Ya no tengo conocimiento de cuántos cigarrillos consume al día.

   El gimnasio me funciona muy bien. A diferencia de Jeno ya necesitaba ejercitarme. Aunque no subí de peso en las vacaciones, mi cuerpo ya deseaba actividad. Por mucho que me gustaría no puedo mantener mis músculos con sexo. Menos ahora. Desde nuestra llegada de New York Jeno ha estado tan distraído y adolorido por el ejercicio que lo único que me ofrece son besos apresurados de despedida, dejándome con ganas de más. Pero para eso viene el fin de semana. Para darle vuelta a la situación.

   Ya es viernes y termino temprano la jornada laboral. Encargo tres tareas para darles a mis estudiantes algo en lo que entretenerse el fin de semana y al registrar mi salida en la sala de maestros coincido con Renjun. Le da el mismo escaso gusto que a mí encontrarnos.

   — ¿Ya te vas? —me dice, más por el hecho de cruzar palabras, que por tener deseos de hablar conmigo. Se ha teñido el cabello de negro y no puedo decir que se le ve horrendo. Realmente le va bien, le confiere un aspecto más serio.

   —Sí. Hoy termino temprano. ¿Pudiste contactar a mi contador? —hago alusión a nuestra última charla—. Le advertí a Yang Yang sobre el asunto, pero él no me llamo de vuelta para decirme como le fue. Supongo, no tuvo ningún problema.

   Renjun enrojece sin motivo aparente, ¿Le apena haber cobrado ya el dinero?

   —Sí. Sí. Todo en orden —tropieza ligeramente con sus palabras—. Me ayudó con todo lo que necesité.

Come my way「NoMin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora