Capítulo 8

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Si sasuke pudiera describir la sensación que pololeaba a su alrededor, esa que lo hacía sonreír como un tonto cada vez que miraba a quien se encontraba a su lado. Solo podría decir el nombre del rubio que sonreía como un ángel frente a él.

¿Cómo había vivido todo ese tiempo ignorando lo que pasaba frente a él?

En las noches tranquilas, se acurrucaban juntos en el sofá, envueltos en una manta suave, compartiendo confidencias y sueños. Las caricias cariñosas y los besos tiernos eran constantes, expresando sin palabras todo el amor que sentían el uno por el otro.

En los momentos de descanso, se perdían en abrazos largos y reconfortantes. Sasuke acariciaba suavemente el cabello dorado de Naruto mientras este descansaba la cabeza en su pecho, disfrutando del latido tranquilo de su corazón. Era en esos momentos donde el mundo exterior desaparecía y solo existían ellos dos, sumergidos en un amor inquebrantable.

En los días lluviosos, se acurrucaban juntos bajo las sábanas, compartiendo historias y risas mientras el sonido de la lluvia en el exterior creaba una atmósfera íntima y acogedora. El aroma del café recién hecho llenaba la habitación, y los besos suaves y los abrazos cálidos se entrelazaban con la música suave de fondo.

Como uno de esos tantos días. Condujo hasta el restaurante donde trabaja el rubio, habían tomado la decisión de visitar a su madre, ahora que tanto su hermano como su padre tuvieron que viajar de improviso. Dejarla solo por tanto tiempo no era una opción que le gustara, además, la última vez que la vio había sido en un momento comprometedor.

Naruto estaba de acuerdo en visitarla, parecía mucho más feliz que él mismo. Por segundos sentía celos de la cercanía entre ambos, y eso era lo más tonto de todo, porque era su familia después de todo. Y quería al rubio, incluso más que a él mismo.

Entró en el lugar, notando como por la hora los comensales se iban retirando, era casi las siete. Se acercó a la barra donde notó la presencia de una joven de pelo fantasioso, quien le devolvió una mirada sonriente.

—¿Ya salió Naruto? —preguntó, ignorando el saludo inicial que ella dio.

—Está alistándose atrás, ¿Quién lo busca?

—Su- mejor amigo.

Ella asintió, aunque no parecía estar muy conforme con la respuesta que dio, alejó por la puerta de solo empleados. Sin embargo, eso no era lo que pasaba por la cabeza de Sasuke, la confusión al tener que presentar. ¿Cómo novio o cómo amigo? Ni siquiera había logrado preguntar con normalidad sobre eso, y de cierta manera odiaba escuchar a sí mismo decir, mejor amigo.

Antes de que siguiera atormentando su cabeza, Naruto sonriente salió a recibirlo, mientras se despedía de su compañera con un ademan, en lo que salían del restaurante.

—¿Qué pasa? Tienes cara de no saber que haré ahora —señaló el rubio, en lo que se colocaba frente a él—. ¿Estás bien?

—Lo estoy, ¿Cómo te fue?

Una pregunta que fue suficiente para lograr atraer la completa atención, para que sus pensamientos, no fueran leídos con facilidad. Le sorprendía en grande lo rápido que podía ser Naruto con eso. Subieron al auto, y avanzaron hasta el parque más cercano a casa. Sasuke suspiró, necesitaba más tiempo antes de estar sobre la analítica mirada de su madre.

Sasuke y Naruto caminan uno a lado del otro, por el parque que estaba a pasos de la casa de sus padres. Era un respiro que estuvieran allí, juntos, teniendo en cuenta que hacía poco que empezaron a tener más cercanía entre ellos. Una semana atrás seguían solo siendo eso, amigos, y ahora. Sasuke volteó a verlo, y sonrió. Estaba peor que antes. Mientras caminan, Sasuke siente la calidez de la mano de Naruto entrelazada con la suya, y eso le brinda una sensación reconfortante.

—No hay nadie —dijo Naruto, como un claro argumento para lo que hacía. Aunque Sasuke siempre ha sido reservado con las muestras públicas de afecto, está dispuesto a hacer una excepción por Naruto. Era demasiado nuevo para él. Sasuke asintió, y apretó su agarre. Su mano encajaba perfectamente en la suya. Como debía de ser.

Nada de un insecto molestándolo.

De repente, Naruto se detiene y gira hacia Sasuke, mirándolo con una chispa traviesa en sus ojos azules. Cuando venía de él, no bueno podría pasar. Sin previo aviso, se acercó a Sasuke y le planta un beso en los labios de manera suave y juguetona.

—No hay nadie —volvió a justificar sobre los labios del Uchiha, quien sonrió.

—Me gusta que no haya nadie.

Tomó el rostro de Naruto con manos temblorosas, dejando que sus dedos se deslizaran suavemente por la sabe piel que amaba. Su corazón parecía latir con una fuerza incontrolable, cada pulsación resonaba en cada rincón de su ser. Cuando sus labios finalmente se encontraron en un tierno beso. El roce de los labios de Naruto, cálidos y suaves, envió una oleada de calor a través de su cuerpo, llenando una felicidad abrumadora.

Al separarse, Naruto o miró con una sonrisa amplia y radiante, sus mejillas sonrojadas revelando la emoción que compartían. En esos ojos azules, Sasuke pudo ver su propio reflejo, una mirada llena de amor y complicidad. Y en respuesta, una leve sonrisa curvó los labios de Sasuke, expresando toda la ternura que había mantenido ocultando.

¿Qué diría su madre si lo viera de esa manera?

"Los Uchihas cuando se enamoran entregan el corazón por completo, hijo. Piénsalo un poco"

—¿Qué debemos llevarle a la señora Mikoto?

—¿Por qué no la llamas mamá? Ella siempre ha querido que te dirijas hacia ella así —Naruto negó sonriente a su pregunto, y él solo pudo sonreír por su acción—. Mamá siempre hace té cuando llegamos.

—¡Entonces, un poco de pastel!

Continúan su paseo por el parque, ahora con las manos entrelazadas con firmeza y una complicidad silenciosa que los une.

Un Idiota Enamorado; SasuNaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora