IV

5K 409 127
                                    

Uhhhh, debo saber si es verdad, en algún lado estás. —Ari cantaba a todo pulmón.

Tome aire para mi parte, cantando también a gritos.

Solo el amor, que tú me das.

—Me ayudará. —Cantamos al unisono, terminando la canción al tiempo.

Reímos juntas mientras volvíamos a avanzar luego de que el semáforo se pusiera en verde.

Ya habíamos desayunado, y ahora íbamos a por el vestido. Usualmente Ari mandaba a confeccionar sus vestidos con uno de los diseñadores de la zona, pero como ya quedaba poco tiempo para el vuelo no era posible hacer lo mismo conmigo.

Y por esa razón, Abi me llevaría a las mejores tiendas en Monterrey para conseguir un hermoso atuendo para ese día.

Sin duda alguna estaba orgullosa de mi hermano y de la increíble mujer con la que había decidido casarse.

Minutos después llegamos a un centro comercial enorme. Entramos por el estacionamiento, y de inmediato llegamos al piso cuatro.

—Hay una tienda aquí que me fascina. Miremos si hay algo que te guste, si no, tengo muchas más opciones en mente.

Fue cuestión de entrar para ver hermosos maniquíes en las estanterías con ropa fabulosa.

Nada más necesitamos quince minutos para salir con dos bolsas llenas de ropa.

¿El problema? Nada de la ropa que iba allí era el vestido para los Esland.

Sin embargo, Ari no mentía, pues estuvimos de tienda en tienda, buscando algo para mí.

En ese recorrido muchas personas se acercaron a nosotras a pedirle fotos a Abi. Yo solamente esperaba pacientemente a un lado para no aparecer en la foto, hasta que un chico de unos 16 o 17 años me preguntó por mi nombre.

Lo mire extrañada, antes de responderle.

—Soy Alyssa. —Lo mire con una sonrisa algo incomoda, pues no llevaba la mascarilla y parecía formar una mueca algo rara, cómo si quisiera parecer coqueto.

—Eres muy guapa, ¿Acaso eres hermana de Ari?

—Eh, no. Soy la hermana de Juan.

—Vaya, pues que belleza de hermana tiene. —Lo mire perpleja por su modo tan directo de decir las cosas.

Era por mínimo seis años mayor que él, lo que hacía la situación demasiado incomoda.

—Ah, gracias, supongo. —Reí incomoda, antes de tomar las bolsas del suelo y acercarme a Abi, quien ya había terminado de tomarse una foto con una niña de trece años. —Un placer, pero ya debemos irnos. —Le dije al chico, quien movía la mano de un lado al otro, para luego guiñar un ojo y lanzar un beso.

Ari se despidió con la mano y caminamos lejos de aquella situación incomoda. Ella me preguntó que había pasado, y yo le comenté todo.

—A veces te acostumbras a ese tipo de comentarios. Son muy incomodos.

—Lo note.

Entramos a otra de las tiendas del centro comercial, y en el momento en el que puse un pie en el establecimiento, mis ojos quedaron fijos en un vestido que portaba uno de los maniquíes.

—Creo que hemos encontrado el correcto. —Dijo Ari a un lado mío, tomando mi mandibula y cerrandola suavemente.

—Crees bien.

----

Llegamos a la casa luego de haber comprado aquel vestido. Aún no creía lo bello que era.

𝐂𝐀𝐋𝐄𝐈𝐃𝐎𝐒𝐂𝐎𝐏𝐈𝐎 | ElMariana | CANCELADAOn viuen les histories. Descobreix ara