Dulce calidez

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Este es el capítulo más largo hasta ahora, era necesario. Igualmente no es tan largo. Gracias a todo aquel que preste su tiempo a leerlo.

Hattori Heiji resopló por segunda vez ante la mirada inquisitiva de su madre

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Hattori Heiji resopló por segunda vez ante la mirada inquisitiva de su madre.

—¡Estoy bien! —soltó cuando ella intentó tomarle la temperatura tocándole la frente con la mano—. Te digo que estás exagerando.

Pero por supuesto que no estaba exagerando, ¡esa mujer había abierto la puerta sin tocar! Hattori casi y había sufrido un ataque de pánico. Una cosa eran sus amigos, otra sus padres, no sabía por qué, pero no quería exponer a la pequeña hada a ojos más allá de lo que involucrara su grupo de amigos.

—Pero cariño —su madre le miraba con seriedad—, has estado actuando muy extraño desde que llegaste.

El moreno miró discretamente en todas direcciones como buscando algo y luego soltó un suspiro de resignación al decir:

—No es nada —sonrió suavemente mirando a la preocupada mujer—, supongo que el pensar en la universidad me tiene un poco estresado, ya sabes, queda poco tiempo, pero lo haré bien...

La mujer sonrió un poco más contenta y dio una palmadita en su hombro comenzando a aconsejarle y a decir que tenía un hijo inteligente y que era obvio que lo haría bastante bien y se terminaría convirtiendo en un adulto ejemplar.

Un poco más de conversación y la señora Shizuka salió de la habitación un poco más tranquila.

La puerta se cerró y Heiji se dejó caer de espaldas en la cama donde se hallaba sentado, justo entonces, la pequeña hada volvió a aparecer frente a sus ojos aleteando despacito y soltando brillitos mientras sus ojitos azules brillaban cual si fueran gemas. Hattori, asombrado de la facilidad casi mágica que ese pequeño ser poseía para esconderse, sonrió y levantó una mano acariciando con ella aquella carita cuyos ojitos se cerraban felices y en una sonrisa al sentir el toque. Heiji miraba esa sonrisa mientras rastros de polvo brillante se esparcía por la habitación. Habían tantas cosas que no entendía, tantas preguntas por hacer. Era extraño, bastante extraño lo mucho que percibía que ese hermoso ser le llenaba el pecho de tranquilidad y una calidez que nunca había experimentado.

—¿Por qué estás aquí? —entonces llegó la primera pregunta, el hada solo le miró mientras parpadeaba sin pronunciar palabra, el moreno le observó un segundo y luego sonrió a burla cuando el hada volvía a parpadear—. ¿Solo por eso? ¡No sé mucho de esto pero creo que no es bueno que alguien te vea!

El hada parpadeó moviendo sus bracitos soltando brillitos luminosos y Heiji soltó un suspiro de resignación.

—Entiendo, también me hace feliz verte, pero mis amigos creen que me he vuelto loco y no creo que eso... —y entonces lo notó. El hada le miró fijo y como esperando que continuara—. ¡Oh santo cielo! ¿Estoy sosteniendo una conversación contigo?

Completamente cautivadoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz