Mina escucha a sus padres pelear en la sala de estar esa noche mientras prepara un refrigerio en la cocina.
"daniel, por favor, solo habla con ella sobre esto", suplica su madre.
"¿Cómo te atreves a pedirme que haga eso?", gruñe, golpeando su vaso de whisky escocés ahora vacío en la mesa, lo que hace que Mina se estremezca y una sensación de temor se asiente en su estómago. "Ella ni siquiera debería estar pasando por esto. ¡Debería haber tenido la maldita cirugía cuando nació!"
"Sabes por qué no pudo, era demasiado arriesgado. Habría causado más complicaciones".
"Como si esto no hubiera sido lo suficientemente complicado", argumenta su padre. "Es una chica con pene, jihyo. Eso no es normal".
Mina intenta contener las lágrimas que amenazan con caer, pero falla. Las palabras de su padre hieren profundamente una herida que ha existido durante tanto tiempo que Mina cree que nunca sanará.
Su plato de rodajas de manzana y mantequilla de maní se encuentra abandonado en el mostrador de la cocina mientras sube corriendo las escaleras hacia su dormitorio.
Ella mira su regazo con ojos borrosos, preguntándose por millonésima vez por qué nació de esta manera. Ella sabe cómo —deficiencias enzimáticas y hormonas desequilibradas y todas esas cosas que le ha explicado el Dr. kai— pero el por qué sigue siendo un misterio.
¿Por qué Dios la hizo así? ¿Y por qué su familia la resiente por eso?
