-¿Me esperabas? -bromeo codeándolo.
-Esperaba a Carsson, en realidad -dice volviendo a mirar el celular.
-Oh... -¿Por qué me decepcionó su respuesta?
Vamos hasta su casillero porque necesita guardar unos cuadernos que trae en la mochila.
-Necesitas ordenar esto -opino levantando unas hojas que se le cayeron al suelo en el momento que lo abrió.
-Está organizado, solo que no entiendes mi sistema. -Mete de nuevo los papeles en el casillero y lo cierra con algo de dificultad.
-Se nota que tienes un muy buen sistema -le digo sarcástica, y él me mira con los ojos entornados.
-Como sea, nadie tiene ordenado su casillero. -Cruza los brazos sobre su estómago y se apoya de espaldas contra su casillero, sin dejar de mirarme.
-Yo sí -lo contradigo. Oliver eleva una ceja incrédulo.
Viendo que no me retracto de lo que dije, se endereza y se para frente a mí, clavando su mirada en la mía.
-De acuerdo, madre del orden e hija de la limpieza, vamos a tu casillero -replica en un tono retador.
Reviso la hora en mi celular.
-Que pena, es tarde, debemos ir a Música II. -Comienzo a caminar en dirección al salón de clases dejándolo ahí de pie.
Llegando al aula me cruzo a Tabatha, que también acaba de llegar, y me acerco a saludarla antes de que entre.
-Esto no ha terminado, Moore -dice Oliver pasando junto a mí y entra en el salón. Niego con la cabeza riendo.
-¿"Moore"? -inquiere Tabatha elevando una ceja.
-Sé lo que piensas, y no -me defiendo antes de que comience con sus conjeturas.
-Ajam -emite sin acabar de creerse lo que digo.
-Solo somos amigos -le explico soltando la mochila sobre mi asiento.
El ruido despierta a Carsson, que estaba dormido sobre la mesa que está junto a la mía. Gira la cabeza hacia los lados, desorientado, y con los ojos entornados.
-Perdona, Car -me disculpo. Él hace un gesto con la mano y regresa a la posición inicial-. ¿Una mala noche? -inquiero mientras me siento en mi lugar.
-Nos quedamos despiertos hasta tarde con Oliver, y el psicópata me obligó a levantarme más temprano de lo normal.
-Espera, ¿tú y Oliver vinieron juntos? -Asiente-. Pero él me dijo que te estaba esper-
Carsson vuelve a tener un sobresalto, y yo igual, pero esta vez no es por mí, sino por los sonoros pasos que emite la profesora, cuando irrumpe en el salón pisando con sus zapatos de tacón. Comienza la clase y yo me quedo con las palabras en la boca. De todas formas, creo que Carsson había dejado de escucharme.
Oliver está sentado dos filas atrás de mí. Me giro a verlo disimuladamente mientras toma apuntes. Es diestro, de hecho tiene anillos en la mano derecha, ¿siempre los tuvo? Tal vez. También saca un poco la lengua cuando presta atención a lo que hace, como en las caricaturas, cuando quieren representar que el personaje está concentrado. Oliver podría ser un personaje de caricatura. Sería el típico muy feliz y positivo que siempre hace enojar a los demás, justamente por eso.
Se da cuenta de que estoy observándolo hace algunos segundos (puede que minutos) y mira de reojo en mi dirección. Podría apartar la mirada, pero no lo hago, al contrario, le dedico una pequeña sonrisa sin separar los labios. Él me sonríe de lado y devuelve su atención a la clase, y yo también lo hago.
«Sí, somos buenos amigos».
[...]
Camino por los pasillos de la universidad, con mis libros abrazados contra mi pecho, y me dirijo a mi casillero para guardarlos antes de la siguiente clase.
Me paro en seco cuando de lejos veo a Oliver recargado contra el casillero que está junto al mío, de brazos cruzados, esperándome con una sonrisa maliciosa en su rostro.
-Estás muy mal de la cabeza, lo sabes ¿verdad? -le digo cuando estoy lo suficientemente cerca para que me escuche-. ¿Y cómo llegaste aquí antes que yo?
-Conozco un atajo -responde encogiéndose de hombros-, y te lo mostraré luego de que veamos tu organizado casillero.
Pongo los ojos en blanco y suspiro rendida.
A punto de abrir el casillero, soy interrumpida por los gritos de Tabatha, que viene corriendo con Carsson tomado de la muñeca.
-¡Leonore! -me grita estando a veinte casilleros de distancia.
-¿Qué? ¿Qué ocurre? -la interrogo una vez que llega hasta mí.
Me levanta una mano indicándome que espere, y se dobla apoyando las manos sobre sus rodillas en un intento por recuperar el aire.
-Estaba hablando con Carsson sobre un sueño loco que tuvo en la clase de música, -Se detiene a respirar un poco más, y continúa diciendo-: y se nos ocurrió la idea de organizar una fiesta.
-¿Fiesta? -duda Oliver.
-Pero solo con los que están en la clase del profesor Quinn -agrega Carsson, que hasta ahora su único aporte a la conversación había sido asentir enérgicamente.
-Genial, ¿dónde será? -les pregunto curiosa.
Ambos giran sus cabezas para verse entre ellos en silencio, hacen una mueca, y luego me miran a mí.
Tabatha pone una mirada de cachorrito, y sé lo que eso significa.
-Oh, no, claro que no.
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Dos
RomanceAmar es algo que no se le puede negar a nadie. A nadie excepto Oliver. Había nacido con una maldición que lo persiguió durante toda su vida: siempre que se enamoraba de alguien, la persona enfermaba hasta morir. Fue algo traumante en su niñez y prea...
Capítulo 10
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