EL CUARTO

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Han pasado ya catorce años, y aún tengo la imagen viva de lo que ocurrió en aquel lugar. Las cicatrices en manos y pies no me permiten olvidarlo. Son llagas tan notorias que me recuerdan día tras día, la horripilante secuencia de tormentos por las que ellos me hicieron pasar. Ese cuarto. Ese lugar que aún al cerrar mis ojos me atormenta, mantiene vivo el dolor de haber tenido que padecer algo que para muchos solo ocurrió en mi mente. Dicen que la única forma de superar un miedo es enfrentándote a él, entendiendo que nunca podrá ser mayor que tú, y eso es lo que he hecho.

Se que me dijiste que nunca regresara, que huyera y olvidara todo eso, pero no, he sentido la necesidad de volver. De ir hasta ese lugar en donde todo empezó. Gritarme a mí mismo que no pasa nada, que todo estará bien. Y es que en el fondo lo sé. Se que debo dejarme de tanta tontería y aprender a vivir, a soñar, entender que nada es para siempre y que todo se supera.

Ese lugar no está igual como tú y yo lo dejamos. Una cama vieja que ha perdido su color. Las manchas de sangre sobre el colchón que una vez existieron ya no están.

El paso del tiempo las ha borrado dibujando sobre ellas musgo fresco, tan fresco como si hubiese germinado de tierra fértil. Quizá el frío que irradia ese lugar, la soledad de aquellos muebles olvidados y que fueron los testigos de aquella masacre, han hecho de él, un lugar con vida propia. Pero no esa vida que tú y yo conocimos, no; es una vida nueva, en la que no hay cabida para seres humanos. Una vida en la que la madre naturaleza se hace dueña y señora de cada rincón del universo, explayándose con toda esa gama de vegetación que hace que se desconozca lo que un día fue.

No había un solo lugar para posarse. El verde lleno de vida lo cubre todo. Y yo, doy pasos y pasos en medio de este sitio que durante tantos años no me dejó en paz.

Tú no te imaginas las noches de delirio por las que he tenido que pasar pensando en este cuarto, en estos muebles, en este lugar que, para muchos, quizá no significaba nada, pero que, para mí, se había convertido en lo más cercano que yo conocí del infierno.

¡Si! Yo sé que me vas a preguntar, ¿y ahora qué?

¿Qué va a pasar ahora que ya no tengo miedos, ahora que mi infierno perdió fuerza y sentido, y que solo se trata de un lugar abandonado y desolado?

¿Quieres que te responda, o me lo guardo?

No tienes por qué responderme, lo leo claramente en medio de tus susurros.

Te da miedo descubrir lo fuerte que he podido llegar a ser. ¿O acaso no me crees capaz de soportar una vida sin ti?

Perfecto, pues te lo voy a decir, aunque no quieras oírlo, aunque te tapes los oídos con tus tiernas y afiladas manos de dolor. Pasará lo que tiene que pasar. Voy a permanecer aquí. Por loco, por irracional que te parezca, ahora me es imposible huir, ¿porque sabes algo?, esto soy yo.

Soy mi propio fantasma, lo que tanto dolor y terror me causó.

Si, no me mires con esos ojos saltones. ¿Ves estas marcas en mi cuello?, no son porque sí. Este lugar tan abandonado y desolado, es el corazón de este suicida que no soportó el infierno que le obligaron a vivir.

Makhabith Ross

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⏰ Last updated: Feb 04, 2023 ⏰

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