¿Quién es ese?

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Akram Abad

- ¡Maldito libertino! - no hace falta ver para saber que se trata de mi querido padre, bueno, uno de los tres.  

La almohada que descansa justo a mi lado ahora queda sobre mi cabeza, cubro mi rostro para no escuchar más gritos y enseñanzas de moral que me valen una mierda.

Me volteo quedando boca abajo, mi cara permanece contra la cama y la almohada justo encima, aunque tampoco es de mucha ayuda para apaciguar la imponente y furiosa voz de mi padre.

- ¡Levanta el culo! - la sábana que cubría la mitad inferior de mi cuerpo desaparece al ser jalada por ese mismo ser enojado - ¿Por qué mierda duermes sin nada? - suspiro ahogado, hasta en mi habitación pretende darme órdenes.

- Buen día, padre, he dormido como un ángel ¿Y tú? - de mala gana me enderezo en el colchón, tallo mis ojos para acostumbrarme a la luz natural que se filtra desde la ventanas y enfoco a hombre alto, elegante y con el ceño fruncido mirarme con altivez y arrogancia - O bueno, así dormía hasta que un demonio me despertó.

Si antes echaba humo por las orejas, ahora parece una maldita locomotora.

Es gracioso molestar a mis padres, me encanta ver esa mueca de disgusto que normalmente pasan por alto delante de la gente para no expresar nada más que nuestras vidas perfectas.

- Más te vale bajar, en media hora son los exámenes a la universidad y ya vas tarde - vaya, pasar por alto un comentario mío es nuevo. 

Vuelvo a tirarme de espaldas a la cama, ubico mi antebrazo sobre mi rostro e inhalo varias veces antes de obligar a mi cuerpo a comenzar el día.

No vuelvo a beber los domingos, es horrible comenzar un lunes con ese pitido agudo en mi cabeza por la resaca, más con la universidad en mis planes.

- ¡Buen día, hermano mayor! - para empeorar las cosas debo soportar la alegría asfixiante de Adil - Oye ¿No hay piedad de tu parte para tu pobre hermano? - mi cara expresa las niñas ganas que tengo de soportar sus preguntas.

- Dilo y vete - me levanto al ver que ya pasaron diez minutos desde que papá vino.

- Es que esa rata que hay entre tus piernas es un trauma para el del medio - y como el idiota que soy bajo la cabeza hasta ver mis pies.

- ¿Qué rata? No hay nada aquí - mamá se moriría si uno de esos sucios animales vive en la mansión.

- ¿Eres lento? Lo digo por el matorral que cubre esa lombriz que llamas pene - sale a correr antes de que mi zapato italiano le marque la cara de un certero golpe.

Inútil de porquería, un día de estos voy a romperle la boca.

Tal vez un baño relaje la punzada en mi cabeza, mala suerte que solo podré relajarme diez minutos antes de que mis tres padres entren por esa puerta y saquen mi culo a patadas de la mansión.

Odio vestirme formal, pero mi madre me mata si ve que voy a la universidad sin el traje que preparó anoche.

Universidad, institución a la que deberé acudir por cuatro o cinco años para estudiar administración de empresas y así no avergonzar a mi familia y desprestigiar el apellido Abad.

Otro año más dónde debo ser el mejor en cada aspecto para ganarme el reconocimiento de la ciudad y la familia.

Lo bueno es que mis hermanos también irán y así no estaré rodeado de personas cargadas con sonrisas falsas y cumplidos tontos.

Hay días en los que espero y mis hermanos sean adoptados, hasta que recuerdo lo útiles que pueden ser y se me pasa.

Ser el mayor en una familia tan exigente, tradicional, religiosa y rica es un martirio, básicamente porque las mayores responsabilidades caen sobre mis hombros, mismas que no deben fallar o mis padres se encargan de recodarlo cada día de sus vidas.

Foto chantaje (TMHA)Where stories live. Discover now