꒰ ᜊ capítulo 37 ꒱

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Los alfas de la eve habían estado más apegados a Jungkook de lo normal, al principio estaba recio a ese tipo de exagerada protección, pero al ver los rostros intranquilos de los hombres decidió no reclamar nada.   

Suspira bajamente, recordando el cambio palpable dentro suyo que se había obligado a formar. Si dejaba que el consejo tomara ventaja, todas esas personas que habían procurado por él sufrirían inminentemente. Muchos de los omegas que trabajaban en la familia Kim habían empezado a estudiar, la libertad de sus derechos se verían opacados por el Öğüt y al igual que los alfas de la eve, que tenían deseos de formar familias, vivirían siguiendo las órdenes de los que estaban arriba suyo. Jungkook había realizado hasta ahora el poder y la complejidad de la dinastía Kim, eran más que una mafia cualquiera. Eran un imperio escondido entre las sombras, su influencia iba más allá de la comprensión a la que él podía recurrir y era por eso mismo que nadie pondría una negación a cualquier orden que se les de.   

Jungkook trataría de evitar ese ligero derrumbamiento, ahora tenía personas en las que confiar, personas que le dieron una visión diferente de lo que podría ser su vida, era su turno de protegerlos, más allá de las propias creencias que podía tener.   

Dando una última mirada a la pintura frente a él, hace su camino hacia la oficina principal de la galería, desliza el celular de su bolsillo y observa la última y única llamada registrada. A pesar de la ausencia de contacto del alfa a con él, todas las mañanas de los últimos días Jungkook recibía una rosa azul, como si tuviera algún mensaje de remplazo para las que empezaban a morirse. En todos esos torbellinos oscuros que habían provocado las palabras de hace unos días, el detalle azul de los pétalos siempre parecía poner de mejor humor a su omega, el cual parecía más ausente que en toda su vida.    

Jungkook apenas si podía sentir a su lobo deslizarse bajo su piel, nunca le había pasado eso, era como si su omega se hubiera encerrado en una caja de melancolía, saliendo únicamente cuando un estimulante exterior era suficiente. Por supuesto, el estimulante siempre era algún mínimo indicio de Taehyung.
   
Comprendía el desasosiego de su lobo ante la ausencia del gama, sabía que una vez que llegara y se enterara de la noticia habría un parteaguas en la situación de la familia, y posiblemente en su relación, haciendo su instinto omega más ausente de lo que ya estaba. Definitivamente estos días habían sido un increíble entendimiento del mundo que le rodeaba; sin embargo, también le habían permitido detenerse a pensar en lo que realmente sentía.   

Extrañaba a Taehyung.

Había puesto muchas negaciones para convencerse de que se trataban de puros instintos bajos, pero ya no estaba con el pie en la página de suposiciones. Todavía no sabía cómo sentirse con ese nuevo descubrimiento, pero esperaba que el tiempo con el alfa lo ayudara a entenderlo mejor.   

Antes de que pudiera tener la oportunidad de sentarse y comenzar con el análisis de las nuevas secciones en la galería, un toque apresurado en su puerta lo distrajo. No había dado el pase cuando el rostro nervioso de Mariam se asomó hacia la oficina.   

—¿Qué pasa Mariam?—pregunta Jungkook.   

Hürrem, mis disculpas por interrumpir de esa manera. Pero tiene una visita importante.   

El omega frunce el ceño confundido, las reuniones con los omegas artistas para la entrada de sus obras en la galería empezarían hasta la siguiente semana. Para que su asistente se comportara así de inquieta sólo podía haber un grupo reducido de personas que podrían haber llegado. Afortunadamente, Jungkook no tuvo que detenerse a reducir sus opciones.   

—No es necesario anunciar mi llegada, no estamos en esos tiempos.   

La figura alta, el traje de marca y la musculatura única de los benditos genes Kim confundió a Jungkook por un segundo, haciendo que su corazón palpitara agitado en su pecho. Sin embargo, los rasgos duros pero amables en el atractivo rostro le hizo darse cuenta que no era quien pensaba.   

𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚 ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏWhere stories live. Discover now