Capítulo 5: ¿Las Islas Solitarias?

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Habíamos llegado al puerto de Narrowhaven, el principal asentamiento de la Isla de Doorn, según Drinian, uno de los tres territorios que conforman las Islas Solitarias. Al atardecer, ya estábamos a menos de 15 km de tierra firme, pero cuanto más nos acercábamos, más extraño parecía.

No había ninguna bandera a la vista, lo que en sí mismo era sospechoso ya que las Islas Solitarias siempre habían sido parte del Imperio Narniano. Debería haber una bandera de Narnia ondeando en el puerto. Debería haber gente, en general, pero a simple vista la isla parecía deslucida y estacionaria.

Terminamos por decidir el enviar un grupo de expedición, en el que todos nosotros estaríamos incluidos a excepción de Susan, quien se quedaría a bordo en caso de cualquier emergencia y enviaría un grupo de rescate si no regresábamos al amanecer.

Incluso nos acompañaba Eustace, quien profusamente afirmaba estar en extrema necesidad de pisar suelo de verdad. Era una expedición sencilla, en la que estaría envuelta la Corona. No debería ser tan peligroso, así que se le permitió venir.

Cuando llegamos a tierra, una inquietante oleada de silencio llenó la atmósfera. Era sumamente raro que no hubiera nadie allí ni para realizar ocupaciones en el puerto ni para dar un paseo siquiera.

Peter, quien no me había dicho ninguna otra palabra más desde nuestra última conversación, extendió su mano para ayudarme a desembarcar, mirando al suelo.

Insegura, lo acepté y murmuré un gracias después de que mis pies tocaran el suelo. Pero en el momento en que eso sucedió, me soltó de inmediato y se giró para seguir a Caspian y al resto por las escaleras que nos llevarían al interior de la ciudad.

No es un secreto que me duele su indiferencia, aunque esté más que justificada. Las crudas palabras que me habló sólo hicieron que el sentimiento empeorara. Si antes no estaba segura de la forma en que debía acercarme a él, ahora no tenía ni idea.

Entre las muchas formas posibles que pensé enfrentar a Peter iría, nunca pensé que sucedería aquí, en Narnia, el lugar que una vez llamamos nuestro hogar y pasamos muchos años viviendo en la más pura felicidad. Mirando atrás a nuestro pasado, es imposible no preguntarme, ¿cómo demonios terminamos de ésta manera? ¿Cuándo es que me volví una insegura, pequeña niña?

El sonido del cuerpo de Eustace golpeando el suelo me sacó de mis pensamientos. Aparentemente, el joven muchacho había rechazado la ayuda de Reep y había fallado enormemente en desembarcar el bote. La imagen provocó una muy necesitada sonrisa en mi rostro.

Continuamos nuestro camino adentro, tratando de ser lo más cautelosos posible a vista de lo que pudiéramos encontrar. Estábamos observando a nuestro alrededor cuando el fuerte repique de una campana me sobresaltó e hizo que mi corazón se detuviera por un minuto.

Agarré con fuerza la empuñadura de mi espada en alerta, y Caspian apuntó su ballesta arriba hacia algún lugar del edificio frente a nosotros. Las campanas no pudieron haber sonado solas, lo que significaba que sí había gente aquí, pero por alguna razón no quería ser vista.

–Reepicheep, tú y los hombres de Drinian aseguren el área –comandó Caspian–. Nosotros nos adelantaremos a explorar. Si no volvemos al amanecer, ya saben qué hacer.

–Sí, Majestad.

Cuanto más nos adentrábamos en las calles y caminos del pueblo, más sombrío y desolado parecía. Sin vida, ni un alma que encontrar. Estaba sucio y la infraestructura se estaba cayendo a pedazos.

La parte más escalofriante era la ausencia de sonido. Hacía el ambiente angustioso y tenso, sobrenatural, me atrevería a decir. Una ciudad fantasma, casi.

Las Crónicas de Narnia: La Travesía del Viajero del Alba (Peter Pevensie & tú)Where stories live. Discover now