―Una chica.

―Mi hermanito tiene una cita. ¡Vaya! Ya era hora. Comenzaba a preocuparme tu falta de interés.

―¡Oye! No es para tanto. Que sea discreto, no quiere decir que ande en ondas raras.

―Es broma. No te preocupes, el sacrificio lo vale. Así que espero tener buenas noticias pronto. ¿Entendido?

―Sí, sí.

Desde luego que lo valía. Vería a Claudia y la salvaría de caer en las redes de Daniel. Aunque sospechaba que a ella no le daría mucho gusto verme.

~Claudia~

Llegue puntual al lugar donde nos veríamos, ocupe la mesa que Daniel había reservado y respire, intentando mostrarme tranquila. Al principio no le tome importancia al transcurso del tiempo, me dedique a disfrutar de la hermosa vista del lugar, del ambiente acogedor y de la música. Pero personas iban y venían y Daniel, nada. Habían pasado más de 30 minutos y no había ni señas de él. ¿Qué había pasado? ¿Lo había olvidado? Considere llamarlo, pero era demasiado incluso para mí.

Opte por esperar otro poco, rogando para que llegara y no le hubiera pasado nada o peor, que me hubiera olvidado. No había manera de que lo hiciera, ¿cierto?

~Siwon~

Con Daniel fuera todo el día, tuve la certeza de que no se encontró con ella. Quien parecía bastante animada, eso me irritaba un poco. No el hecho de verla sonreír, porque en realidad amaba verla reír, pero no me gustaba que todo tuviera relación con mi hermano.

―Daniel. ―Antes de salir de la casa, opte por llamarlo y asegurarme de que no llegara a la cita.

Sé que era algo cruel, puesto que la plantaría, pero no estaría sola mucho rato.

―¿Qué pasó?

―¿Ya vas a la cena? ―pregunte intentando parecer normal―. Recuerda que mi madre odia que llegues tarde. ―Soltó una risilla.

―Sí, lo sé. Ya casi llegó. ¿Y tú? ¿Te libraste de preguntas?

―Sí, le dije que era algo muy importante, pero que tú irías. Lamento sacrificarte ―admití.

―No te preocupes. Ya te lo dije, el sacrificio lo vale. Diviértete, hermanito.

Tal como lo pensé, Daniel estaba demasiado concentrado en la cena con mi madre para recordar a Claudia.

―Lo haré ―prometí, refiriéndome a Claudia.

~Claudia~

―¿Claudia? ―la voz de Ise sonaba claramente sorprendida al recibir mi llamada. No tenía idea de que hacer, Daniel seguía sin aparecer y yo no sabía dónde meterme, así que decidí llamarla―. ¿Qué pasó? ¿No deberías estar en tú cita?

―Sí, pero no ha llegado ―dije un poco frustrada.

―¿Como que no ha llegado? ¿Cómo se atreve a dejarte plantada? ―inquirió sorprendida y enojada.

―Gracias por recordármelo.

―Lo siento. Pero... ¿No te ha llamado? O ¿Algo?

―No. ¿Qué debería hacer?

―Mmm... déjame pensar. Si te vas, se vería muy mal.

―Eso lo sé. Estoy comenzando a sentirme ridícula. Los meseros me miran con lastima.

―No te preocupes. Te salvare, ahora mismo voy para allá y ya veremos que sale, ¿Va?

―Ok. No tardes ―suplique, comenzando a sentir las miradas de los otros clientes.

―Descuida, estoy cerca. No me tardo nada. ―Aun con sus palabras, sabía que tardaría por muy cercana que se encontrara, así que se me ocurrió una idea.

―Ise, ¿Y si lo llamó?

―¿Qué?

―Para saber si vendrá.

―No, eso sería malo, muy malo.

―¿Qué tan malo? ―No creía que fuera malo, de hecho, era muy lógico llamar y preguntar qué había pasado.

―Pues como si tu madre viniera de visita.

―Ok, es muy malo. Ya entendí.

―Resiste, ahorita vemos que hacemos. ¿Vale?

―No tardes.

Colgué y tomé un trago de agua de la copa que tenía delante de mí.

"¿Qué hago? ¿Qué hago?"

Seguía pensado que debía llamarlo, pero Ise tenía razón, no debía.

¿De verdad se había olvidado de mí? ¿Eso había pasado? Si era el caso, me sentirá peor cuando me lo dijera.

―¡Vaya! ¡Vaya! ―¡No! ¡Por favor, no! Quise meterme debajo de la mesa―. Miren quién está aquí.

¡Maldición! ¿Por qué rayos tenía que aparecer Siwon?

―¿Qué haces aquí? ―pregunte sin ocultar mi enojo.

―¿Yo? ―preguntó divertido acercándose más a mi mesa―. Vine a cenar, supongo que lo mismo que tú... ¿No? Aunque ―Miró mi atuendo y sonrió con malicia―. Por tu aspecto, diría que fuiste planada. ―¡Maldito! La estaba pasando a lo grande.

Uno de estos días terminaría cometiendo un asesinato.

―¿Quién fue plantado? ―¡Ise! Casi me ponía de pie y la besaba. No podía llegar en mejor momento―. Hola, Clau. Perdón por la demora. Hola, Siwon ―lo saludó como algo casual.

―Hola ―contestó secamente él. Evidentemente decepcionado por no poder confirmar sus burlas.

No, si era un maldito zorro.

―Clau ―dijo ella tomándome del brazo―. Hubo cambio de planes. ―La mire confundida. ¿Cambio de planes? ¿Y ahora que se le había ocurrido?

―¿Sí? ―pregunte confundida.

―Si. Ya no seremos solo nosotras. Traje a los chicos ―Miré hacia la entrada y descubrí que un par de chicos estaban ahí―. Quieren que vayamos por algo de beber y a bailar en lugar de cenar. ¿Qué opinas? ―¿Qué opinaba? No tenía idea quienes eran y no me sentía de ánimos de bailar, pero, no quería quedarme con ese tonto.

¿Y ella me acusaba de estar loca?

―Claro. ―Vaya que sabía improvisar ¿De dónde los había sacado?

―¡Genial! Entonces, vamos ―dijo poniéndome de pie.

―Si.

―¿Quieres venir? ―Miró a Siwon. La fulmine con la mirada. ¿Por qué lo invitaba? ¿Cómo se le ocurría, si lo que yo quería era que se perdiera?

―Desde luego que no quiere ―intervine, dejando unos billetes en la mesa―. Vamos.

―Si quiero. ―Ambas lo miramos boquiabiertas―. Vayamos.

―Pero vamos en parejas ―proteste. Yo no quería ir con él a ningún lado, ese no era el plan.

―No hay problema ―aseguró mi amiga―. Puedo llamar a una amiga. ―"No Ise, no lo hagas".

―Perfecto, entonces vamos ―asintió Siwon.

"¡Rayos! ¿En qué rayos me acabo de meter?".

Enamorando al EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora