Capítulo 10 Víspera de boda

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La semana había transcurrido muy rápido, ya era viernes y Hermione no había encontrado mucha información más que un viejo diario del cual no sabía a quién pertenecía, solo traía las iniciales S.L.M.S. Grabadas en la cubierta, todas esas noches se había quedado a dormir en la Mansión, para sorpresa de ella, la familia la había hecho sentir cómoda y sus encuentros con Malfoy solo eran a la hora de cenar, ese día regresaba a casa, decidió retirarse a las 4 para tener tiempo de descansar y acudir con Harry por la noche a la reunión en la sala de los misterios. La verdad tenía mucha curiosidad de saber que era lo que les dirían y como tenía relación con lo que ella investigaba.

Cuando llego a casa se llevo una gran sorpresa, en la sala había muchos paquetes y maletas hechas, en la cocina se encontró con Harry.

-Milagro que te apareces, pensé que te vería hasta la noche - le reprocho el chico.

-¿Que es todo eso? -pregunto la castaña señalando hacia las maletas.

-Pues mis cosas - levanto sus hombros el moreno.

-Pero, no entiendo - dijo ella.

-Ginny compro una mansión, después de la luna de miel nos iremos a vivir haya - el joven estaba apenado, no había tenido tiempo de platicar esto con ella.

- ¡Cierto¡ mañana te casas - susurro, no había caído en la cuenta de que Harry al casarse se iría, realmente había evadido el tema en su mente, unas lagrimas rodaron por sus ojos.

-Siempre estaré para ti Hermi - el joven la jalo hacia él para abrazarla y la acuno en su pecho, intentaba no llorar, sentía que al irse dejaba una parte de él. Hermione era para el mas que una amiga, a través de los años se habían vuelto familia, ella era su hermana menor, su confidente, su concejera, el siempre sentía la necesidad de cuidarla y protegerla. Cuantas ganas de matar a su amigo Ron había sentido cuando se marchara del país y dejara a Hermione con el corazón roto, bien recordaba los 5 kg que subiera el chico en tan solo 2 meses, pues cada que ella se tiraba al llanto, solo la tranquilizaba comprando cajas de chocolates que devoraban entre los dos y aunque ella no lo sabía hasta este momento en el testamento de Harry ella era su única heredera.

-Lo sé, pero voy a extrañarte tanto Harry - no podía controlar su llanto la castaña, estaba tan acostumbrado a él, a sus rutinas, como comer todas las tardes juntos en la cafetería que estaba frente al ministerio, ver películas de terror los viernes por la noche, ir a correr los domingos por la mañana, cuidarse el uno al otro, pelear por tonterías como que el chico no bajara la tapa del baño o porque ella no recogía sus cabellos del baño y ahora, el se iba.

- Lo sé pequeña, yo también - unas lagrimas ya se asomaban por sus ojos verdes del chico. Esto estaba resultando muy difícil.

-Te veo en la noche en la entrada del ministerio a las 08:45 - se marcho la castaña no quería hacer eso más doloroso, ya bastante tenia por el momento, extrañaría tanto a su amigo.

Harry siguió preparando maletas al estilo muggle, antes de ir al ministerio pasaría a dejar a la mansión sus cosas, estaba empacando los retratos que tenía en su cuarto, vio la foto de Ron, Hermione y el de su graduación, se veían tan contentos, después tomo una de Ginny cuando tenía esta 16 años y ellos comenzaban como novios, en esta ella sonreía tímidamente y le mandaba un beso, una sonrisa atravesó su rostro al recordar que por fin mañana unían sus vidas para comenzar una familia juntos, le pediría a Ginny que tuvieran hijos pronto, ya quería ver niños corriendo por su casa, y por primera vez en un mes se sintió completamente seguro de querer casarse, todas las dudas se habían esfumado, se moría de ansias por que ya fuera sábado, ya se imaginaba como se vería Ginny caminando al altar toda de blanco, seguramente parecería una princesa....

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