Capítulo 17 // Efímeros.

30.1K 1.1K 1.6K
                                    

Efímero: aquello que dura por un período muy corto de tiempo.

Capítulo 17 // Efímeros.

Jagger.

A veces, cuando Emma me mira fijamente con ese par de diamantes que tiene como ojos, siento que he conocido a un ángel en persona.

A veces, cuando hace cosas tan típicas como pensar en qué pieza del tablero de ajedrez que se encuentra frente a nosotros mover, me pregunto en cómo una persona puede ser tan hermosa a mis ojos. ¡Mis ojos! Porque vamos, aunque odie admitirlo, no me entero ni del clima ni mucho menos de lo que sucede a mi alrededor. Pero es increíble la facilidad que tengo para percatarme de cada pequeño gesto que hace y encima que solo provoque que me guste aún más.

¿Pero lo más increíble? Emma revivió algo en mí que creía muerto. Algo mío que estuve buscando durante años. Años de sufrimiento, lágrimas y dudas causados por ese algo perdido. Y ella me lo devolvió tan tranquila. Como si fuese algo que sin siquiera percatarse, fue a parar a sus manos y no supiera que era mío hasta que me vio a los ojos por primera vez.

Y ese algo es mi artista interior. Al hijo de puta verdadero amante de la música que creía muerto, pero no. Estaba vivito y coleando, solo que escondiéndose de mí por alguna razón que aún desconozco.

Desde que era un adolescente no sentía estas ganas de componer, escribir, cantar, tocar y todo lo que implique mi trabajo actual. Hace tanto, tanto tiempo que lo llegué a dar por perdido. Pero ahora está aquí, dentro mío otra vez, cosquilleando en la punta de los dedos por el afán de rasgar las cuerdas de la guitarra, picando en mi garganta por cantar enfrente de miles de personas y sobre todo, con la música circulando por mis venas como si de ríos caudalosos se tratasen.

Dios, tengo tantas letras, palabras, ideas, ritmos y melodías para canciones nuevas que siento que si no las apunto pronto, se esfumarán repentinamente como lo hicieron hace años atrás.

Ahora sé a lo que se refería mi madre esa vez en la cocina cuando me recitó aquellas palabras que en ese momento no comprendí, pero que aún así se quedaron grabadas a fuego en la memoria del pequeño Jagger adolescente que lo único que sabía de la vida era que amaba tocar la guitarra como nada más en este mundo. Estábamos hablando de mi novia de ese momento y la única que tuve en mi vida. Ahora las comprendo a la perfección.

Pero, mamá, no exageres. No me voy a casar con Marie. Solo es mi novia— le dije a mi madre en inglés mientras reía. El único motivo por el que hablábamos un idioma que no era nuestro en casa era porque yo necesitaba practicarlo ya que nos acabábamos de mudar a Inglaterra e iba a entrar al instituto pronto. Y yo no era muy bilingüe, que digamos.

—¿Y por qué le pediste que sea tu novia, Jagger?— me preguntó ella mientras metía un bizcocho al horno, con esa voz de sabia que ponen las madres cuando saben que la respuesta a su pregunta será un motivo de regaño.

—Pues... Porque es guapa y amable. Y graciosa, a veces— contesté con simpleza mientras me metía un puñado de maníes a la boca.

—¡Pero, Jagger! No puedes decirle a una chica que sea tu novia solo porque es guapa y amable. Tienes que conocerla más para saber si es la indicada— me regañó con los brazos en jarra. Yo lancé una risita infantil al verla.

—¿Y cómo sé si es la indicada, mamá?— Interrogué, fingiendo que solo era por simple curiosidad por la vergüenza que me causaba hablar de esos temas con mi madre, pero en realidad me interesaba mucho. Como músico, lo principal de tu trabajo son los sentimientos, porque ¿qué es una canción sin sentimientos? Nada. Y yo era un músico. Un pequeño músico, pero músico al fin. Uno que se preguntaba todos los días quién sería esa chica que le despertaría todos esos sentimientos de los que solo había oído hablar. Porque claramente Marie no lo era.

Sinfonías Internas ©Where stories live. Discover now