𝗳𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀-𝘄𝗶𝗴𝗲𝘁𝘁𝗮

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6;,anti-hero

Al día siguiente, Willy entró a la mansión de Vegetta, cerrando la puerta suavemente para no molestar al dueño de la vivienda.

Resulta que Vegetta terminó cogiendo una gripe, así que no pudo salir de su cama porque si lo hacía lo más probable es que terminase tirado en el suelo. Lo mínimo que pudo hacer, fue llamar a Willy para que fuese a verle.

El anteriormente mencionado subió a la planta de arriba. Entró a la habitación del azabache sin permiso, y se encontró con este tumbado en el colchón, respirando con dificultad.

—Te lo advertí–fue lo único que dijo, sentándose en la cama matrimonial morada.

—Hola, Guille. ¿Qué tal estás? Yo no muy bien, gracias por preguntar.

—Vale, perdón–se aclaró la garganta. De un impulso, se levantó y se puso tan recto como un soldado, o un mayordomo–. Señor Vegetta, ¿qué desea usted? De mi parte, le recomiendo un paracetamol, pero no debería hacerme caso, pues no soy experto en este tipo de situaciones.

—Es que eres bobísimo–al reírse, empezó a toser al segundo.

El de boina lo observó con el ceño fruncido. Tal vez en ese momento lo mejor no era bromear y en su lugar tomarse el asunto en serio. Sin decir una palabra, salió de la habitación y se dirigió a la cocina. Allí, cogió un vaso de agua y una jarra llena de agua y volvió al dormitorio. Siendo observado por los ojos púrpuras, posó el vaso en una mesilla y lo rellenó con agua, seguido, se lo entregó a Vegetta.

—Joder qué susto, pensaba que te habías ido sin decirme nada–susurró con la voz tomada, incorporándose–. Gracias–tomó unos cuantos sorbos y lo dejó de nuevo en la mesilla. Tras eso, se tumbó de nuevo, con un sueño enorme. Willy lo notó, y no decidió quedarse callado.

—Puedes dormir si quieres.

—Pero te vas a aburrir si no–susurró Vegetta–. Y si te aburres te vas a ir. Yo no quiero que te vayas.

—No me voy a ir a ninguna parte. Voy a estar organizando un álbum, así no me aburro.

—Bueno... Pero con una condición–probablemente Willy le iba a mandar a la mierda, pero tenía que intentarlo–. Si me das un besito.

—Tú lo que quieres es que me ponga malo, ¿me equivoco?–se cruzó de brazos como respuesta: no iba a darle un beso.

—Por favor... Imagina que me muero.

—Revives.

Vegetta hizo un puchero, y miró fijamente con el ceño fruncido a su novio. A su vez, el sueño le ganaba, y sus ojos empezaron a aguarse de lo mucho que le ardían. Willy se sorprendió al ver la reacción del chico, pensó que no le iba a afectar tanto no recibir un beso por su parte.

—Hombre, pero no te pongas así–suspiró y seguido, se inclinó hasta el rostro del otro, posó su mano en la mejilla caliente del azabache y le dio un pequeño beso en los labios. Antes de volver a su posición anterior, le limpió las lágrimas cuidadosamente–. Venga, ahora a dormir, bello durmiente.

—Espero que entonces quien me despierte seas tú, con un beso–

murmuró. Iba a continuar hablando, pero cerró los ojos y se durmió al segundo.

Willy sonrió, pero dejó de hacerlo cuando escuchó una voz a sus espaldas.

—¿Qué cojones?

El rubio se giró rápidamente. Luzu estaba en la entrada a la habitación, contrastando la pared blanca con su sudadera negra.

—Hombre, Luzu. Vamos al salón, no vayamos a molestar a Vegetta–se acercó al castaño, lo agarró del brazo y tiró de él hasta el sofá de la sala de estar. Se pusieron cómodos, como si fuese su propia casa, y empezó una especie de concurso de miradas–. Suéltalo.

—¿Qué ha sido eso? Es decir, tú acabas de- de–se agarró la cabeza, intentando entender la situación.

—No tenías que enterarte así, pero ya que estamos–suspiró, cruzando las piernas–Vegetta y yo somos novios, estamos saliendo.

Luzu negó con la cabeza y se tapó las orejas: eso era lo que no quería escuchar. Willy, por su parte, observó la acción del otro con una mirada interrogatoria: no entendía qué le pasaba a su amigo.

—No, no, no. Tú no puedes salir con Vegetta, no puedes. Tú no...–soltó, devolviéndole la mirada a Willy con una mezcla de enfado, confusión y miedo indefinible.

—Vale, tal vez no soy la mejor persona del mundo, pero realmente amo a Samuel, y se lo hice saber antes de volver a esta dimensión de Karmaland–había usado el nombre de Vegetta para que fuese tomado más en serio, lo cual no funcionó de la manera que él quería.

—¿Samuel? Tú nunca le llamas así. ¿De qué va todo esto, eh? ¿Tú también le quieres romper el corazón?–espetó, molesto. Su pierna empezó a moverse, y sus manos, las cuales usaba para expresarse, se movían nerviosamente.

—No, yo de verdad le quiero. Las dos bodas parece que te crearon más trauma a ti que a Vegetta, macho.

—¡Cállate!–golpeó el sofá con su puño, haciendo sobresaltar a Willy. Le miró furioso, pero con un toque triste–. No solo es por la boda. Es también porque tú nunca entenderás lo que es la tristeza, y mucho menos el amor o algún sentimiento complejo como esos. ¿Sabes por qué? Porque tú los perdiste, te volviste una persona horrible, más que el inútil de Rubius, y vas a peor. Si quieres estar con Vegetta, yo sé perfectamente que no es verdad, y que, como el resto, solo lo quieres usar.

—¿De qué hablas? Yo no quiero hacerle daño.

—¡Sí, Willy, sí quieres! ¡Eres una persona horrible, y que no sabe lo que es la compasión y el amor por el resto!

El de boina verde entendía porque le decía eso, pero a su vez no. Confuso, y sin saber qué más decir, se fue sin decir una palabra,

—¡Eso, vete! ¡Sopa de veneno!

Se lanzó al vació, sacó su paravela, y con los gritos de Luzu en su mente, unas lágrimas, quién sabe de sí frustración o de tristeza, se deslizaron por su mejillas mientras se alejaba de esa casa, de Luzu, Y de Vegetta.

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Holaaa

¿Que qué mierda me he fumado haciendo este cap? Pues ni idea, solo he comido cacahuetes.

No tengo nada que comentar de este cap, excepto una dato random que me pasó mientras escribía esto en docs.

Adoro que cuando Veg dice "bobísimo" el corrector me ponía "bellísimo". ¿Corrector wigetta shipper? Corrector wigetta shipper.

Solo era eso xd. Muy me voy a dormir porque son casi las 2 am y me estoy mueriendo ientras escribo esto 🥲.

Chaooo ♡♡♡