Capítulo III

186 7 0
                                    

Gilbert

Me enloquece, cada que veo a esa mujer, a esa chica de cabello como zanahoria, es que no hay una igual. Me acerco, y con cada paso que doy percibo como mi corazón se acelera, como se entera de que mi meta esta cada vez más próxima, de que mis deseos serán prontamente cumplidos, de que si el destino así lo desea, pronto anne será mi esposa. La tengo frente a mi, y sus ojos brillantes por el resplandor del sol me hacen suspirar. No tardo un minuto más y la incito a que me acompañe a dar un paseo. Acepta y camina junto a mí. Mis manos se sienten sudorosas, nunca he estado tan nervioso en mi vida. Creo que si ella no me aceptara mi felicidad llegaría hasta aquí, e impediría a mi corazón latir por otra. Tomo sus manos, sus ojos anelantes por dar conocimiento a la verdad, por saber que es lo que me he estado guardando por todo este tiempo. Si ella supiera que mi ser ha latido por ella desde el primer momento, desde ese día en que me rompió su pizarra en la cabeza hasta el día de hoy, el día en que, después de casi diez años, estoy por pedir su mano en matrimonio, y dar a luz a un lazo que nos unirá más de lo que ya estamos hasta el día de nuestra muerte. Trato de decirle todo lo que he sentido y lo que siento por su ser pero las palabras no abarcan mis sentimientos por ella. Me arrodillo, tomo su mano delicadamente, como si fuera un frágil pétalo, recién caído de la más hermosa flor y hago la pregunta, esa que determinará nuestro futuro juntos. Ella tiene el poder, tiene todo el poder de determinar si su corazón late tan vivamente como el mio.
Le pregunto a Anne si quiere ser mi esposa.

"𝓜𝓲 𝓐𝓷𝓷𝓮 𝓬𝓸𝓷 𝓾𝓷𝓪 𝓔 "Where stories live. Discover now