Capítulo V: Don't stop me now.

Start from the beginning
                                    



Llegué a su casa y toqué el timbre, estaba súper inquieta, la verdad es que su madre me ponía muy nerviosa, para empezar, era muy alta, yo le llegaba a los hombros, además era muy imponente cuando hablaba.



Me abrió con una sonrisa, se estaba terminando de alistar y parecía algo nerviosa, me demoré un poco así que supongo que pensó que no llegaría.



-Buenos días señora, ¿cómo está? -sonreí-. Perdón por atrasarme, tuve que llegar a pie.



-Relax, aún me queda algo de tiempo, pasa por favor. -Se apartó del umbral-. Las niñas están arriba.



-Menos mal, pensé que estaba atrasándola -suspiré-. ¿Cómo están las gemelas?



-Algo nerviosas, mañana entran a primer grado y están ansiosas, pero gracias a ti pudieron entrar a la academia. -Cerró la puerta tras de mí-. ¿Podrías hablar con ellas? Tal vez si lo escuchan de ti se tranquilicen.



-Si señora, sé lo que es sentirse así, el primer día de clases le tiré todo el café hirviendo a mi papá, me temblaban las manos. -reí al recordar aquella situación.



-¿Estás segura que podrás con ellas tú sola? -me preguntó su madre con algo de preocupación con su curioso acento pero perfecto español-. No es que dude de tu capacidad Vic, sé lo que tengo por hijas. Además no olvidemos lo que te hicieron la última vez que estuviste aquí. ¿Y sí dejo que traigas a una amiga o amigo? Solo para que te haga compañía. El dos contra uno no es justo.



La última vez que las cuidé, terminé de cabeza amarrada a su camarote de la cama de arriba durante hora y media porque evité que una de las chicas jugara al Bunge con sus sábanas, claro ellas no quisieron desamarrarme argumentando, un argumento más falso que el de un abogado de asesinos seriales por cierto, que no sabían cómo hacerlo. Y claro, yo terminé con el tobillo vendado un mes, se me había dislocado.



-Prometo llamar a mi madre si se me llega a salir de control -respondí inclinando ligeramente mi cabeza-. Estoy segura que esta vez estaré bien si juego bien mis cartas.



-¡Elizabeth, Amy, vengan acá por favor! -Las llamó su madre.



Las niñas bajaron corriendo: la pequeña Lisa, como era de esperarse, bajó alzando el ruedo de su hermoso vestido de princesa, es súper histriónica, la mayoría de sus juegos van orientados hacia la actuación y el glamur de Hollywood, su vestido de verdad parecía estar sacado de un cuento de hadas, es sin duda la menos desastrosa de las dos, pero no hay que dejarse engañar, ella es igual de traviesa y astuta que su hermana, es más, ella es muchísimo mas pulcra a la hora de perpetuar sus fechorías.



Por su parte Amy apenas si tenía puesta ropa decente y estaba cubierta de pintura hasta las orejas, ella era súper hiperactiva y a pesar de su apariencia desastrosa suele ser la autora intelectual de sus crímenes debido a que ella es muy creativa, se le ocurren muchas cosas que no a muchos se les ocurrirían.



-Niña, la pintura va en el lienzo no por todo tu cuerpo -dije suspirando-. Supongo que mi primera tarea será darle un baño a esta pequeña.



La tomé entre mis brazos, con dificultad, a pesar de su edad ya me llegan a los hombros, pero son ligeras cómo plumas. Amy me dio un beso en la mejilla.



-¡Hola Vic! -exclamaron ambas al unísono.



Su madre las vio seriamente, entonces bajé a la pequeña, y la puse a un lado de su hermana.



-Niñas, ¿tienen algo que decirle a Victoria? -les dijo su madre-. Me ha costado mucho convencerla de que volviera.



Les dio una mirada inquisitorial, incluso yo me puse nerviosa, pobres niñas.

Still Loving You. Where stories live. Discover now