- La plebeya esa me sirvió de conejillo. Ahora puedo ver que es eficaz.

- ¿Cuando piensa darle el uso correcto?

- ¿Por qué estás tan apresurado?.- Arqueó una ceja.- Las cosas se hacen despacio.

- ¿No lo hará pronto?

- Lo haré pronto.- Sonrió con malicia.- Pero lo haré despacio.

- Expliquese.

- Ese veneno es muy valioso como para ser desperdiciado de un solo uso. Es más divertido hacerlo gota...a gota.

-.......

- ¿Qué?.- Volvió a sonreir.- ¿Es algo cruel?

- Lo és pero no me importa.

- Tengo que ser cruel si quiero lograr mi cometido. Debo ventilar esta ira que he sentido por años pero lo haré despacio y con inteligencia.

- A simple vista parecería que el asesino profesional es usted y no yo.

- Tranquilo.- Habló con ironía.- No pienso quitarte tu trabajo.- Empezó a desatar sus túnicas.- Suficiente de pláticas.- Luego tomó asiento.- De rodillas.- Sonrió al ver como el joven alfa ante él obedecía.- Creo que no tengo que decirte que debes hacer despues.- Su sonrisa se volvió a teñir de malicia al ver como el alfa gateaba hacía él.- Ahora se buen niño y haz lo que mejor sabes.

Dicen que las personas suelen cambiar debido al tiempo pero este no resulta ser el completo responsable de tales cambios. Circunstancias e incluso personas, pueden llegar a influir en aquel proceso.

Esto fue lo que ocurrió con aquel principe el cúal una vez fue el más cariñoso y encantador de todo el palacio. El corazón de MuDa había sido envenado con el paso del tiempo por personas ambiciosas y sin escrupulo como lo eran su abuela materna y su tío.

Poco a poco se fueron encargando de que el dulce niño que una vez fue, se fuera desvaneciendo. Tanto como las palabras así como las manipulaciones de su familia habían hecho gran mella en su corazón.

El principe MuDa llevaba acumulando una gran desprecio durante todos aquellos años en que estuvo lejos del palacio. Despreció la historia de amor que existía entre su padre y aquel omega al cúal ahora veia como un intruso.

Se refería a aquello como una despreciable historia de amor.


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 Sentados sobre el tejado de los aposentos principales, la pareja de alfa y omega observaban maravillados el gran espectaculo que presentaba el firmamento. Uno de ellos llevaba una delicada túnica negra y su larga cola se agitaba con el viento mientras tomaba a gusto de aquel vino que tanto le fascinaba, el otro a su lado llevaba túnicas blancas, su larga y castaña cola de caballo tambien se agitaba mientras tocaba con delicadeza las cuerdas de su Guqin.

Aquella noche, el Emperador de Yang y su Rey consorte admiraron el gran cielo estrellado entre el dulce sabor del vino y las agradables notas musicales que viajaban tan suave como la brisa.

 Wang Yibo y Xiao Zhan se encontraban admirando la hermosa lluvia de estrellas, compartiendo uno de esos tanto momentos intimos en los que su mundo se reducía a ellos dos.

- Emperador.- El omega observaba el firmamento.

- Te eescucho.- Seguía tocando su Guqin.

- Dentro de una semana es nuestro aniversario.

- Lo sé.- Sonrió.- ¿Qué quieres hacer para ese día? ¿Tienes una idea en especial?

- La tengo.- Asintió.- Aunque no se si se pueda cumplir.- Dirigió su mirada hacía su alfa al percatarse que el sonido del Guqin se detuvo.

Yizhan.Where stories live. Discover now