parte 6

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Me desperté temprano, preparé un emparedado y me dirigí a la editorial. Al llegar, noté que había más personas de lo habitual en recepción, pero no le di importancia ya que estaba apurada para la reunión que cerraría el contrato con los nuevos escritores de la editorial. Estaba segura de que este contrato sacaría a la editorial de la situación tan estresante en la que se encontraba. Corrí hacia el ascensor, pero alguien detuvo las puertas con la mano. Estaba lista para recordarle a su hermosa madre, pero me detuve al ver quién era.

—Buenos días— saludó Alexander al entrar al elevador.

—Eran buenos— respondí sin siquiera voltear a verlo.

—¿Eran?— preguntó confundido.

—Sí, hasta que llegaste tú— contesté sin decir más nada hasta que salimos del elevador y entramos a la sala de reuniones.

—Hola Lisett, ¿han estado esperando mucho tiempo? —pregunté a mi asistente al entrar a la sala.

—No, llegaron hace poco— respondió ella.

—Bien.

—Buenos días. Me presento, soy Jessie Rodriguez, directora ejecutiva de la editorial— me presenté mientras estrechaba las manos de los escritores—. Él es el señor Alexander Montilla, director de recursos humanos.

Me contuve milagrosamente la risa por la expresión de Alexander cuando lo presenté. Le advertí que no podría conmigo.

—Estamos aquí reunidos para escuchar sus propuestas, adelante— dije.

—Bueno, ante todo, gracias por permitirnos estar hoy aquí. Para nadie es un secreto que la editorial no está pasando por su mejor momento, pero si nos lo permiten y todo sale bien, queremos ayudar a Jessie's Editorial a volver al éxito que tenía tiempo atrás.

*Maldita perra, me haces quedar en ridículo*

—No estoy llorando, idiota, es el polen— respondí.

*Claro, el polen de las flores de plástico que están en la mesa, ¿no es así?*

—No voy a perder mi preciado tiempo hablando contigo. Mejor desaparece— le dije.

Cuando levanté la mirada, todos en la sala me miraban como si fuera un bicho raro.

Mierda...

—¿Estaba hablando en voz alta, verdad? —pregunté a nadie en particular.

—Así es, parece un poco estresada. ¿Prefiere posponer la reunión? —me dijo uno de los escritores.

—No, sigamos— respondí.

Estas cosas siempre me pasan a mí. Ahora quedé como una loca frente a todos, y todo gracias a mi querida conciencia.

La reunión continuó por un par de horas más. Nos presentaron la obra y después de leer los términos y condiciones, cerramos el trato. Me fui a mi oficina para celebrar con una copa de vino cuando recibí una notificación en mi teléfono.

"#Jessie'sEditorial. Una gran fila de mujeres esperando una oportunidad para el puesto de asistente con el magnate Alexander Montilla. Pero... ¿qué hace el gran empresario trabajando en una editorial al borde de la quiebra? Esa es la pregunta que mu-"

No puedo seguir viendo esto. Juro que hoy se las verá conmigo. Salí de mi oficina llena de furia. Me sentía como una súper heroína con un carácter de los mil demonios. ¿Cómo se le ocurre hacer semejante estupidez? Me las pagará muy caro.

Entré a su oficina y lo encontré con una mujer encima.

—Lárgate de aquí— le dije a la mujer, tratando de mantener la calma.

—ERES UN MALDITO. Tienes 10 segundos para sacar a todas esas mujeres de aquí. He trabajado mucho para sacar esta editorial adelante y no permitiré que nadie la arruine— dije, gritando y perdiendo el control.

—No lo haré— respondió él con arrogancia, sentándose nuevamente en su silla.

—¡LAS SACAS TÚ O LAS SACO YO! TÚ DECIDES.

—Ja, quisiera ver eso— dijo él, desafiante, mientras se acomodaba en su silla.

—Después no digas que no te lo advertí— dije, saliendo de su oficina.

No sabes con quién te has metido, querido. Nadie se mete con mi empresa. Tomé el ascensor para volver a la recepción.

—Atención por favor— anuncié subiéndome al escritorio de recepción.

*¿Otra vez haciendo el ridículo?*

Desaparece, no estoy de humor para escuchar tus estupideces.

*Algún día me necesitarás*

—Todas aquellas mujeres que están esperando una entrevista para el puesto de asistente, sé perfectamente que lo que buscan es tener relaciones con Alexander. Pero antes de que cometan ese grave error, quiero informarles que el señor Alexander sufre de una enfermedad llamada sífilis, una ITS muy dolorosa. Después de saber esto, ¿quién quiere seguir esperando para el trabajo? —dije con rabia. Espero que esto salga en los noticieros.

Todas las mujeres que estaban esperando salieron lanzando insultos y reproches a Alexander.

—Eso pensé. Que tengan un buen día— dije, bajándome del escritorio. Mientras me dirigía al ascensor, la multitud de mujeres dió paso a un joven de unos 25 años, alto, de tez blanca, cabello castaño  y unos ojos color miel que estarían dispuestos a enamorar a cualquier.

—Buenos días, me llamo Erick. Vengo por el trabajo de asistente. Sé que no soy una rubia con grandes atributos, pero realmente necesito este trabajo.

Interesante.

—Sígueme, vamos a mi oficina y te haré algunas preguntas— dije. Subimos a mi oficina y le agradecí internamente por no encontrarnos a Alexander en el camino.

—Siéntate— le indiqué al chico, mientras él observaba detalladamente mi oficina.

—Gracias por la oportunidad— me agradeció.

—Bueno, cuéntame por qué necesitas tanto este trabajo.

—Verás, mi madre murió hace un año y me dejó a cargo de mis dos hermanos menores. Mi padre está en prisión por robo y tráfico de drogas. Estoy estudiando medicina y me informaron que mi beca ha sido cancelada. Necesito el dinero para poder pagar el semestre que me falta y para poder alimentar a mis hermanos. Además, sufro de ataques de depresión y hay días en los que pienso en quitarme la vida, pero recuerdo que tengo a dos hermanos maravillosos a quienes debo cuidar y proteger. Por ellos, sigo luchando día a día para sacarlos adelante y darles la vida que yo no tuve.

Un sollozo rompió en lágrimas, y yo me uní emocionalmente.

—Disculpa que te cuente todo esto, pero no tengo tiempo ni recursos para buscar amigos, y mucho menos dinero para ir a un psicólogo— dijo, secando sus lágrimas.

—Tranquilo, cuando necesites a alguien con quien hablar, ya sabes dónde está mi oficina. Tienes el trabajo.

—¿En serio? —preguntó incrédulo.

—Claro.

Se lanzó hacia mí y me abrazó.

—Gracias, gracias, gracias, gracias. Prometo dar lo mejor de mí.

—Antes de presentarte a tu nuevo jefe, debes saber que es un desgraciado y te hará la vida imposible. Pero si eso sucede, solo tienes que informarme.

—¿De acuerdo? —dijo inseguro.

Lo llevé a la oficina de Alexander y entré sin llamar. Parecía que aún no se había enterado de lo que había hecho, ya que ni siquiera me prestó atención al verme.

—Alexander, él es Erick, tu nuevo asistente —dije con énfasis.

—¿Cómo? —preguntó con sorpresa.

Ahora sí me ves, ¿verdad?

Puntuación: Jessie 2, Alexander 0.
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Cap nuevoo, espero lo disfruten.
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Guerra De PoderWhere stories live. Discover now