XVIII: Epílogo III

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—Está libreta fue la única y por supuesto falsa, prueba con la que inculparon a Choi BeomGyu diciendo que él había escrito dichas cosas hacia su familia lo cual es completamente falso —miró al juez—. En esta libreta BeomGyu dibujaba sus diseños de ropa, esas hojas mágicamente fueron recortadas y ocultas ¿Qué pasó días antes del juicio de BeomGyu? El señor Kim presentó sus nuevos diseños los cuales también fueron modelados.

—No puedes confirmar que esas hojas de diseños pertenecen a la libreta —mencionó el abogado.

—El día que yo recibí esta libreta, que por cierto, estaba entre las cosas de mi padre, venían dentro de ella las hojas ¿Por qué su cliente guardaría los dibujos de "sus" —hizo comillas— diseños en una libreta que por cierto, no le pertenece? Si eso no es suficiente, puedo asegurar que la letra es la misma que la del señor Kim... reconozco su letra en cualquier lugar.

—¿Y cómo puedes estar seguro de eso? —una vez más, habló el señor Seo.

—Es mi padre, lo conozco ¿No era usted el que insistía tanto en esto de padre e hijo? —ladeó un poco su rostro mientras lo miraba un tanto serio.

Al no recibir respuesta y al ver la aprobación del juez para que siguiera, lo hizo:

—Por último, para terminar con todo —soltó un suspiro cansado—. El último día que vi a mi padre tuvimos una discusión y él lo confesó. Por supuesto, gracias a la ayuda de una persona pude obtener esta grabación.

Antes de que se reprodujera, el padre de SooBin se puso de pie y golpeó la mesa con las palmas de sus manos, captando la atención de todos los presentes.

—¡Ya detente SooBin!

—¡Tú no te detuviste! ¿Por qué debo de hacerlo yo? —contestó mirando al mayor.

—¡¿Que ganas con todo esto?! ¡SooBin detente, soy tu padre!

—¡Y él era mi todo!

Soltó un suspiro para calmarse, no debía perder el control, no quería mostrarse desesperado aunque realmente lo estaba. Sin decir nada más, inició la grabación en la cual se podía ver y por perfectamente a SooBin en la oficina de su padre discutiendo con este. Cuando finalizó, todos miraron al castaño.

—Si esa grabación no es suficiente, en su poder tiene la laptop que el señor Kim usó para comunicarse con la persona que asesinó a la familia Choi. El señor Park HyunTae, quien afortunadamente murió hace dos años —se mostró una foto en la pantalla—. Por último, me queda agregar que el tiempo que él estuvo en prisión, en realidad solo fue una cortina de humo para desviar la atención. Mi padre jamás haría fraude, pero si asesinaría a una familia completa —acomodó su traje—. He terminado, su señoría —dijo por último antes de sentarse.

El juez soltó un largo suspiro, en realidad había sido un juicio largo por la tensión que se sentía en el lugar. El casi anciano miró aquellos papeles donde estaban las pruebas antes mencionadas por SooBin al igual que las pruebas que se usaron en contra de BeomGyu hace cuatro años. El lugar estuvo en silencio unos segundos hasta que aclaró su garganta para hablar.

—Creo que no hace falta tiempo para tomar una decisión —comentó mirando a SooBin como al abogado y al acusado—. En todos mis años de experiencia jamás he visto un caso como el de hoy donde un fiscal —miró al castaño— abriera de nuevo un caso de hace más de cuatro años, solamente para aclarar todo.

Suspiró y prosiguió.

—El señor Kim KwanMin queda sentenciado a cada perpetua por el homicidio al CEO Choi y toda su familia. Y declaro a Choi BeomGyu inocente —golpeó su martillo contra el escritorio.

SooBin exhaló profundamente y cerró sus ojos mientras disfrutaba de lo placentero que eso se había escuchado, "Choi BeomGyu inocente". No pudo evitar sonreír, miró por la ventana el cielo y una vez más suspiró pero esta vez más aliviado. Había cumplido, después de tantos años pudo cumplir aquella promesa.

Finalmente se levantó y se dirigió a su padre, los policías ya lo habían sujetado por los brazos y lo habían levantado de su asiento, pero antes de que se lo llevaran para siempre, se pudo frente a él.

—No creas que me iré de aquí a casa feliz —alzó un poco su rostro–. Me iré a casa tranquilo sabiendo que pude escuchar con mis propios oídos que Choi BeomGyu es inocente, lo cual prometí hace años —ahora frunció el ceño y se acercó un poco más al mayor—. Estamos a mano, padre. Tú me quitaste mi felicidad, yo te quite la tuya...—se alejó y sonrió—. Cada día que abras los ojos y veas esa celda, piensa en BeomGyu, quien estuvo ahí solo, siendo solamente un adolescente como yo en ese tiempo. Pero peor aún, él era inocente, tú no.

Lo miró de abajo hacia arriba antes de alejarse de él, regresando a su escritorio para tomar sus cosas. Podía sentir un gran alivio, ya no sentía ese peso sobre sus hombros. Pudo hacer algo por su chico, por aquel pelirosado.

[ choi beomgyu. ]

—De verdad lo hiciste...—murmuró YeonJun.

—Te dije que lo haría, pero sin tu ayuda no lo hubiera podido lograr, gracias por grabar aquel día —hizo una leve reverencia—. Ahora no hay razón para volvernos a buscar a menos que nuestros caminos se crucen. Te deseo suerte en tu vida, YeonJun.

—Lo mismo digo... en serio gracias por mostrarle al mundo que nuestro Gyu es inocente. Suerte en tu vida —también hizo una reverencia.

[ choi beomgyu. ]

Al estar frente a la lápida se inclinó y acarició las letras que marcaban el nombre de su enamorado por cuidado, dejó las flores encima y suspiró. No sabía que flores le gustaban, así que cada semana le llevaba un gran ramo de una flor distinta. Sonrió ampliamente luego de mirar al cielo, a pesar de que hace unas horas estaba soleado, ahora parecía estar nublado, llovería o eso esperaba él.

—Me tardé ¿No es así? —volvió a mirar la lápida— Perdona por todo el tiempo que te hice esperar, también perdona el hecho de que casi me rindo. Creo que al final no te merezco, eres tan precioso para mí. Es increíble todo lo que me haces sentir porque si, Choi BeomGyu —suspiró—. Todavía no puedo olvidarte, tampoco puedo dejar de pensar en ti —inhaló profundamente—. Era tan feliz viendo tu sonrisa cada día, escuchando tu voz... admirando tu lindo rostro que me hubiera encantado fotografiar yo mismo —se recostó suavemente sobre la lápida de su enamorado—. Me duele saber y recordar que algún día estuviste aquí y que pudimos ser felices juntos —exhaló—. Ojalá pudieras regresar...—cerró sus ojos.

Por primera vez comenzaron a caer lágrimas por sus mejillas, quizás de tristeza, quizás de la tranquilidad que sentía. Ni siquiera él mismo lo sabía, pero estaba seguro de que dolía, le dolía mucho.

—Al final de todo, te perdí Choi BeomGyu...—murmuró.

[ choi beomgyu. ]

Entró a la casa y dejó su saco en el sofá, no dijo nada, el menor estaba mirando la televisión, más específico las noticias. Era algo raro ya que el menor no solía ver esas cosas aún así se sentó junto a él y el pelinegro no tardó en acercarse.

—¿Estás bien? Te ves... diferente —cuestionó mientras acariciaba las mejillas del mayor.

—Si, ahora estoy mejor.

—SooBin... no entiendo, quiero comprenderte, pero no puedo —apartó sus manos y descendió un poco su rostro—. Abandonaste la carrera de fotografía tan repentinamente solo para convertirte en fiscal ¿Por qué? Es decir, amabas la fotografía. Dime —volvió a mirarlo— ¿Valió la pena?

"Después de más de cuatro años, se ha revelado que Choi BeomGyu, hijo del CEO Choi es inocente" fue lo que SooBin logró oír por medio de la presentadora. Giró su vista hacia el pelinegro y con su diestra acarició el cabello del mismo.

—Valió la pena, HueningKai —respondió con una sonrisa.

choi beomgyu.Onde histórias criam vida. Descubra agora