Capítulo 10

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Camino agotada subiendo las escaleras, aunque sus piernas no dolían su cuerpo sentía el cansancio, no durmió bien en los tres días que había estado atrapada en ese hotel y lo primero que hizo al llegar a casa fue ducharse e irse de nuevo para la supuesta reunión.

Al terminar de subir más escaleras se topó con Kishibe frente a la puerta.

—Estás obstruyendo la entrada. Quítate. —Dijo sacando sus llaves.

—¿Dónde has estado? No contestaste mis llamadas y vine varias veces, y no estabas. —Dijo haciéndose a un lado.

—Estaba en una misión. —Dijo bostezando.

Entro dejando la puerta abierta para que Kishibe entrara y él la cerrará detrás.

—¿Por tres días?

—Sí. —Respondió. —Fuimos a un Hotel a matar un demonio, pero no pudimos salir del octavo piso, estuvimos atrapados por tres días.

Fue hasta la cocina, tomo un vaso con agua y luego se sentó en el sofá.

—¿Y?

Camino hasta donde ella para sentarse a su lado.

—Y luego vine a casa, me di una ducha le dejé comida a Pato y volví a salir a una celebración por la misión. —Dijo dejando caer su cabeza en el brazo de Kishibe. —No me gustó. Y Makima quiso que bebiera alcohol.

Se quejó terminando de dejarse caer sobre sus piernas para descansar.

—Entonces eso pasó. —Acaricio su cabello. —¿Y bebiste?

—Claro que no. —Se giró mirando al pasillo. —Sabes que no tomo nunca.

—Siempre he querido preguntar, pero no me parecía adecuado hacerlo. —Confesó. —¿Por qué nunca has bebido? Normalmente, eso es lo que uno hace en la adolescencia.

Ella se quedó en silencio unos minutos, cuestionándose si debía contarle. Ya sabía sobre su claustrofobia, su ansiedad y muchas cosas más. ¿Qué más daba si sabía esto?

—Porque me lo prometí. —Hablo por fin. —Mi padre solía beber y fumar mucho, Mamá también fumaba. Pero odiaba cuando él tomaba, porque se volvía violento. Y una vez mientras lo veía volverse loco con mamá me prometí no tomar alcohol por nada. Tampoco fumar. No quería ser igual a él.

—Entiendo. —Acomodo su cabello detrás de su oreja para dejar su mejilla libre. —También lamento haber intentado alguna vez convencerte de beber. —Beso su mejilla. —Intentaré no fumar delante ti desde ahora, aunque beber no creo poder hacerlo. Pero lo intentaré.

Debía de estar lo suficiente cuerdo para decir eso, alguien que bebe para perder la cordura, prometiendo algo así. Es imposible.

El silencio entre ellos dos creció. Extrañaba ese silencio en las misiones, dónde se sentía cómoda y no había nadie gritando ni peleando.

—Ah, sabes, me encontré con Himeno. —Dijo levantándose. —Y no ha cambiado nada, sigue igual. Le prometió a un menor de edad darle un beso francés. ¿Puedes creerlo?

—¿Un beso francés?

—¡Sí! La peor parte es que antes de irme estaba muy borracha, si en algún momento se levantó y le dio ese beso seguramente Denji la pasara mal. —Exclamo. —Espero que el primer beso de él no terminé así, sé lo que es ser atormentado por el recuerdo de un primer beso. —Dijo sin pensar.

En cuanto se dio cuenta, se retractó en seguida, tratando de corregir sus palabras.

—Puedo perdonarte por decir que nuestro primer beso fue horrible. —Los ojos de Mary se iluminaron. —Solo... Si accedes a una cosa.

—¿Qué... Cosa?

—Primero debes decir que sí.

—Las besé de todo contrato es conocer todo lo que piden en él.

—Pero esto no es un contrato. —Recalco. —Tú dijiste que nuestro primer beso fue horrible, cuando claramente te dije que es normal por ser tu primera vez. Sabes que me disgusto que dijeras eso, por eso preguntas que cosa.

—Pero... ¡Muy bien! Acepto a lo que sea que quieras.

Él sonrió, solo tenía una cosa en la cabeza, y gracias a Mary era que se le había metido. Sería genial practicarlo con ella.

—Quiero que practiquemos un beso francés.

—¿¡QUE!?

Su rostro se volvió rojo, y sus nervios se volvieron incontrolables. ¿Había oído bien? ¿Un beso francés? Se había vuelto loco —más de lo que estaba.
—Ella ni quiera sabía dar un beso normal bien, menos sabría cómo besar así.

—K-Kishibe. —Puso su mano en su pecho para evitar que se acercará más. —A-Aún no sé dar un beso bien, ¿Cómo podría dar un beso francés?

—Por eso lo practicaremos, para que aprendas.

Tomo sus manos, haciéndolas aún lado. Gracias a todo lo que ella retrocedió ahora la tenía acorralada contra el extremo del sofá, casi acostada en él. Sujeto sus manos a los lados, quedándose casi completamente sobre ella. Soltó una de sus manos y la llevo a su barbilla.

—No te sientas avergonzada, voy a guiarte en lo que debes hacer. —Dijo dando un beso corto. —Solo relájate y déjate llevar.

¿Cómo le podía pedir algo así estando en sima de ella de esa forma? Está tan nerviosa que su rostro está echando humo, se supone que ella no podía sentir temperatura en su cuerpo ¿Qué era esto? Su estómago ardía y su corazón latía con más fuerza que nunca.

—Abre la boca. —Ordeno. —Y saca tu lengua.

Siguiendo sus órdenes, ¿Era así? Si le obedecía podría ser que ese beso no terminará como el anterior.

Cerró sus ojos con fuerza cuando sintió sus labios y luego su lengua tocar la suya.
Se sentía extraño, muy extraño. Su lengua tocando la suya de una forma poco sutil, succionándola y explorando toda su boca. Ella abrió un poco sus ojos mirándolo por unos segundos antes de volverlos a cerrar para intentar corresponder el beso. Movió su lengua junto a la de él, imitando sus acciones.

Todo en ella se sentía extraño, aún estaba nerviosa, pero ahora no era... Malo, era satisfactorio. Su estómago se sentía cada vez más caliente, como si estuviera ardiendo por dentro. Apretó las ropas de Kishibe, intentando calmar la adrenalina que se apoderaba de ella, abrió los ojos cuando se separaron, siendo unidos únicamente por un hilo de saliva por unos cortos segundos.

Su respiración era agitada y llenas de sentimientos que no había encontrado hasta ahora.

—Te adaptaste rápido. —lamió sus labios. —No estuvo mal. —Sonrió.

Ella quería hablar, pero no podía, tenía un nudo en la garganta que se lo impedía, ¿Era vergüenza? ¿Por qué? Si él dijo que lo hizo bien, y ella tampoco lo sintió mal. Le gustó y mucho.
Se sentó en el mueble y luego lo abrazo escondiendo su rostro en su pecho.

—¿Este tampoco te gusto?

—Me gusto. —Dijo. —Hagámoslo de nuevo.

Estaba tan sonrojada de pedir eso que ni siquiera levantó la cabeza para mirarlo a la cara.

—Muy bien... —La tomo de la barbilla para levantar su rostro. —Pero mírame a los ojos si vas a pedir algo así.

Ella intentó sostenerle la mirada, pero le fue imposible, se sentía apenada de solo pensar en lo que acababa de pedir.
Era extraño, poder sostenerle la mirada a Makima, pero no a Kishibe.

Abrió su boca y saco un poco su lengua, cómo lo había hecho anteriormente. Él no pudo contener su sonrisa ladina, esto podría acabar con su poca cordura.

•|C.I.P.A|•Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz