─ chapter twenty two

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— ¿Juli? —indagó la chica con tono preocupado, sus ojos chocolate cargados de curiosidad— ¿Pasó algo?

Julián aclaró su garganta nerviosamente— No quiero que te sientas obligada ni nada, onda si no querés está bien, es totalmente entendible y obvio que voy a respetar lo que decidas, y no me voy a enojar ni en pedo... Pero quería saber si querés venir conmigo a Córdoba para los festejos.

Sol arrugó su nariz tiernamente— ¿Era eso? ¿Por eso estabas tan preocupado? —una carcajada escapo de los labios de Sol cuando vio como Julián se ponía todo rojo— Boludo me asusté, pensé que había pasado algo malo.

— Bueno che, no te rías. —se quejó como une nene chiquito— Por ahí reaccionabas mal o pensabas que era un intenso de mierda y me mandabas a cagar.

La chica negó, besando su mejilla con dulzura— Me encantaría acompañarte Juli.

— ¿Posta? —cuestionó el cordobés, sus cachetes rojos y sus ojos centellantes.

— Si, obvio. Igual, tengo que admitir algo... tus viejos y tus hermanos ya me habían hecho una invitación. Cuando estábamos volviendo en el avión me invitaron a los festejos porque pensaron que vos no te ibas a animar. —Julián entreabrió sus labios, una expresión indignada en su rostro al ver como Sol se reía— Son uno soles, se ofrecieron a ir a buscarme al aeropuerto y todo.

— Ah si, unos soles, por suerte me tienen mucha fe. —dijo mientras los dos entraban al edificio para dirigirse al comedor donde ya estaban los demás— Igual no va a ser necesario que te vayan a buscar al aeropuerto, te volvés conmigo amor. —un cosquilleo recorrió a Sol de pies a cabeza al oírlo llamarla de esa forma, por poco se le aflojaban las piernas cuando escuchó ese "amor" con esa tonada cordobesa que tanto le gustaba.

— ¿A dónde se vuelve con vos? —Enzo, que ya estaba sentado en una gran mesa con Valentina y Olivia, Gonzalo y Karina, y Camila y Alexis, los miró con curiosidad.

— Julián me invitó para ir unos días a Córdoba con él y su familia, para los festejos y el recibimiento. —explicó Sol con una sonrisa dulce, alzando a Olivia que le tendía los brazos ahora que se había despertado por todo el quilombo que habían hecho al llegar.

— Miralo nomás a la Araña, estamos con toda ¿no? —todos los de la mesa rieron por el comentario de Enzo— Metiste primera y no paraste más. —Julián sonrió alzando sus hombros de forma despreocupada corriendo la silla para Sol, para luego sentarse él.

— Van a ir a la fiesta de Lio, ¿no? —indagó Alexis mientras comía un sanguche.

Y es que el capitán del equipo había decidido organizar una fiesta en su casa, la noche del veintitrés de diciembre, para celebrar el triunfo que habían obtenido, invitando a todos los del plantel y los jugadores con sus parejas, y a otros jugadores amigos suyos como lo eran Luis Suarez o Neymar Jr.

— Todavía tenemos que conseguir los disfraces, pero supongo que podemos quedarnos en Calchín hasta el veintitrés y viajar directamente ese día a la tardecita para lo de Lio. —murmuró Julián pensando las opciones que tenían.

— Y el veintisiete tenemos el casamiento de Taglia también. —recordó Enzo— De acá a fin de año no vamos a dormir un pingo.

— Por eso les va a convenir aprovechar a dormir todo lo que puedan estos días. —Valentina le tendió un sanguche a Olivia que ahora estaba sentada en las piernas de Julián— Se supone que hoy van a hacer un recorrido para festejar con la gente y eso, todavía no tienen muy definido como va a ser todo.

Así, los ocho se quedaron hablando un rato más hasta que uno a uno los jugadores comenzaron a retirarse hacia sus habitaciones.

Un quejido de molestia escapó de los labios de Julián cuando escuchó que golpeaban todas las puertas mientras gritaban "¡Arriba!" para despertar a todos los jugadores, cuando estaba tan cómodo durmiendo con Sol. Porque Enzo, Valentina y Olivia se quedaban en la habitación que él y Julián compartían en el predio, el cordobés y Sol habían ido a la habitación que le habían asignado a ella, ignorando las descansadas de sus amigos. Tan solo llegar, los dos se desplomaron sobre la cama, el agotamiento y el sueño comenzando a hacer efecto, y lo último que Julián podía recordar era haber abrazado a Sol que tenía la cabeza contra su pecho y el haberle dicho "Que descanses, amor" antes de dormirse.

DAYLIGHT | julián álvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora