─ chapter twenty two

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Las dos chicas, junto al cochecito donde estaba Olivia, se dirigieron hacia el comedor donde había varias mesas con comida y gaseosa para que pudieran servirse lo que quisieran. Porque a pesar de que en el avión les habían dado una cena, estaban todos bastante cagados de hambre. Sol y Valentina se sentaron a un lado de Linda, y se quedaron hablando con ella mientras miraban el noticiero en las teles distribuidas por el lugar donde mostraban los distintos lugares del país y la gente que había aun en el obelisco y toda la que estaba esperando en el aeropuerto y en el predio de Ezeiza.

Para cuando los jugadores llegaron al predio eran alrededor de las tres de la mañana, a diferencia del micro donde habían llegado ellos, el micro de la selección era uno que en el segundo piso no tenía piso, similar a los micros que recorrían Buenos Aires con turistas para hacer un recorrido turístico.

MUCHAAAACHOS, AHORA NOS VOLVIMO' A ILUSIONAR, YA GANAMOS LA TERCERA, YA SOMO' CAMPEÓN MUNDIAL. Cantaban todos al ritmo de la Mosca, que estaba en un escenario que habían preparado en el predio, mientras el micro se desplazaba a paso de hombre hacia el interior del mismo, los jugadores saltando, saludando, mostrando la copa y sus medallas con total orgullo a los hinchas que estaban ahí para recibirlos.

La cantidad de gente que había en el lugar era increíble, y la energía que se sentía era casi mágica. Todo estaba custodiado, sobre todo el micro que iba rodeado de policías tanto a pie como en moto, para evitar algún accidente o que alguno pudiera salir herido. Para cuando los jugadores finalmente lograron bajar del micro ya eran como las cuatro de la mañana, y a pesar de eso parecían vibrar de la energía y la euforia que manejaban. Sus familiares, los que se habían quedado en Buenos Aires, esperando por ellos fuera en el patio delantero con sus teléfono grabando y sacando fotos de todo el momento.

Lo primero que Julián hizo al descender del micro fue buscar entre todas esas caras la de Sol y cuando la encontró, rápidamente sus ojos chocolate pasaron a brillar de una forma especial y su sonrisa creció. Apurando el paso, el cordobés se abrió camino entre los demás jugadores que abrazaban a sus parejas, a sus hijos o a sus padres, hasta finalmente llegar a ella, atrapándola en un fuerte abrazo.

— Bienvenido a casa, campeón del mundo. —le dijo Sol sonriendo mientras dejaba un beso en el hombro del chico que seguía abrazándola— ¿Cómo estuvo el vuelo, vida?

Julián soltó una risa, finalmente rompiendo el abrazo— Creo que si estuvieron callados cuatro horas fue mucho, no dormimos un culo. —y se notaba, Julián tenía sus ojos ligeramente hinchados por el sueño que estaba sintiendo, pero a pesar de estar completamente agotado no podía dejar de sonreír, mucho menos ahora que estaba con Sol otra vez.

— Me imagino, si parece que están en un viaje de egresados. —el cordobés asintió soltando una risa, esa era básicamente la mejor forma de describir como era viajar con la Scaloneta.

Con dulzura, el cordobés tomó el rostro de Sol entre sus manos, inclinándose hacia adelante para capturar sus labios rosados en un beso, soltando un suspiro en medio del mismo, sintiendo como todo en él se relajaba. Julián podía afirmar sin duda alguna que el poder besar a Sol se había vuelto una de sus cosas favoritas, que estar de esa forma con ella podía solucionar todos sus problemas.

Cuando rompió el beso, Sol lo observó con una sonrisita, acariciando el dorso de las manos de Julián que seguían sobre su rostro— No sé si pudiste mirar el teléfono en estas últimas horas, pero tu hermano me avisó que hace una hora más o menos que llegaron a Córdoba, dice que estaban todos como locos.

— Si, el Agus me mandó algunas fotos de la gente y como estaban organizando todo para cuando vaya... —Sol notó que Julián la miraba como si quisiera decirle algo más, sus ojos demostraban que estaba nervioso, como si estuviera asustado.

DAYLIGHT | julián álvarezWhere stories live. Discover now