26 | «Se llama "Fenómeno".»

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Sonrío de solo imaginarlo.

—Soy su musa —sonrío encogiéndome de hombros.

—No lo tomes a broma, son el uno para el otro y que el destino los haya vuelto a unir después de tanto tiempo es prueba de ello.

—No me lo estoy tomando a broma, Eri. Lo quiero... lo quiero demasiado...

—Entonces deja de pensar que fue apresurado y descabellado —se estira por encima del asiento y me abraza—. Nada que no sea para ti va a llegarte, si el destino quiso esto deja que fluya y ya.

Me permito acurrucarme entre sus brazos antes de salir del auto. Hace poco más de una semana que no vengo al apartamento, pero parece que hiciera mucho más, se siente como si no hubiera pisado mi casa en mucho tiempo.

—Iré a juntar cosas de mi habitación, si necesitas ayuda con algo solo llámame —dice Eri y se aleja caminando por el pasillo.

Suelto un suspiro y me pongo en marcha hacia el cuarto de lavado, cierro la puerta detrás de mi y observo la lavadora fuera de su lugar con una sonrisa. No puedo creer que Eri haya encontrado estos cuadros, según yo estaban mejor escondidos que los alienígenas en el área cincuenta y uno, pero al parecer no.

Saco uno de los cuadros, el de la mariposa con el ala rota, y lo observo. Me gustaría preguntarle a Camille que piensa de él y qué cree que quise transmitir con esto, quisiera que pudiera verlo solo para que de sus labios salgan las palabras que están en mi mente. Camille diría algo como "Eres tu, eres la mariposa a la que le rompieron un ala; eso te ata al suelo haciendo que no puedas volar", sé que lo miraría de lado y al terminar su reflexión sonreiría sabiendo que ha acertado.

—Este no está mal —murmuro apartándolo del montón. Podría llevármelo a casa y trabajar las luces y sombras, mejorarlo al cien por ciento y dejar que alguien más aprecie la belleza en él.

Tomo otro de los cuadros y lo observo lo suficiente como para decidir que es una completa mierda y va a quedarse donde está. Al igual que los que le siguen, el único que valía la pena era el de la mariposa y estoy segura de que por eso Eri lo ha dejado primero, o quizá haya sido cosa del destino, como todo últimamente.

Camino hacia la sala con el cuadro en manos para encontrarme a Eri ya con sus maletas armadas. ¿Cómo es que juntó todo tan rápido? 

—Ese me gusta —comenta al verlo—. ¿Vas a trabajar en él?

—Creo que puedo mejorarlo y no pierdo nada intentándolo —me encojo de hombros.

En la última clase que tuve el profesor nos habló sobre el concepto de cuadros mellizos, dos piezas que representan a una sola en diferentes etapas; creo que eso puedo hacer con este. La mariposa con el ala quebrada me representa, representa a una Sam rota, una Sam que no tenía donde correr y se sentía aprisionada. El cuadro mellizo será esta nueva Sam, la que quiero ser y en la que quiero trabajar para cada día mejorar más y más.

—Me gusta escucharte hablar así —sonríe de lado y se acerca a mi dándome un abrazo—. Extrañé a esta Sam que ve el lado bueno en cada cosa... Mierda, creo que nunca voy a acostumbrarme a abrazarte con esas cosas en las tetas, son asquerosas.

Se aparta viéndome con desagrado mientras yo solo puedo reír.

—No me imagino a una mini Sam perforándose las tetas, de verdad, no entiendo cómo Grace te dejó hacer tal cosa...

—Tú harías lo mismo si no te dieran terror las agujas —la miro con los ojos entornados.

—A menos que sea para un tatuaje...

—Si ni siquiera tienes uno, Eri, ¿Qué dices?

—Deberíamos tatuarnos algo... Ya sé, hagámonos un arcoíris por la comunidad —agranda los ojos como si fuera la mejor idea del mundo.

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now