Cartas

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No pasó mucho tiempo entre la batalla contra Cell Max hasta la actualidad, en donde la Patrulla Roja pudo recuperar algunos proyectos pendientes que le pidieron a Hedo con el fin de lograr superar en tecnología a la Corporación Capsula, este se trataba de hacer capsulas parecidas a las de la empresa de Bulma pero con la peculiaridad de venderlas a menor precio y con mayor dureza para sobreguardar la seguridad de su contenido, cosa que alertó a la Corporación Capsula en su totalidad: las ventas estaban cayendo.

Llegó a un punto en donde Bulma dejó de buscar las esferas del dragón con el fin de dedicarse a diseñar nuevas estrategias de emprendimiento en su empresa, para ganar nuevamente el primer puesto en el mercado, por lo que la Corporación Capsula empezó a acoger diariamente a aliados de Bulma con el fin de buscar una solución a las bajas ventas; por eso mismo, por la cantidad de gente desconocida que podría colarse a las instalaciones haciéndose pasar por socios, el servicio de guardaespaldas de ambos Gammas fue más estricto: ambos estaban encargados de las puertas de acceso de la institución y su función era reconocer bajo escáner a los miembros de la lista de Bulma con el fin de no dejar pasar a espías de la Patrulla Roja, incluso de no permitir armas dentro de la corporación.

Esto hizo que la vida de ambos Gammas fuera más aburrida y laboriosa, ambos dejaron su vida social de lado para favorecer a la corporación que les abrió las puertas para vivir y refugiarse.

Gamma1 no era mucho de hacer vida social, al menos no con seres humanos, en sus tiempos libres se iba al jardín de los padres de Bulma para jugar con los animales que tenían en un pequeño refugio, parecía un chico amargado y frío por fuera pero en realidad se trataba de una persona bastante tranquila y pacífica.

A Gamma2 no le gustaba ver que hablaran mal de su hermano por su personalidad, incluso llegó a meterse cuando unos polizones lo insultaron por no dejarlos pasar, él sabía que a su hermano mayor parecía no afectarle hasta que conoció a Tights, la hermana de Bulma, con aquella las cosas comenzaron de una manera extraña y difícil de explicar (era lo que llaman "ami-enemigos"), sin embargo había notado un extraño interés en ambos lados, cosa que le hizo recordar su propia conexión con Piccolo.

Hacía un poco más de una semana que no sabía nada de Piccolo, con tanto trabajo no pudo ir a saludarlo, y tampoco podía llamarlo a su teléfono para hablar porque constantemente gente venía a las instalaciones de la Corporación Capsula.

Cuando caía la noche descansaba recién, en sus pensamientos tenía al namekiano, se preguntaba qué estaría haciendo y sí aún eran horas para ir a saludarlo, todo esto de no ver a su, por ahora, amigo le dolía mucho así que se le ocurrió una manera de contarle su día a día como antes lo hacían: tomo una hoja y un lápiz para escribir una carta con el fin de volar hasta la casa de su amado y colocarla en su buzón.

Aprovechó la oportunidad cuando llegó de verlo dormir, sonrió al ver que no tenía pesadillas y finalmente dejó la carta para dar una última mirada enternecida al de tez verde y volver a su habitación en la Corporación Capsula.

Grata fue su sorpresa al despertar y, al abrir la mampara de su habitación, un sobre voló por el viento a su cara adormilada, al tomarlo se dió cuenta de que se trataba de una carta así que se sentó en su balcón para leerla:

"Recibí tu carta, es una manera creativa de seguir en contacto, sinceramente los días desde que dejaste de venir se volvieron muy monótonos.
Sólo no te ilusiones con esta última parte, también puedes llegar a ser algo insoportable.
-Piccolo-"

Gamma2 al terminar de leer la carta dió una carcajada y, nuevamente, sintió que el mundo volvía a tener sentido al tener señales de vida de Piccolo; cuando terminó de alistarse volvió al balcón para tomar aire fresco con una sonrisa y meter la carta en su bolsillo, aquella era una bonita mañana, la mejor desde hace días, por lo que nada lo haría cambiar su actitud alegre.

El trabajo y el día pasaron volando hasta volver a caer la noche, en donde nuevamente escribió con ánimos una carta con la esperanza de tener más noticias del namekiano, una espera que lo llenaba de impaciencia por una respuesta, más cuando recibió otra carta la mañana siguiente sonrió grandemente y volvió a trabajar con ánimos.

Así pasaron los días, o mejor dicho las noches, ambos se comunicaban a través de cartas y con impaciencia se levantaban temprano para verificar sí ya había sido respondida la anterior.

Hubo una noche en la que Gamma2, luego de volver de entregar la carta, decidió pasear por la corporación en busca de algo divertido que hacer, puesto que ya se había terminado de cargar al 100%, y se escondió detrás de una pared al ver una escena muy tierna: veía a Tights en el comedor dormida sobre papeles que intuía eran de su trabajo y a Gamma1, al darse cuenta de su presencia en la mesa, tomó su capa y se la quitó para colocarsela a Tights a manera de manta para luego sentarse a su lado y terminar de leer los documentos que le faltaban con el fin de crear un resumen imitando la letra de su también jefa.

Gamma2 sonrió enternecido por la escena, podía sentir como la relación entre ellos mejoraba y como avanzaba su amistad; sintió que se le escapó un ligero jadeo de sorpresa al ver como, antes de que su hermano terminase de arreglar los papeles para retirarse, Tights tomó su mano para frenarlo y tirar de él para darle un beso en su mejilla como agradecimiento; Gamma2 se imaginó un momento así con aquel niñero de los pequeños híbridos sayajins y, soltando un suspiro ilusionado, se alejó de la escena para darles su privacidad.

Lentamente salió de ahí para volar hasta su habitación con el fin de escribir más cartas hasta que encontró al destinatario de ellas esperándolo en su balcón, con asombro se acercó a él y antes de que pueda decir algo sintió el calor cálido sobre él: Piccolo lo había abrazado, y no, no era un sueño

En ese abrazo pudieron expresar cuán falta se hicieron todos estos días sin verse directamente mientras compartían un momento tierno bajo la luz de la luna, disfrutando de su compañía hasta la caída del sol donde se despidieron intercambiando cartas directamente para comenzar con un nuevo día lleno de ilusión por haber compartido un momento juntos luego de un tiempo largo sin verse.

ONE SHOTS PICCONIWhere stories live. Discover now