Capítulo 3; parte 1

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Era sábado, Harry cumpliría dos semanas estando allí y si él no dijera que los días se le hacían aún más largos estaría mintiendo.

A veces se duchaba dos veces al día, mañana y noche, solo porque le alcanza el tiempo para hacerlo dos veces. Otras solo reproduciría alguna canción desde el teléfono que Louis le había dado el primer día.

Y todos esos días en los que cenó y entrenó con Louis, porque sí, eso hacían a menudo, entrenar. Harry jamás exigió nuevas respuestas, pero él seguía insistiendo (en su mente) que las necesitaba.

El momento adecuado no había llegado, suponía.

¿Pero cuando sería eso? Harry dudaba.

Alex seguía con sus platicas aleatorias y eso a Harry le gustaba.

Con Mitch era diferente, un día estuvo tocando su guitarra cerca de la piscina y Harry se unió, no como, él no tocó ningún instrumento, pero quedarse a escuchar música en vivo fue bueno para él. Tampoco dijeron grandes cosas, pero fue un gran momento, desde ese día a veces tocan temas como la música en la mesa.

Y, por otro lado, estaba Louis. Y Louis era...Louis.

Le ayudaba a entrenar, no grandes cosas. Solo cardio. Harry siempre fue muy deportista, nada como perseguir una pelota, pero si cosas como el yoga o la meditación, el cardio era algo que aprobaba y disfrutaba hacer, más en estos momentos.

A veces corrían por la playa, otras solo caminaban, pero eso estaba bien. Era la forma en que se podían comunicar, se sentía bien.

Además, Louis había dejado de usar esa voz de mando, porque Harry supone que ya no era necesario, ya lo había dejado bastante claro el primer día. Harry pensaba.

Por eso, la semana transcurrió bastante monótona. Las miradas de Louis como si en algún momento quisiera decir algo persistían, y en paralelo, los susurros de pasillo que Harry lograba distinguir antes de entrar a una habitación y que al momento de hacerlo todo quedaba en silencio. Era bastante incómodo y cansador, como si hablaran a sus espaldas. La última vez que había sucedido Harry había inventado que sentía un malestar en su estómago, llevando su cena a su habitación y no salió de allí hasta el mediodía del otro día. Y eso fue lo más correcto, ya que no hubo preguntas, solo asentimientos.

Podría ser un buen día o no, Harry estaba dispuesto a respuestas. Su principal plan era preguntarle a Louis esa mañana antes del desayuno en su corrida matutina, pero Louis no participó y Harry no quiso entrometerse y preguntarle porqué.

Así que corrió solitariamente hoy y mentiría si no dijera que la compañía de Louis lo hacía sentir más seguro.

Corrió 17 kilómetros ida y vuelta, según los cálculos de su reloj digital en su muñeca. Rompiendo el récord habitual de la semana con Louis que solo hacían entre 12 a 13 kilómetros.

Harry se sentía prometedor y orgulloso de sus resultados.

Con una sonrisa entró de nuevo hacia la casona por la puerta posterior a la reja que les permitía a los autos entrar, él ya se había aprendido él código.

Louis se lo había confiado un día.

Dio media vuelta a la casa para entrar por la cocina, bien sabía él que ese ventanal estaba abierto desde muy temprano, ya que Mitch regaba sus rosas antes de que el sol hiciera su rutina diaria.

Entró al pasillo que conectaba la sala y la cocina, esos susurros que estaba acostumbrado a escuchar, en este punto, se hacían cada vez más fuerte. Harry dobló hacia la sala para encontrar a Louis, Mitch y Alex discutiendo, al principio no se percataron del intruso entrando a la habitación, por lo que sus voces eran fuertes y claras.

Last WinterOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz