capitulo 1

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En la tranquila casa del Toro, la rutina diaria se veía interrumpida por la llegada de un camión que irrumpía en la escena con su ronco motor. Mientras tanto, en otro rincón de ese mismo lugar, tres pequenos terneros jugaban a empujarse con la cabeza, entre risas y juegos propios de su edad bovina. En la distancia, una ternera observaba la escena desde una esquina, su mirada cargada de nostalgia y resignación. Unos momentos atrás, había sido rechazada por los tres terneros con un educado pero firme "Lo siento, pero podríamos lastimarte. Ve a jugar a otro lugar", dejándola con un suspiro de decepción antes de entonar una melodía que se desvaneció en el aire al escuchar un sonido repentino.

La ternera dirigió su mirada hacia las puertas del establo, donde vio a Ferdinand asomando su cabeza para escrutar su entorno antes de retraerse nuevamente en el establo. La curiosidad la embargó al presenciar la acción del  ternero. Luego, sus ojos se posaron en la cubeta que Ferdinand sacó, y en un instante, sabia a donde se dirjia  comprendió su propósito. Observó con atención a los tres terneros, asegurándose de que se mantuvieran a distancia, y en cuanto se aseguró de su seguridad, se puso de pie y se acercó a Ferdinand, acompañándolo con paso decidido.

"Hola, Ferdinand", saludó la ternera cuando estuvo junto al ternero, "¿puedo acompañarte?"

"Claro", respondió Ferdinand. Sin embargo, en ese momento, los tres toros terneros se atravesaron, empujando a Ferdinand y provocando que perdiera el equilibrio. La pequeña ternera se colocó a su lado para servirle de apoyo.

"¡Oigan, con cuidado! Casi me tiran", gritó la ternera, consciente de que si mencionaba que era Ferdinand quien estuvo a punto de caer, no les importaría regresar y hacerlo. "Lo siento mucho, ____", se disculparon los tres terneros antes de seguir corriendo y jugar en otro lado.

Por otro lado, Ferdinand soltó un suspiro de alivio al ver que no se había derramado el agua de la cubeta. "Eso estuvo cerca. Gracias, ____", agradeció el pequeño mientras continuaban caminando. La pequeña sonrió y respondió: "No hace falta que me agradezcas".

No tardaron en llegar a un rincón donde ya sabía que se escondía una flor en una carretilla. Ferdinand dejó la cubeta y empujó la carretilla. "Hola, amiga. Dije que volvería", comentó el toro, regando la planta con el agua de la cubeta.
La pequeña ternera se agachó para observar mejor la flor y cómo era regada por Ferdinand. Una vez que terminó, olió la flor y preguntó divertida: "¿Huele bien?" Ferdinand se relajó. "Claro que sí. Deberías olerlo". La pequeña lo hizo y quedó maravillada por la flor. "Me gusta mucho su olor pero mas su color, incluso el rojo hace resaltar su belleza", comentó la ternera. Ferdinand sonrió. "Sí, pero no necesariamente tiene que ser roja para resaltar su belleza".

La pequeña se detuvo a pensar mientras observaba la flor. "¿En serio?" giró su cabeza hacia Ferdinand, quien desvió la mirada nerviosamente. Fue entonces que escucharon a los terneros correr emocionados hacia un camión que se aproximaba.

"¡El camión de los ganadores!", exclamó Valiente, seguido por Guapo y de Ferdinand preguntó intrigado: "¿Qué va a pasar hoy?".

Valiente, moviendo su cabeza con seguridad, respondió: "¿No sabes nada, Ferdidand? Si el camión está aquí, es porque el matador va a elegir a un toro". La pregunta de la Ternera resonó: "¿A quién escogerá el matador?". Con orgullo, Valiente proclamó: "¡Claro, a mi papá! Y cuando me salgan mis cuernos, será mi turno". Se apartó un poco para exhibir su pose con determinación.

Visualizó la gloria en una plaza grande, demostrando su fuerza y grandeza. "Llegarán personas de toda España solo para verme a mí", se jactó, mientras los caballos se retiraban y se inclinaban para dejarle paso. "¡El Gran Valiente, el toro más feroz de todos los tiempos!", se proclamaba en la plaza.

entre las flores siempre te encontraré Ole el viaje de Ferdinand Where stories live. Discover now