Edward (3)

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De tener el cabello largo hasta después de los hombros, ahora su hermoso cabello negro la tenía hasta muy por encima de las orejas, justo y muy corto para lo que hubiera imaginado que se refería su gran cambio radical de look

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De tener el cabello largo hasta después de los hombros, ahora su hermoso cabello negro la tenía hasta muy por encima de las orejas, justo y muy corto para lo que hubiera imaginado que se refería su gran cambio radical de look. Pero igualmente se la veía perfectamente hermosa, tal vez ya su melena no fuese naranja terracota como un tiempo pasado lo fue, pero ahora el negro sin duda que le dejaba más salvaje y demandante de lo que alguna vez pudo imaginarse él.

Parvati antes era independiente, aventurera, respetuosa, temeraria y por sobre todas las cosas leal. Ahora no sólo era eso ante mis ojos, sino que también era mucho más que eso, ella es independiente, salvaje, fuerte, mucho más protectora pero con carácter igual o peor de demandante de lo que antes hubiera sido. Sus ojos demostraban sus agallas, su fiereza, la sangre del nativo Quileute la había hecho una mujer admirable, y para su extraña suerte estaba embelezado en esa extraña situación.

-Diablos, mujer. Me deslumbras tu belleza mil veces más de lo que acostumbras, ¿que hiciste a mi esposa y su larga melena? -alagó la voz firme, y asombrada, Leah.

-Pues está aquí, solo que con una bomba bien cargada para dar un susto de muerte a papá. -bromea con toda la gracia y elegancia, dando la vuelta divertida y mirándolos.-¿Es similar al corte de pelo que tenías antes no? Quería algo tuyo pero también algo nuevo en mi look. ¿Que tal me veo?

Verla tan contenta por algo tan sencillo, sin duda era un detalle que lo recordó a cuando era feliz tras cada pequeña aventura que ambos compartían, o cuando corrían por la nieve y ella se tiraba desde lo alto de una montaña de nieve, creyendo completamente en él, sabiendo que la agarría en el vuelo, que nunca la dejaría caer. Esa confianza pura y leal que siempre era y fue Parvati seguía hasta hoy en día.

-Nǐ shì měilì de, shān de nǚ'ér yīnggāi shì. -pronuncia perfectamente en chino, un idioma que había aprendido por capricho para algún día pudiera hacer sentir en casa a su pequeña leona.

Leah se gira para verlo con una confusión completa sin comprender lo que ha dicho, pero al ver cómo su esposa dejó de darse la vuelta tal como una bailarina, y quedar estática mirándolo directamente a los ojos.

-No entiendo tikitaka, maldito cara pálida. -réplica Leah a la defensiva.

Sin embargo, al acercarse como para replicar por algún posible ataque a su impronta y esposa, escucha perfectamente un sollozo retumbar tras su espalda, logrando dar coraje a Leah y agarrar del cuello de la camisa al cobrizo, estando casi fuera de aquel comercio de peluquería.

-Snif... Elle, tranquila... No ha dicho nada malo. -dice Aruna tras un pequeño sonido escurridizo de su conmovida reacción a la frase.

-¿Que no ha sido nada malo? ¡Pero si estas llorando, Aru! -gruñe por lo bajo Leah tras aferrar su mano en el cuello de la camisa blanca del Cullen-Traduce lo que has dicho, maldito.

Las observa discutir, mas que nada por algún motivo tan peculiar presentía que el llanto no era por algo malo que hubiera hecho, sino que había logrado al fin lo que estaba buscando hacer sentir a su amada.

-Dije qué: "Estás hermosa, tal como debe ser la hija de la montaña." -respondió sólo por educación, tras la incomodidad de la esposa de su amada.

Leah frunce el ceño sin comprender porque su pequeña se había emocionado a tal punto de soltar lágrimas de sus hermosos ojos, por lo que voltea la mirada hacia ella aligerando su agarre en el vampiro.

-¿Entonces... Porqué lloras? -pregunta confundida la nativa Quileute.

-Porqué... -empieza a decir Aruna pero sus ojos se cristalizan aún conmovida por la sensación de haber escuchado aquella frase en aquel idioma. Pero sus labios tiemblan y solo se le escapa una risa de costado, incapaz de poder decirlo.

-Porque es el idioma de su hogar al cual amó tanto como nunca te lo imaginarás, además... El nombre de Parvati tiene como significado: "Hija de la montaña..." -explica Edward debido a la ausencia de fuerza vocal que ha logrado causar en su amada.

-Rajiv... Quien me crió me dio ese nombre... Donde el estuvo, tuve una gran vida... China fue mi segundo rumbo, y el camino para estar hoy aquí, mi querida Leah. -explica tras limpiarse la nariz con la manga de su camiseta, dejando su nariz roja- me recordó a mi tierra de origen.

Fue allí cuando escuchó pensamientos como: "carajo, que ridícula me siento", "que vergüenza, tanta rabia para nada", "no sonrías maldito, aun no la tienes de vuelta, ella primero es mía". Leah Clearwater sin duda era una mujer de agallas pero también era incapaz de baja la cabeza avergonzada ante su estado de protección hacia lo que era su impronta.

-Bien, bien, ya comprendí. -gruñe Leah por lo bajo, tragandose la vergüenza de no saber el idioma que ambos se comunicaban.

«Tal vez tengan un idioma por el cual tener una conexión, pero eso no significa un pase libre, cara pálida.» piensa fuerte y a la defensiva Leah.

Mientras que por el lado de Aruna, podía sentir como sus pensamientos iban de aquí para allá, pero un pensamiento entre todos se escuchó más fuerte que otros: "Si que te esfuerzas por tenerme otra vez en tus brazos, porque sabes que donde roces pasto, tocas tierra..."

Edward Cullen sabía que donde toca uno tierra, también la persona sabe donde es su hogar.

-B-bueno, basta de molestias. Volvamos a casa, mañana es viernes y se que cuando lleguemos, probablemente papá aun no esté en casa. Hoy vuelve de la pesca con los tíos, Jacob y Embry. -rompe el momento titubeando Aruna, tratando de recomponer se.

El día miércoles había pasado bastante irrelevante, pero se las habían pasado bien, después de todo pudo volver a saber acerca de los logros que Parvati, ahora conocida como Aruna, había logrado en esta vida. Y sin duda, con cada paso que daba, estaba seguro que pronto la recuperaría. Sabía que teniendo al chucho cerca se le sería algo complicado pero no imposible, ya no pensaba que fuera imposible por cómo los ojos de Aruna se habían iluminado tras hablarle en aquel idioma, si le hubieran dicho que con aquello podría ayudarlo a que su amada vuelva a él, lo hubiera hecho desde el minuto uno.

OS - PARVATIWhere stories live. Discover now