CAPITULO 14. POV RAMSES . TÚ Y TUS JUEGOS PELIGROSOS... (primera parte)

60 5 0
                                    

Quiero estar seguro de lo que hago, pero me cuesta estarlo. La primera vez que se me ocurrió la idea creí que me estaba volviendo loco, pero mientras más la pensé, mejor me pareció.

Estoy cansado de estar todo el tiempo celoso, de molestarme cada vez que el idiota de mi hermano le coquetea a Amelia y después de lo ocurrido entre ellos... estoy agotado de tener siempre tanto miedo. Decirle a Gabriel que se insinuara a Amelia, que buscase su punto de quiebre, que la conquistara, es en definitiva, la peor idea que se me había ocurrido pero también la mejor.

Con Amelia yo no quería puntos medios, quería que me amase o que no me amase, no quería que me amara al mismo tiempo que a mi hermano. Y con Gabriel, por el bien de nuestra relación era necesario que supiese sus verdaderas intenciones con Amelia y que el mismo las descubriera.

Algo me dice que él está enamorado de ella, independientemente de que no haga nada porque es mía, pero necesito saber que no se volverá a repetir en ningún momento lo que pasó con Colton. Que ellos podrán vivir juntos, podrán emborracharse juntos y que no pasará nada.

Esta es la peor idea que he tenido, es demasiado temeraria, demasiado arriesgada y simplemente perfecta.

Llegué a Atlanta sin dejar de pensar en ningún momento en Amelia y Gabriel y el puto pase libre que le di al portugués de mierda ese... tengo que calmarme, todo esto fue mi idea, no es justo que me moleste con Gabriel por algo que le rogué que hiciera...

Tomé un taxi al hotel, Hayden estaba de guardia y no podía recibirme y francamente estaba muy cansado como para tener que ir al hospital primero por las llaves y regresarme a su casa. Una noche en el hotel no me mataría. Llamé a Amelia apenas llegué, fue hasta burlesco que el día de ellos fuese soleado y perfecto y el mío lluvioso y deprimente, solo espero que esto no sea una señal.

El primer día no fue tan malo, o debo decir noche. No sé, en cualquier caso Gabriel le contó a Amelia lo que ocurrió entre ellos, ella recordó y no se lanzó sobre él, ya eso para mí era ganancia. Pero necesitaba acabar con todos mis demonios, por eso no liberé a Gabriel de su promesa, debía buscar la forma de besarla. Esperaba que ella lo golpease indignada, pero si ocurría que ella le correspondía el beso... pues Hayden tendría que adoptarme, porque no podría regresar a la casa.

Desperté temprano en la mañana, completamente ansioso por comenzar mi día con Hayden. Para calmar mis nervios hablé con Amelia, la extrañaba y eso que solo llevábamos separados poco tiempo.

¿Cómo viviría sin ella cuando tuviésemos que estar separados?.

¿Soportaríamos la distancia?

¿Ella lo soportaría?.

La sola idea de imaginarla con otro a su alrededor, sonriéndole, diciéndole cosas lindas mientras yo estuviese a miles de kilómetros de distancia me hacía hervir la sangre. Si debíamos estar separados quería saber que estaría protegida, cuidada de cualquier imbécil, y solo podía confiar en mi hermano para esa misión, necesitaba confiar en él para eso, porque imaginar que él podía ser mi principal competencia me enfermaba.

Hayden me esperaba en la entrada del hospital, llevaba puesta su bata blanca y el estetoscopio guindado de uno de los bolsillos. Me sonrió en cuanto me vio y extendió sus brazos para abrazarme.

—Estás pasando demasiado tiempo con Mike, comenzarás dentro de poco a decirme cariñito.

Él rió mientras palmeaba mi espalda.

—No te me hagas el duro ahora mi rey, que desde que tienes a una muñeca en tu vida, eres más bueno que el pan.

—No una muñeca... la muñeca.

No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora