─ chapter eight

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— Este va a ser un viaje largo. —suspiró el Papu que se había recostado junto a Otamendi en el suelo, utilizando sus mochilas de almohadas.

— Perdón Papu. —murmuró la joven apenada, mordiendo su labio inferior nerviosamente— Perdón a todos en general, posta cuando tengo sueño no me doy cuenta y respondo como el orto, y no se lo merecen.

— No pasa nada, Sol, te estamos jodiendo nomás. —le aseguró De Paul sonriendo— Viajamos con tu hermano y ya pudimos comprobar que es diez veces peor la cosa, ya estamos curados de espanto.

Julián sonrió al recordar como por lo general durante la Copa América era Lio quien se encargaba de lidiar con el Kun mal humorado por el sueño— Podes dormir un rato antes de que tengamos que subir al avión, todavía queda como una hora, por lo menos hasta que nos llamen. —al ver que la chica se removía en el asiento, buscando una forma para estar relativamente cómoda al dormir, Julián colocó una mano sobre la rodilla de la joven, llamando su atención. Un cosquilleo recorrió a Sol de pies a cabeza al sentir el contacto, y notar la forma en la que Julián la miraba, esos intensos ojos chocolate chispeantes sobre ella— Te podés apoyar en mi hombro si querés, no me jode si vos querés aprovechar para dormir más cómoda.

— No te preocupes, así estoy bien, no te quiero molestar.

El cordobés negó rápidamente con su cabeza— Ya hablamos de esto Sol, ya te dije que no me molestas. —Julián se apoyó bien sobre el respaldo de su asiento, sus ojos en la chica— Aprovecha a descansar, se nota que últimamente no dormís bien y lo necesitas, no seas terca.

La menor de los Agüero apretó sus labios en una delgada línea, su mirada fija en el portador de la camiseta número nueve hasta que finalmente asintió— Gracias, posta sos un sol.

— Me parece que esa sos vos. —murmuró con diversión provocando que la chica riera, haciendo alusión a su nombre, y eso fue suficiente para que una sensación de tranquilidad inundara al chico, porque ver a Sol sonreir por algún motivo lograba brindarle tranquilidad y alegría.

Lionel, que no había dejado de observarlos, sonrió recordando las palabras de su mujer. Tenías toda la razón Anto, también me hacen acordar a nosotros. Pensó, una sonrisa pequeña en sus labios al ver como de forma instintiva Julián recostaba su cabeza sobre la de Sol cerrando sus ojos junto a ella.

Sacando su teléfono, abrió el chat con Antonella y de forma discreta le sacó una foto a ambos jóvenes para posteriormente enviársela con un mensaje que decía "Creo que en breve tenemos una araña en la familia."

GRAN PARTE DEL VUELO, Sol la había pasado durmiendo. Había tenido la suerte de quedar del lado de la ventana, compartiendo asientos con Lucila y Celeste, mientras el resto del plantel había quedado distribuido en los demás asientos. Aunque no había tenido la posibilidad de hablar con ellos luego de aterrizar, solo logrando despedirse desde lejos con su mano, ya que los jugadores habían sido rodeados por un gran grupo de argentinos que aguardaban por su regreso con banderas, camisetas y pancartas. De forma discreta, Sol pasó por el costado arrastrando sus valijas para finalmente salir del aeropuerto y tomar un taxi que la llevaría hasta su departamento. Mientras que los jugadores primero harían una parada en el predio de Ezeiza para retirar las pertenencias que les habían quedado ahí, Sol había viajado directamente hasta su hogar, aprovechando que ese día no tenía compromiso alguno para simplemente dormir todo el día.

Dos días habían pasado desde el regreso a Argentina, dos días que Sol había aprovechado para reorganizar todo su departamento, para buscar nuevas ideas con las que trabajar lo solicitado por sus superiores, ideas para los edits, canciones y juegos. Había hablado con las demás chicas, que también habían viajado para Argentina, aunque en vuelos separados para acompañar a sus parejas hasta que fuera el momento de ir a Qatar por el mundial, y ya estaban organizando para juntarse a tomar mates en el departamento de Sol.

DAYLIGHT | julián álvarezWhere stories live. Discover now