—¿Quién? —preguntó sin abrir, era extraño que el jefe de seguridad del edificio no le haya avisado de alguna visita

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—¿Quién? —preguntó sin abrir, era extraño que el jefe de seguridad del edificio no le haya avisado de alguna visita.

—¿Es aquí es la casa de ojitos encantadores aka Yoon Jeonghan? —esa voz, esa maldita y linda voz hizo estremecer al menor.

Jeonghan suspiró y abrió la puerta encontrándose con Joshua y su malévola sonrisa.

—¿Qué estás haciendo aquí y cómo hiciste para que te dejaran entrar?

—Hola para ti también —Joshua puso mala cara e hizo una seña para que lo dejara pasar—. ¿Me dejarás aquí afuera?

—Bien, pasa —Jeonghan se encontró diciendo haciéndose a un lado y sintió a Joshua acercarse mucho cuando entró.

El mayor de inmediato vio a el cachorro y se arrodilló a acariciarlo, al parecer Kkuma lo reconoció y dejó de ladrar recibiendo con mucho gusto las caricias del contrario. Era increíble el hecho de que aquel animalito haya aceptado tan bien a Joshua, cuando literalmente lo conoce hace nada, agregando que no aceptó las caricias de Dawon hasta después de varios meses, aún así no era el humano favorito de Kkuma. ¿Quién entendía a Kkuma?.

—Así que, ¿Cómo? y ¿Por qué estas aquí? —interrogó Jeonghan una vez Joshua se levantó y se sentó en el sofá.

—Si te refieres al como entré sin que no te avisaran antes, eso fue fácil, le dije al portero que era tu novio y venía a dejarte algo importante —Jeonghan abrió la boca y Joshua lo interrumpió antes de que pudiera reclamar aquello—. Además que me dijo que su hija me conocía y grabé un vídeo saludándola, soy la sensación al parecer.

—¿Cómo pudiste hacer eso? —el menor tiró uno de los cojines directamente hasta la cara de Joshua, recibiendo un auch como respuesta—. ¿Estás loco?

—¿Querías que le diga que no al portero?, perdón por no ser así —dijo Joshua sonando un tanto inocente mientras se sobaba la zona golpeada que era su nariz.

—Hablo de lo que eres mi novio, el portero sabe que tengo novia.

—Tal vez el portero sabe que solo es una fachada.

—¿Qué?

—¿Qué? —repitió burlándose Joshua.

—Quiero decir, ¿Cuál es tu afán por el que quieres que te diga que me van los chicos? —preguntó frustrado el más pequeño, cruzándose de brazos en el sofá a la lado de Joshua—. No soy gay.

—Yaaa —Joshua se encontró diciendo, volteándose para ver el perfil fruncido del menor, quien tenía la mirada fija al frente—. Me lo has dicho muchas veces.

—Pero no me crees.

—Si no lo haces ni tu, no puedo hacerlo yo.

—¿Qué quieres que haga para que lo entiendas? —Jeonghan se encontró girando para posar sus ojos con los de Joshua, los cuales estaban fijos en el, con una expresión neutra.

—¿Es a mi al que le tienes que hacer entender?

—Eres tú el interesado.

—Tal vez en realidad sea una ayuda —Joshua jaló sus propias piernas más cerca de los muslos del menor sin quitar sus ojos en el.

—Tal vez eres solo un idiota con el ego en el cielo, quien piensa que todos nos vamos a derretir por el —Jeonghan ataca con voz suave y con la mirada felina perdida con la de Joshua. Joshua asiente suavemente, pasando sus dedos y trazando una línea apenas por el cuello de Jeonghan.

—Tal vez lo piense.

Jeonghan se perdió en el tacto del contrario y no se alejó. Ahora sus dedos estaban pasando por sus mejillas y luego trazando la curva perfecta de su nariz.

Jeonghan tenía los ojos tan preciosos como traviesos, porque no omitieron la vista y miraron con descaro los labios húmedos de Joshua.

—Jeonghan —pronuncia con un tono grave.

Los ojos de Jeonghan se detienen su trabajo en los labios y vuelve a la estrellada mirada del azabache. Joshua pasó sus manos a la nuca de Jeonghan y lo atrajo a él, quedando lo suficientemente cerca como para que sus narices rozaran.

Jeonghan podría alejarse pero estaba ansiando deshacerse de esa pequeña cercanía.

—Eres hermoso.

—¿Si? —Jeonghan parece estático tras la cercanía y tan hechizado con el rostro cerca de Joshua.

—Muy —musita el mayor chocando una vez más sus narices.

Entonces Joshua se atrevió a romper la cercanía, con un beso. Se inclinó hacia él y lo besó con suavidad. Jeonghan jadeó vacilante por el beso pero la chispa que compartía con Joshua en ese acto íntimo era tan grande que cerró sus ojos y se dejó llevar. Los labios de Joshua estaban suaves y fríos, tan ricos que no se quería separar nunca; por primera vez sintió como estallaba ese algo en su pecho.

Estaba jodido.

Joshua jugó con su lengua en el beso y obtuvo que el menor abriera su boca para introducirla en ella mientras acariciaba las mejillas teñidas de rojo del menor. Los dos estaban participando en el beso. Con esa necesidad de más Joshua se apoyó en Jeonghan, cayendo sobre el en el sofá.

Pasan así varios minutos pero para ambos eternas horas. Joshua se separa de él cuando Jeonghan jadea por aire. Sus piernas estaban entrelazadas y el brazo de Joshua apoyado a costado del más pequeño.

Aquella vista era un regalo para el azabache y Joshua solo quería meterlo en una cajita de cristal y nunca perderlo, porque Jeonghan era precioso incluso después de aquel beso, con las mejillas rojas, el cabello revuelto y sus encantadores ojos destellando brillo.

Mierda, no debía pero sentía que no soportaría no ver a Jeonghan.

—Cre- —la voz de Jeonghan es interrumpida por unos nudillos tocando la puerta.

Joshua maldice y se separa de él, solo un poco, para que escuche mejor.

—¿Esperabas a alguien?

—No.

Jeonghan obliga a Joshua a separarse de él por completo y caminó hasta el pasillo de la puerta.

—¿Si?

—¿Han?, Soy Dawon.

La circulación de Jeonghan se corta por unos segundos y va corriendo hasta donde estaba Joshua sentado placenteramente con las piernas abiertas en el sofá.

𝗠𝗼𝘃𝗲 キ 𝘫𝘪𝘩𝘢𝘯Where stories live. Discover now