𝘾𝙖𝙨𝙖𝙩𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙢𝙞𝙜𝙤 「𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊」;:

❥[ CAPITULO XII] ;:♡

    — Quédate conmigo, fue parte del trato —.

Al escuchar aquello su mente se quedó en blanco, escuchaba como su corazón golpeaba desenfrenado su pecho por el nerviosismo y la adrenalina que había pasado anteriormente, relajo su mirada al encontrar coherencia en lo último.
Dio media vuelta para encarar al argentino.

Los labios de Messi temblaban, en este punto no sabía si era por culpa de la grúa brisa de la noche o por aquellos orbes cafés que lo miraban fijamente, sus propias palabras resonaban en su mente.

Idiota, pelotudo negligente

Reprimió un gruñido, esas no eran las palabras que le quería decir al Omega pero ya fue demasiado tarde, sus labios se habían movido solos.
El brazo del mexicano cayó en su costado, su agarre se aflojó soltandolo y recobrando una postura firmé para ver a los ojos al arquero, pasando saliva por su garganta.

Ambos estaban en silencio mirándose tan detenidamente que cualquiera ajeno podría pensar que se estaban desafiando, la brisa fría del país asiático golpeaba suavemente sus cuerpos que provocaba que sus cabelleras se movieran de manera simultánea.
El sol se había escondido entre los grandes edificios de la ciudad, dando entrada a la luna, que brillaba con plenitud en lo más alto del manto estrellado siendo opacada por las luces que mantenían vivas las calles.

Y como en aquella vez en el estadio, sus ojos estaban centrados en el otro, pidiendo en silencio que el otro escuchará las plegarias de un corazón desesperado. Las palabras salieron de sus labios de manera abrumadora, sintiendo de golpe aquel sentimiento de miedo que el de rizos lo dejara sólo con todo esto.
Y es que no, no sentía que tuviera autoridad en la vida del mexicano, literalmente se metió a su vida sin preguntar.

Neymar miraba a los prometidos atentó, unos pasos lejos de ellos, sus ojos recorrían aquella escena incómodo y aguantando las ganas de golpear su rostro por lo que su amigo había dicho de manera imprudente.

Ochoa suspiró cerrando momentáneamente los ojos, esa simple acción hizo que los alfas estuvieran su total atención en él.
Los ojos del arquero se abrieron lentamente mostrando su mirada marrón, en la cual se podía ver el reflejo de la luz. Una sonrisa diminuta se dibujo en su rostro, ese gesto hizo que el pecho del argentino se encogiera al notar los pómulos y la nariz del mexicano ligeramente rojas por el frío.

— El trato, es cierto —. Murmuró despacio, palabras tan suaves que se perdieron en el aire apenas llegaron a sus oídos.
El Omega deslizó sus manos por su vestimenta, metiendolas en los bolsillos del abrigo.

— Lo pensaré, tengo tu número, yo te aviso —. Dio un ultimo vistazo al argentino, dando un pequeño gesto hacia el brasileño en modo de despedida.
Dio media vuelta caminando apresurado hacha el hotel, su Omega interior estaba demasiado inquietó y preocupado que no estaría en paz hasta saber que Kevin estaba bien.

Sus ojos miraron fijamente la espalda del arquero, el cual se alejaba rápidamente y se perdía entre la luz del hotel cuando entro por la puerta de cristal.
Entrecerró los ojos levemente.