—Entendí muy bien, señor. —Exhalaste con la respiración alterada y él sonrió con arrogancia al sentir tu bocanada de desesperación próxima a su codiciosa boca.

—Bien. —Gruñó complacido—. Sé buena chica o tendré que disciplinarte con mano dura.

Su penetrante mirada carmesí te puso tan caliente que cada centímetro de tu cuerpo gritaba por él, lo ansiaba, lo anhelaba... entraba en combustión como si acercaras una llama a la gasolina, embriagándote con su aroma cuando nuevamente acercó sus labios a los tuyos y su olor acaramelado te envolvió como el más dulce de los placeres.

Te permitió que rodearas su cuello con los brazos, descansándolos sobre sus hombros mientras te aferrabas a él con ímpetu, respirando tan pesadamente que casi jadeabas con cada inhalación. Le devolviste el beso con fervor, moviéndote contra su er*cción con giros de caderas que oscilaban entre la estimulación personal y la clara invitación de que se adentrara entre tus piernas. Su mano se desplazó desde tu ombligo hasta el elástico de su ropa interior, enganchando el pulgar para retirarla hacia abajo y así liberar su duro miembro y sus testí*ulos.

Podías sentir su vir*lidad caliente, dura y honestamente más grande de lo que esperabas, apuntando hacia arriba y reposando su grueso lateral en tu vientre. Cuando tu diestra bajó para acariciarlo sin permiso, temiste un poco por la condición en que estaría tu cuerpo tras ese encuentro... preguntándote por un instante cómo caminarías después de que su longitud se abriera paso por tu interior, llenándote por completo. El hombre siseó de placer durante el beso ante tu intrépido toque, sin cuestionarse la opción de escarmentarte por no haberte dado la orden de mast*rbarlo. No obstante, sentiste la emoción estallar dentro de ti por la humedad que ya goteaba de su punta, volviéndote más osada y atrevida para quebrantar su dominio.

—Fóll*me de una maldita vez, oficial. —Rogaste con descaro, bombeando el extremo de su p*lla con impaciencia.

Spicy Candy gruñó, abriendo sus ojos de par en par mientras recibía una mordida arrastrada en su labio inferior. Tu imprudencia, junto con la humedad entre tus muslos, terminó de convencerlo de que estabas en el mismo estado de ánimo fogoso que él, lista y dispuesta a absorber toda la furia s*xual de la que tenía que deshacerse.

El brillo de la duda y la moderación desaparecieron de sus ojos rojos, admirando la mirada lasciva que le procesaste a su cuerpo cuando bajaste tu visión de sus labios enrojecidos a su p*lla. Él estaba tan ansioso..., probablemente más que tú, y aún así no esperaste a que realizara todo el trabajo, sino que optaste por atender su sólida er*cción mientras él decidía qué iba a hacer contigo.

Porque ahora, su enfoque estaba totalmente dedicado a ti y en las palabras que oiría de tu boca traviesa, implorando por más.

Hoh, eso te gustaría, ¿eh? —Preguntó, sonriendo con arrogante sensualidad.

Un tembloroso aliento confirmó sus sospechas, aunque él no era el más indicado para mostrarse altivo y resistir a la tentación de hundirse en tu interior sin más dilación. Su mente le recordó la protección que debíais usar antes de que comenzara a presionarse contra ti y su ronco gemido se mezclara con tu agudo jadeo. Se apropió de tu boca para distraerte con fogoso beso mientras sus dedos palpaban el borde del tocador, hallando un pequeño tirador. Rebuscó un pres*rvativo en la cajonera y la cerró con brusquedad tras obtenerlo a tientas, provocándote un estremecimiento por el ruido inesperado.

Se apartó de tus labios con un último y áspero mordisco, y su mirada lujuriosa se centró en sus caderas, retirándose un poco para acceder a su miembro. Atrapó la esquina de la envoltura del c*ndón entre sus dientes y lo rasgó con cuidado, pero con destreza, antes de deslizar la protección por su palpitante er*cción.

More Spicy, but still Candy (+18) [BakugouxLectora]Where stories live. Discover now