Capítulo II

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—Te veo más tarde —Potter se despidió de ella con una sonrisa y salió del salón. La siguiente clase era inglés, por lo que Jan Di se aventuró a suponer que lo habla con fluidez.

Tan pronto como Potter desapareció de la vista, Jan Di fue asaltada por sus compañeros.

—¿Conoces a Lord Potter de algún lado? —pregunto una voz femenina a la que Jan Di no supo ponerle rostro.

—¿Lord? —pregunto en su lugar.

—¡Oh, vamos! No te hagas la tonta con nosotros. Te la has pasado platicando con él desde que llegó —se quejó alguien de la multitud.

Jan Di no puedo responder a eso, se distrajo por la voz emocionada de una chica.
—Mis padres nunca me creerán cuando les diga que un Lord de la realeza británica es mi compañero de clase.

—Además es tan apuesto y su voz es tan sexy.

—¿Viste sus ojos?

—Nunca en mi vida he visto un verde más hermoso que ese.

—Mencionó a su padrino, me pregunto quien será.

—¿Crees qué sea el príncipe William o el príncipe Harry?

—No seas estúpida, los príncipes son demasiado jóvenes para ser padrinos de Lord Potter.

Jan Di observó confundida como sus compañeros discuten la vida de un extraño, algunos no dejaban de teclear sus celulares y algunas chicas incluso tuvieron el descaro de afirmar que terminarían siendo Lady Potter para cuando llegaran a la Universidad.

La hora del receso no podía llegar lo suficientemente pronto, en opinión de Jan Di. Si lo que decían era cierto y Potter es en verdad un Lord, nunca lo dejarían en paz. Jan Di no pudo evitar sentir lastima por el pobre chico que parece odiar la preparatoria Shin Hwa tanto o más que ella misma.

Si esta bola de adolescentes hormonales e interesados no aprenden a frenarse a sí mismos Harrison Potter se iría antes de lo que cualquier aquí pueda decir matrimonio.

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El bufete parecía algo que te servirían en un restaurante de prestigio. Jan Di intento no verse demasiado sorprendida. No tuvo el valor de servirse algo de lo que la escuela ofrece para el almuerzo por lo que se sentó en la mesa más apartada que encontró y sacó el almuerzo que le envió su mamá.

Solo alcanzó a masticar el primer bocado cuando Ginger y sus compinches entraron en escena otra vez.

—¿Qué es eso que apuesta?

—Huele muy feo.

—¿No puedes comer algo de lo que tenemos aquí? —se quejó Ginger, por fin tomándose la molestia de hablarle directamente.

Jan Di no respondió, solo continuó comiendo con la esperanza de que así se fueran sin tanto escándalo.

Una de ellas resoplo indignada, al parecer nadie nunca las había ignorado con tanto descaro.

—No puedo soportarlo —Ginger saco un perfume de algún lugar y roció la fragancia sobre Jan Di y su comida.

—Dejame en paz —exigió Jan Di, haciendo lo mejor que pudo para proteger su almuerzo del empalagoso aroma.

—Listo, chicas, vamos de aquí —el trío desapareció tan rápido como llegó.

Jan Di las maldijo solo un poco antes de regresar a su comida.

—Eso se ve muy bien, ¿me compartes un poco?

Jan Di levantó la mirada y observó a la sonriente chica delante de ella.

¿Flores O Mala Hierba? Where stories live. Discover now