Cᴀᴘ. 12 𝐸𝑙 𝑏𝑎𝑖𝑙𝑒

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Por la mañana se despertó temprano para desayunar junto a Hortensia. Está vez durmió en su cabaña ya que solo lo hizo 3 veces en esos días, dejo sus cosas listas en la puerta de entrada echándole un último vistazo antes de irse. Salió con un pantalón de pans gris combinado con la sudadera de este y una chamarra extra color negro. Hacia frío y parecía que iba a llover.

Camino hacia la cabaña de Hortensia quien estaba profundamente dormida. La puerta estaba abierta así que se dió el permiso de poder entrar en ella. Con pasos cortos y silenciosos se dirigió a la cama viendo que la manta caía de un lado como sino tuviera el suficiente frío para darse cuenta de que estaba sin la manta en su cuerpo. Subió esta tapándola y subiendo a su lado, su cuerpo se removió para darle un espacio despertando a la bella durmiente.

Abrazo su espalda estando ambas mirando hacia la pared de la ventana, Hortensia aliviaba su respiración siendo más constante pero calmada. Abrió sus ojos temblorosa tocando las manos heladas de la peligris, las junto con las suyas intentando calentarlas y que no muriera de hipotermia a un lado suya.

- Hace frío -se quejo la crestas.

- Si... Estabas destapada, te puse la manta que sino aquí te me quedas tiesa - sonrió. Su nariz estaba un poco roja, el cuerpo le temblaba pero con la ayuda de Víktoria la supo llevar un poco mejor.

-¿Qué hora es?-

- Hmm... Cómo las... 10:30 más o menos -

- ¿Puedo dormir un rato más?- rio bajo tapando su cara. Viktoria agüito su cuerpo con delicadeza.

- No...no duermas tienes que salir de la cama ya -

- 5 minutos...-

- Venga... Antes de que nos vayamos... Vamos a dar una vuelta - insistió. Hortensia aún seguía con sueño pero por ella lo que sea. Se destapó la cara volteando a verla encontradose con su ojo mejor que los días anteriores pero eso sí, con maquillaje.

- ¿Y si nos quedamos aquí...? Solo un rato - Hizo un puchero tierno viéndose aún más adorable con su nariz de Rodolfo.

- ¿Estás cansada o solo tienes frío?- pegó su cuerpo contra el suyo subiendo una pierna a la de Víktoria.

- ambas - sonrió dulce y Viktoria no podía derretirse más en ese lugar helado porque no podía. Era tan hermoso ver su sonrisa ahora sin frenos y cada segundo se le olvidaba que no los traía con ella. Se acercó bruscamente a ella buscando sus labios para darle los buenos días.

Esperanzada a qué sus días en los próximos años fuera así, acarició sus labios contra los suyos luchando por calentar su piel fría sobre ellos vaciando el océano con su sentimiento y llenandose de iluciones al sentir su cuerpo temblar bajo los efectos de su boca.

Suspiro entre sus labios rozando suavemente estos una vez más para así hablar con la mirada. Con cariño y compasión rozaba su nariz cerrando sus ojos mirando hacia abajo examinandola en todas sus posiciones. "Que chica tan lida" pensó.

Acaricio su mejilla viendo sus nudillos con pequeños moretones tratando de calentar su piel morena que pedia a gritos ser acariciada. Miraba sus ojos como la ventana de la vida a la cual la dejo pasar, perdiendose en el azul de su ojo y el resplandecerá de la luz del sol brillaba al compás que este.

- Ah...- saco el aire pesado de sus pulmones. - me encantan tus ojos ¿Te lo había dicho?- sonrió la cretas con un tono rojizo en sus mejillas.

- No, creo que no...- fingió para que se lo volviera a decir. Parpadeo con rapidez pegando su frente contra la suya.

Campamento De Otoño #VolkacioWhere stories live. Discover now