| Capítulo 7 |

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Roma.

—  Camina —  Ordeno mientras presiono la pistola contra su espalda y le doy un leve empujón.

Él camina hasta la puerta y la abre mientras yo sigo apuntándolo. Salimos y le doy un asentimiento a Nick ordenándole que prenda en fuego todo su laboratorio. Subimos las escaleras mientras escuchamos cómo las llamas empiezan a expandirse a nuestras espaldas.

—  Como alguien dispare o se mueva un centímetro no dudaré en meterle un tiro al hijo único de su jefa —  Hago énfasis en la palabra hijo.

Los hombres que custodian la seguridad en la mansión nos apuntan con sus armas al mismo tiempo que apunto directamente la cabeza de Giovanni, Michelle y Nick apuntan hacia los hombres.

Ellos saben que no pueden disparar, ya que si Giovanni resulta herido, Antonella no dudará en matarlos. Caminamos a paso lento hasta la puerta principal de la casa, en dónde Michelle agarra una llave de las tantas que hay en la mesa que yace al lado de esta. Salimos por la puerta con el corazón latiéndome a mil de la ansiedad y los nervios.

—  Vienen más hombres —  Susurra Nick.

La lluvia torrencial de la noche era pesada y angustiante, era una lluvia con fuertes vientos como si un huracán estuviera pasando por la zona.

Michelle presiona la llave y una de las 10 camionetas suena y sus luces parpadean anunciando que está quitando el seguro, seguramente Antonella este echando humos por los oídos. Nick entra en la puerta del conductor después de intercambiar el lanzallamas por las llaves del coche con Michelle.

—  Sube —  Le digo a Giovanni abriéndole la puerta de copiloto mientras yo me subo detrás de él mientras Michelle le apunta, luego invertimos nuestras acciones mientras ella se sube al lado mío —  Apúntale —  Ordenó a Michelle para yo poder sacar al pequeño tigre y dejarlo en medio de las dos.

Nick arranca el coche y las demás camionetas no tardan en seguirnos.

—  Quita el GPS y toda esa mierda —  Digo al mismo tiempo que suena un móvil —  Dámelo —  Estiro la mano a Giovanni —  ¡Que me lo des! —  le grito al ver que no reacciona —  ¿Qué pasó corazón? —  Pregunto con burla —  Te he roto el corazón —  Me burlo.

—  Eres una puta de mierda —  Dice entre dientes mientras me entrega el móvil.

—  No tengo pañuelos para tus lágrimas, cariño —  Sonrío mientras leo el nombre de Antonella en la pantalla del móvil, le quito el GPS y lo dejo a un lado mientras reviso la camioneta por si tiene algún arma, debajo de nuestro asiento solo hay dos granadas y nada más.

Me sobresalto cuando las camionetas que nos persiguen empiezan a dispararnos, Nick sube la velocidad de la camioneta mientras conduce de un lado para otro tratando de esquivar las balas, las luces del coche alumbran muy poco el camino sombrío, es casi imposible ver en esta oscuridad corrompida por la fuerte lluvia.

Parece una película de terror.

—  Mierda —  Gruñe Nick.

—  ¿Qué pasó? —  Pregunta Michelle.

—  Me dieron —  Dice señalando su hombro que sangraba. Suspiro mientras agarro el móvil.

—  Hola, querida —  Contesto la llamada —  ¿Sabes que tu hijo está en estado shock? Pobrecito —  Lanzo una carcajada —  Si no le dices a tus hombres que dejen de disparar, te juro Antonella que le meto un tiro en la cabeza y lo lanzo al barranco que tenemos a un costado —  Digo mirando por la ventana la caída libre que yace a un costado de la carretera, escucho cómo habla por la radio y de inmediato los disparos cesan.

SOMBRAS  (+18)Onde histórias criam vida. Descubra agora