Capítulo seis.

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Capítulo seis.

Ocho meses atrás.



Estúpido Naruto.

Estúpido Suigetsu.

Los dos eran unos idiotas. Ni siquiera debió de ir a esas vacaciones; no quería, sin embargo, su padre le había dicho que era un viaje familiar, para poder apreciarse mutuamente ¿Y donde estaban sus padres? Lo habían dejado en las garras del rubio e ido a dar la vuelta sin él.

Realmente jamás había visitado México, solo conocía lo común de ellos; los tacos. Joder, que de verdad eran una delicia, pero jamás lo aceptaría delante de su delirio rubio.

Joder, ese imbécil.

Suigetsu se había querido pasar de listo, pero por Dios, él era Sasuke Uchiha. No cualquiera podía con su intelecto. No necesitaba que nadie lo defendiera, pero ahí estaba ese tonto vociferando que nadie molestaba a su futuro novio.

En ocasiones se seguía preguntando porque pasaba tanto tiempo con él y luego surgía ese calorcito en su pecho y se recriminaba ser tan débil.

Al final ambos se habían peleado y Sasuke había tomado la primera actividad que miró disponible en el tour para no verle la cara. Si nada como dar un viaje por la selva y llegar a algún cenote a nadar; este tenía el nombre de "Encuentro".

Se preparó lo mejor que pudo, un pantalón ligero, botas cómodas y una camisa de mangas cortas. Se echó repelente biodegradable para los insectos y partió al pequeño bus que los dejaría por el sendero. Contó alrededor de diez personas dentro y suspiró tratando de no pensar en cierto rubio.

Debajo llevaba un traje de baño para disfrutar del cenote.

Tardaron alrededor de una hora en llegar para sentir como la humedad de la selva les daba la bienvenida. Fue de los últimos de bajar del bus y su ceño se frunció al ver a un par de empalagosos ahí.

Todo aquello que le habían enseñado se daba en privacidad, la pareja lo demostraba. Carente de ética moral, afortunadamente no había niños para mirar cómo los tortolos se devoran la boca, fue imposible no hacer una mueca de desagrado pero una tos fingida del guía hizo que todos le prestaran atención.

A partir de ahí el viaje se hizo bastante ameno; la selva era hermosa, se topó con unas cuantas aves y uno que otro insecto. El guía había tomado cierta inclinación hacia él, mostrándose bastante cordial consigo, rayando un poco en el acoso.

Sasuke no pudo evitar acordarse de cierto mocoso, si lo hubiera acompañado tal vez ya se hubiera peleado con él o incluso se hubieran quedado atrás mirando las guacamayas y estuvieran perdidos. No lo sabía, cuando se trataba de Naruto las cosas jamás salen de acuerdo a sus planes.

—¿Así que vienes solo desde Japón? — preguntó en un perfecto inglés el alfa que los estaba guiando soltando una sonrisa coqueta.

—Hmn...

Ni siquiera quería iniciar una conversación. Siguió caminando ignorando con demasía al contrario para poner un límite. Nadie invadía ni su espacio personal y mucho menos su privacidad.

El guía pareció fingir demencia y se quedó un poco atrás para apreciar la belleza exótica que representaba el extranjero. No dudaba que estuviera haciendo el difícil, justo como le gustaban.

Llevaban alrededor de una hora caminando cuando al fin llegaron al cenote. El sol estaba en su pleno apogeo y Sasuke solo pensó en meterse a nadar mientras limpiaba el sudor de su frente.

AyahuascaWhere stories live. Discover now