Una Peonia Oscura.

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Ahora más que nunca estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible para sentarse en aquel trono, ese que por derecho le tocaba. Sería el emperador de Yang y para lograrlo, no le importaba que métodos utilizaría.

...........

- Espera...- Se quejó.- Majestad.

- ¿Que tengo que esperar?.- Propinó una mordida en el cuello de su omega.

- Se te está olvidando donde estamos.- Luchaba por impedir que su alfa arrancara sus pantalones.

- No se me olvida...pero no me importa.- Sonrió.

- Afuera están los ministros esperando por ti. ¿Que dirían si se enteran que su emperador los hizo esperar sólo para realizar actos lascivos conmigo?

- Se dice "Hacer el amor" llámalo correctamente.- Frunció el ceño mientras trataba de desajustar el cinturón de su omega.- ¿Por qué esta porqueria es tan complicada?

- No tires.- Soltó una carcajada.- Es un regalo de la emperatriz madre. Si lo rompes tendrás problemas.

- Si no quieres que lo rompa ayudame a desajustralo.

- Me pregunto cuando vas a calmar esas ansias.

- Nunca.- Volvió a morder su cuello.

- Si no fuera porque decidí tomar precaución, a estas alturas hubiéramos tenido una enorme camada de cachorros.

- Esa no sería mala idea. Incluso podriamos crear nuestro propio ejército personal.

- Claro, como no es su majestad quien los tendrá.

- Vamos mi querida luna.- Susurró a  su oído.- Dejame llenarte un poco.

- ¿Solo un poco?.- Rodó los ojos mientras desajustaba su cinturón.- Tu no conoces el significado de esa palabra.

- Siendo sumamente sincero contigo...- Se sentó para luego dejar su ya erecto miembro al aire.- Contigo no puedo tener solo un poco.- Relamio sus labios.- ¿Siéntate aquí? Posicionate en tu trono.- Bromeó con una voz coqueta.

Zhan quería mostrarse indignado ante las palabras de su alfa pero era algo imposible pues este tipo de cosas, ese atrevimiento, eran de las cosas que más le fascinaba.

Todo este tiempo a su lado había sido suficiente para conocer un lado de su alfa que nadie conocía. Debajo de aquella fachada sería e imponente se ocultaba un hombre juguetón y sensual, alguien capaz de hacer reír y sonrojar a la misma vez.

Nunca le ha negado a su esposo el derecho a satisfacer su deseo, solo se divierte al fingir resistencia. Le gusta molestarlo, porque sabe que haciendo eso lo único que logra es aumentar aquel apetito.

Amaba a su alfa, amaba todo de él. Su ímpetu, su fuerza, ferocidad, incluso su gran apetito sexual, Wang Yibo era su hombre y por él era capaz de todo.

Así que cuando recibió aquella invitación, no dudó en aceptarla. Gustoso se giró dándole la espalda a su alfa para luego posicionarse sobre él.

Lentamente fue descendiendo mientras engullia aquel duro trozo. No importaba los años que llevaban juntos, mucho menos que cada día antes de salir el sol hicieran el amor, siempre que era invadido por su alfa, la sensación era la misma.

Su respiración se cortaba y su corazón golpeaba fuerte su pecho. El hombre que lo poseía era sumamente grande y capaz de satisfacerlo por completo.

El omega arqueo su espalda al sentirse completamente lleno, sus manos se aferraron a la gran mesa y un bajo gemido fluyó de sus labios como un gemido.

Yizhan.Where stories live. Discover now